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Cultură

Lo maravilloso de ser 'una zorra'

Hay belleza en tomar a alguien de la mano mientras lo penetras, sientes los latidos de su corazón y escuchas su respiración. A veces es suficiente con compartir esa sensación y nada más.

El autor, su marido y su novio. Foto cortesía del autor

Después de leer un artículo de opinión del escritor británico Dylan Jones, me di cuenta de que soy una zorra, una zorra de primera categoría.

En su artículo, Jones narra la vez que le llamaron "puta" cuando durante una conversación en una fiesta confesó que se había acostado con cerca de 400 hombres. Para mí, 400 es un número bajo.

Lo peor fue la serie de comentarios que siguieron al artículo de Dylan, en los que los lectores decían que acostarse con tantas personas es señal de una autoestima y unos estándares bajos, e incluso sugirieron que tenía "problemas de salud mental", como si el valor de una persona disminuyera con cada polla o culo.

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También hubo comentarios de gente con actitud positiva ante el sexo que lo felicitaron por su honestidad y desestimaron a los puritanos. No quiero imaginarme lo que dirían de mí esos moralistas de mente cerrada.

Acostarse con 400 hombres da una media de 40 al año. Mi marido Alex y yo nos habremos follado a unos 40 tíos durante nuestra luna de miel de cinco semanas por Europa.

Tuve mi primer trío a los 14 años, con dos chicos que eran vecinos míos. Practico el sexo regularmente desde que tengo 16 años. Llevo 32 años follando —32 por 40 es igual a 1.280—. Y me parece poco. El número real de hombres con los que he dormido hasta ahora, según mis cálculos, oscila entre esa cifra y los 3.500.

En mi vida he follado mucho y me considero un afortunado.

Lo que importa es la calidad del tiempo que compartimos, no importa si es mucho o poco. Todos los días me recuerdo a mí mismo que cada hombre con el que tengo sexo es un ser humano y que lo puedo amar por unos minutos

El sexo no consiste solo en correrse. Implica conexión e intimidad. Incluso cuando lo haces con desconocidos, hay algo de magia; chupársela a un desconocido en un baño puede ser igual de íntimo y sorprendente que cualquier otro tipo de práctica sexual. El sexo es trascendental y hermoso, incluso si ese desconocido te empuje, se suba la cremallera y se vaya. O aunque nunca lo vuelvas a ver. A veces, sobre todo si no lo vuelves a ver.

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En mi adolescencia pasé muchos fines de semana en casa de mi mejor amigo. Nos quedábamos todo el día viendo la tele mientras yo se la chupaba. Después me iba solo al parque. Creo que tenía como 16 años. No pertenecía a una comunidad.

No sabía qué significaba ser gay. Y a pesar de ser un adolescente cachondo, no iba al parque solo para follar. Iba en busca de un lugar en el que sentirme parte de algo y con personas como yo.

Hay belleza en tomar a alguien de la mano mientras lo penetras, sientes los latidos de su corazón y escuchas su respiración. A veces es suficiente con compartir esa sensación y nada más

A finales de la década de los 90, me mudé a Los Ángeles y me di cuenta de que estaba solo en una ciudad nueva. Acababa de leer Numerados, de John RechydeNumerados, de John RechyJohn Rechy, una verdadera biblia del ligoteo gay, y poco después empecé a merodear en las sombras del Parque Griffith para devorar todo y a todos los que encontraba. Ahora sé que lo que buscaba, más allá de sexo, era amistad y una forma de tener intimidad con otra persona, aunque fuera durante unos segundos.

Pasé horas besando, follando y tomando de las manos a desconocidos mientras ellos se masturbaban, susurrando cosas a unos oídos desconocidos, compartiendo instantes perdidos que nunca se borrarán de mi recuerdo.

Hay belleza en tomar a alguien de la mano mientras lo penetras, sientes los latidos de su corazón y escuchas su respiración. A veces es suficiente con compartir esa sensación y nada más. De vez en cuando, en momentos de soledad, autodesprecio y desesperación, nos encontramos y nos damos consuelo por unos minutos en un mundo oscuro y solitario.

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Y no es algo de lo que me avergüence. Me he follado a personas increíbles, personas que ahora amo y que son muy valiosas para mí. Estas personas harían todo por mí y yo también haría todo por ellas.

Una vez escuché sin querer a un hombre decirle a otro: "Ese tío ha follado con tantas personas que para él el sexo ya no significa nada. Es adicto". Pero el sexo todavía tiene significado para mí. Con algunos hombres, es algo mágico, como si estuviera ocurriendo algo muy importante.

Me he follado a personas increíbles, personas que ahora amo y que son muy valiosas para mí

Me niego a humillar a una persona por sus decisiones, incluso si son decisiones que yo jamás habría tomado. Durante doce años de m vida, estuve inyectándome heroína a diario. Fui chapero. He follado a cambio de una raya de coca. He visto morir a hombres que amo en mis brazos. He robado a personas que lo son todo para mí. He sido egoísta, grosero y ruin. He mentido, he engañado y aun así encontré la redención —una forma de quererme tal como soy, de perdonarme y de buscar a los que he herido e intentar compensarles—.

Somos seres rotos que vivimos en un mundo hostil. ¿Por qué no habríamos de ser buenos el uno con el otro? ¿Por qué no habríamos de follar, apoyar, querer y amarnos unos a otros? Quiero que la gente ofrezca y reciba todo el amor del mundo. Quiero que mi marido se enamore y practique todo el sexo que pueda durante toda su vida y quiero lo mismo para nuestro novio. Es algo que quiero para todos los hombres con los que hago el amor, ahora y en el futuro…

Lo que importa es la calidad del tiempo que compartimos, no importa si es mucho o poco. Todos los días me recuerdo a mí mismo que cada hombre con el que tengo sexo es un ser humano y que lo puedo amar por unos minutos. Que puedo abrazarlo y protegerlo. Ese es el valor de lo que somos y el valor que podemos ofrecer.

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