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Comida

¿Qué tan malo puede ser comérsele el pene a un toro?

Se dice que comer pene trae beneficios para la salud, que van desde la virilidad hasta la cicatrización. En muchas partes es considerado una delicadeza culinaria.

El menú de Feng Mao Mutton Kebab

Hace unas semanas, una tienda de comida en Austin, Texas, fue demandada luego de que “accidentalmente” vendieran pene de toro. El pedazo de carne, llamado “pizzle” (vergajo), supuestamente fue etiquetado como “carne comestible, no destinada para consumo humano”. El gerente de la tienda lo empacó y lo puso en un estante.

Cuando escuché la noticia pensé: no hay nada raro en que en Austin coman penes, es de esperarse tratándose de Austin. Luego añadí: ¿hay algo de raro en eso?

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Decidí intentarlo y me fui a Feng Mao Mutton Kebab en el barrio coreano de Los Ángeles. Allí, el pene de toro no solamente es algo normal en el menú sino que es uno de los platos más vendidos. Feng Mao es el típico sitio de parrillada coreana, donde cocinas tu comida sobre una pequeña fogata en tu propia mesa. El pincho de pene se vende por solo $1.50, una ganga. Así que ordené dos trozos de pene, otro de carne y costillitas para comparar el sabor.

Cuando la carne llegó, cruda y cortada en rodajas finas, parecía más un montón de orejas que una erección. Los filetes no superaban un cuarto del diámetro, lo cual no dejaba de sorprenderme dada la reputación del gran-dote de los toros. Le pregunté a la camarera algo un tanto embarazoso, como: “¿cuándo debo sacar mi pene de la parrilla?”, mientras lo sacudía sobre la fogata. Al tiempo que se cocinaba, la carne chorreaba una sustancia aceitosa sobre las llamas.

Pinchos de carne cruda. Las rebanadas de testículos de toro están al fondo.

Cuando la camarera me dijo que estaba listo, saqué mi pene con los palillos. Se había marchitado y tostado en las llamas, pero permanecía un tanto pálido en comparación con las otras carnes, que se habían dorado considerablemente. Probé un pedazo. El “vergajo” tenía un sabor parecido a la cola de cocodrilo: chicludo, un tanto duro, con un sabor medio suave medio sucio. El primer bocado no fue tan genial, especialmente al compararlo con la jugosa carne que estaba al lado del pene en mi plato. Pero después de la segunda mordida, decidí que esos bordes crujientes mitigaban la textura gomosa, y con algo de condimento resaltaba el sabor. El vergajo me estaba gustando.

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Pedazo de vergajo en llamas.

Un puñado de culturas le otorgan cualidades saludables a ingerir pene. Los atletas chinos son conocidos por roer pene de ciervo para cicatrizar algunas heridas, y otras preparaciones –especialmente con pene de yak– son conocidas por sus propiedades afrodisiacas. En Jamaica, el pene de toro se cocina con ron, banano y pimienta para preparar un manjar llamado cow cod soup. Hay versiones similares de esa sopa en Bolivia, donde lo llaman caldo de cardan, y en Malasia, donde preparan la sopa torpedo. No es algo tan terrible, si consideramos que en el oeste norteamericano comemos las “Rocky mountain oysters” (testículos de toro maceradas y fritas) y hot dogs.

Un pincho de pene de toro de Feng Mao Mutton Kebob

Me las arreglé para terminar uno de los pinchos de pene antes de tirar el plato. ¿Lo comería de nuevo? Quizá, si estuviera en un lugar donde solo comieran pene de toro y nada más. Pero definitivamente no estará en mi lista de mercado en un buen tiempo.

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