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Copa América Centenario

La Copa América Centenario podría ser el último tren para Jürgen Klinsmann

La falta de identidad de la escuadra de las barras y las estrellas ha despertado dudas desde que Jürgen Klinsmann tomó el cargo como D.T. ¿Podrá redimirse en esta edición de la Copa América?
Sean Pokorny-USA TODAY Sports

Puedes llamarle "la edición especial de la Copa América", en palabras de Michael Bradley.

El primer torneo de futbol de gran importancia disputado en territorio estadounidense desde el Mundial de 1994 debería ser, y es, una gran oportunidad para la selección estadounidense de futbol. Entre algunas de las cosas más reconfortantes de cara al partido inaugural de hoy ante Colombia está la ausencia de aquellos que le restan importancia a la competición. El entrenador Jürgen Klinsmann dedicó parte de su conferencia de prensa del jueves a hablar del trabajo preliminar en caso de que los Estados Unidos se desvanezcan en la fase de grupos (Colombia y Costa Rica participaron en el Mundial de 2014, y Paraguay está clasificado por la FIFA en el lugar 44 del mundo), pero nadie, ni siquiera Klinsmann, sus jugadores, o cualquier otro, han disminuido el impacto de lo que está por arrancar.

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"Es un gran parámetro", dijo Klinsmann. "Se trata de ver qué tan bien estamos. ¿Estamos listos para competir [con los mejores del mundo] de tú a tú? ¿Podemos vencerlos y llegar lejos en el torneo? Creo que sí. Creo que tenemos la capacidad y la calidad. El impulso, el talento, pero tenemos que demostrarlo".

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La pregunta obvia es ver si pueden. Cinco años bajo el régimen de Klinsman es justo preguntarse exactamente cómo pueden lograrlo. Cuando Klinsmann tomó el cargo, los estadounidenses eran los mismo de siempre: conservadores pero tenaces, limitados, pero mentalmente aferrados. Nombrar como entrenador al ex DT del Alemania fue reconocer la necesidad de aspirar a cosas más grandes, a una meta que valiera la pena y que parecía hecha a la medida para alcanzarla. En cuanto Klinsmann cruzó la puerta proclamó que esta era, su era, en el futbol estadounidense sería caracterizada por "un estilo de juego más proactivo que se buscaría imponer sobre el oponente, en lugar de relajarse y esperar a la respuesta del contrincante y reaccionar".

Luego de un ambicioso arranque, la visión de Klinsmann ha reculado en un protagonismo a medias. Sin duda ha cosechados éxitos en el camino —por ejemplo, ningún entrenador estadounidense en la historia reciente ha sido encomendado para aumentar la formación de jóvenes de tal manera—. Pero en realidad no hay una identidad dentro del campo por los constantes cambios de formaciones, arreglos en las posiciones y cambios tácticos presentados en la última mitad de la década.

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El ejemplo más reciente es la actual formación 4-3-3 por la que optaron luego de la lesión de Jozy Altidore. Hasta el momento ha funcionado: desde el cambio, el conjunto ha ganado dos partidos y mostró, por momentos, su versión más dinámica desde su partido de preparación rumbo a Brasil 2014 ante Bolivia. En particular, Bradley luce rejuvenecido luego de haber regresado a la posición en medio campo en la que fue exitoso a nivel de club, en contraste con el encasillamiento como diez que restringió sus fortalezas.

Alejandro Bedoya podría entrar o salir de la nueva formación. Gary Rohman/MLS/USA TODAY Sports

Pero incluso esto es parte del acertijo que es Klinsmann. La línea de ataque podría ser un desastre en potencia, conformada por los delanteros centro Bobby Wood y Gyasi Zardes jugando como carrileros, y con Clint Dempsey forzado a aguantar en el centro o