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Cultură

Cosas que aprendes como papá primerizo

Tener un bebé es como si un enano regordete que babea llegara y robara tu vida. Esa vida relajada que tenías, en la que salías a beber, al cine o a cenar a un restaurante se acaba en un instante.

Ilustraciones por Dan Evans.

Tener un bebé es como si un enano regordete que babea llegara y robara tu vida. Esa vida relajada que tenías, en la que salías a tomar una cerveza, al cine o a cenar a un restaurante, se acaba en un instante. Ahora te emocionas si puedes ver diez minutos la televisión sin escuchar gritos como los de Linda Blair en la habitación de al lado.

Nadie te dice de verdad lo mucho que cambia tu vida cuando tienes un bebé. O tal vez sí, pero estás demasiado aburrido como para hacerle caso a esos amigos porque, ya sabes, son papás y ahora son aburridos. "Ya dejen de hablar sobre mocos, pedos y reflujo", dirás porque estás en medio de una discusión súper importante en Twitter y esa pizza no se va a ordenar sola.

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En lo personal, sigo sin creerlo y ya han pasado casi siete meses. Para alguien que aprendió las lecciones básicas de la vida con The Replacements y Holden Caulfield, el concepto de paternidad es completamente ajeno. Tu mundo gira en torno a preocupaciones adolescentes, no en torno a responsabilidades y al futuro. Creí que la experiencia que adquirí como tío y saber la letra de la canción "The Living Years" de The Mechanics me ayudaría, pero no fue así.

El primer golpe que te da la paternidad es darte cuenta de que eres irrelevante, porque el bebé no interactúa contigo durante los primeros meses. Todo se trata sobre la relación madre e hijo o hija, y tú sólo estás ahí para ayudarlos a hacer la danza de madre e hijo. Eso significa que tienes que cocinar y limpiar porque ambos dependen de ti. No tienes tiempo de echar la flojera o hacer bromas sobre bubis. Pasar de "donante de esperma" o "coleccionista de cómics" a "padre responsable" resultó ser todo un reto.

A continuación voy a explicar algunas de las cosas que pasan cuando tienes un bebé. Advertencia: ahora toda tu vida gira en torno a popó.

Es imposible estar "preparado"
Cuando provienes de una familia disfuncional, ves el concepto de paternidad con más claridad que muchas otras personas. Mi primer conflicto con la paternidad comenzó cuando mi mamá nos repetía a mi hermana y a mí que tener hijos era una maldita pérdida de tiempo. "No tiene caso tener hijos", decía una y otra vez, generalmente cuando íbamos a cumplir años. Esta es la clase de cosas que uno recuerda al momento de tener sus propios hijos.

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El segundo y más importante conflicto es lo increíblemente inmadura que es mi generación. Yo lo soy. Somos un montón de bebés adultos que están muy lejos de la madurez. Somos freelance que rentan departamentos y que no pueden comprometerse a sus clases de manejo o a su membresía en el gimnasio. Corremos constantemente el riesgo de exceder nuestra línea de crédito. No sabemos alimentarnos bien. Algunos de nosotros salimos demasiado y nos aferramos a la idea de que seguimos en la universidad por el mayor tiempo posible.

La falta de seguridad, mes a mes, era suficiente para disuadirme de querer traer un niño al mundo. Pero pasó. Decidimos tener un bebé, pero me despidieron dos meses antes de su nacimiento. Malditos. Esto me hizo sentir como Peter Pan y me di cuenta de que no estaba listo.

Tratar de vestirse como adulto para las reuniones de adultos
He usado pantalones de mezclilla y botas por diez años. El New Rock es mi esfera. Como futuro padre, mi vestimenta se volvió importante y me di cuenta de que denotaba mi falta de madurez. Quizá todo fue a raíz de nuestra primera clase de parto, cuando llegué vestido con una chamarra de cuero, una playera de los Black Lips y jeans rotos. No puedo describir lo que se siente practicar varias posiciones de parto con temor a que tus bolas se salgan por el hoyo que tiene la entrepierna de tu pantalón.

Ese día no pude dejar de pensar en una cosa: si la ropa hace al hombre, entonces debo ser un eunuco. Un eunuco que compra su ropa en Topman. De pronto, la ropa que antes me había hecho sentir cool ahora me hacía sentir pequeño y desesperado. Aunque, obvio, no tan ridículo como la pareja de góticos victorianos que llegaron luciendo todo el esplendor de sus sombreros de bombín.

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Después llegué a la sala post parto y todas las enfermeras se me quedaban viendo. Por lo tanto, si quieren que te tomen en serio como futuro papá, es mejor que no llegues a reuniones importantes vestido como si fueras a un concierto que pasó en el 2002.

No tienes que fingir que estás feliz y que no tienes miedo
Siempre he tenido una actitud cínica y pesimista. Tratar de seguirle la corriente a la mafia que controla el mundo de los nuevos padres con su lema de "la paternidad es mágica" resulta muy difícil. Es horrible tener que lidiar con la amplia gama productos Cath Kidston tanto antes, como después del parto. Todos fingen que todo está bien cuando en realidad se están muriendo por dentro. Si te pareces aunque sea un poco a mí, vas a ser la única voz gritando "¡Ah! ¡Por Dios, esto es demasiado! ¿¡Por qué nadie me lo advirtió!?"

No es tan malo ser esa persona. Todos se sienten igual, sólo son mejores que tú fingiendo. Pero llega un momento en que dejas tener tanto miedo. El alcohol ayuda mucho.

Nada en este mundo te puede preparar para cuando llegue el bebé
Todos tenemos una vaga idea de lo que es tener un bebé, ¿no? Tal vez se parece a una escena de Ligeramente embarazada o del programa One Born Every Minute. De inmediato te das cuenta de que cada experiencia de parto es única y que en realidad nadie sabe nada. Ninguna escena de ninguna película te va a enseñar nada. Resultó que la nuestra fue espantosa. Durante nueve meses, el embarazo no tuvo complicaciones, no obstante, cuando llegó la hora de que el bebé dijera: "¡Hola a todos!", las cosas se pusieron feas. Después de días en labor de parto en hospital (donde me di cuenta de que nuestros nuevo mejores amigos se llaman " TENS" y "Petidina"), nuestro bebé comenzó a perder oxigeno muy rápido.

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Se activó la alarma y llevaron a mi esposa a la sala de emergencias. De pronto todo fue demasiado real. Demasiado ruidoso. Ella estaba acostada en la mesa quirúrgica bajo una luz deslumbrante y cerca de ocho doctores alrededor de ella. Yo no podía hablar, estaba aterrado y creía que los dos iban a morir. Una enfermera tomó mi mano, me guió a un cuarto y me dijo que me pusiera una bata quirúrgica. Agarré la primera que vi: era talla extra grande y color azul. Me veía como un niño en la bata de un hombre —de hecho, era una metáfora visual bastante acertada. Antes de que anestesiaran a mi esposa, me dijo unas palabras de consuelo. "Algo no anda bien en esta imagen", pensé para mis adentros.

Vas a sentir como si tuvieras la peor cruda de tu vida
¿Recuerdas esa vez que te fuiste de fiesta toda la noche y tuviste que levantarte a las 7AM al día siguiente para ir a trabajar y darte cuenta que iban a hacer una serie de retos deportivos pata mejorar su trabajo en equipo? Pues no se compara con ser papá. Vas a perder la cabeza cuando recuerdes tus años de oro cuando creías que se te había acabado la energía y tu cuerpo se sentía como una cáscara sucia y rota. No estabas cansado. No tenías idea de lo que es "estar cansado".

Cuando tienes un bebé, empiezas a decir cosas como "Anoche dormí tres horas, fue genial", a los otros zombies parlantes. Terminas actuando como un personaje de Réquiem por un sueño, es decir, vas a balbucear, caminar torpemente o hasta alucinar. Vas a terminar utilizando palabras que no existen (un día se me olvidó la palabra "queso"), las cuales no son tan malas como las conversaciones a medio terminar que poco a poco se desvanecen y se olvidan. Vas a hablar sobre sueños de los que, según tú, todos están al tanto (aunque no es cierto). Todo lo que sale de tu boca suena como un haiku extraño. Y ni hablar de la paranoia…

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Te acostumbras a lucir como un montón de composta andante
Sonar como loco es una cosa pero déjame advertirte que la paternidad te hace lucir terrible en poco tiempo. Tus nuevos estándares de vestimenta parecen ser algo entre un delincuente que acaba de salir de la cárcel y el tío raro que vive en su auto y siempre huele a humedad. Te conviertes en el normcore de tus pesadillas que espera con ansias el fin de semana para escaparse a The Home Depot. Tu ropa siempre tiene manchas de dudosa procedencia y probablemente huele a jugos gástricos. Cada día te acercas más a vestirte de pies a cabeza con ropa de American Eagle.

Tu mente está llena de popó todo el tiempo
Si no solías hablar mucho sobre excremento, debo decir que eso está a punto de cambiar. Te va a obsesionar la textura de la mierda, el color (mi imagen mental de mierda es algo así como un catálogo de tonos para las paredes), la frecuencia con la que sale y cómo huele. Incluso podrías llegar a disfrutar el aroma. Ahora es toda tu vida. El asco quedó en el pasado, igual que como cuando no querías ir a dormir las 7PM. ¿Recuerdas cuando solías hablar sobre la conspiración heternonormativa presente en todas las películas de Michael Bay? ¿¡Lo recuerdas!? Probablemente no. Ni siquiera recuerdas lo que dijiste hace cinco minutos.

No hay problema, en serio
Porque a pesar de este tornado de mierda y lágrimas, lo que más importa es tu bebé. Sí, te roba el sueño y la cordura, pero esa ternura lo compensa de alguna forma. Incluso en medio de la locura de las 3:57AM, su belleza trasciende la situación. La paternidad es el viaje psicodélico más raro de toda tu vida. Es como si te golpeara un rayo todos los días.

El único cliché de bebés que se aproxima a la realidad es que nunca antes habías tenido esta capacidad de amar como lo haces ahora. Un amor puro y aterrador que hace que te duelan los huesos. Un amor que vuelve insignificante todo lo demás que has hecho en toda tu vida cuando ves esos ojitos que tú creaste. Unos ojos que alguna vez no fueron más que sexo. Incluso en los momentos más rutinarios, como cambiar un pañal pesado y caliente o arreglar el asiento del auto, hay una pureza en la situación que hace que todo esté bien. Incluso cuando te orinan encima, como a mí, justo ahora.

@PriyaElan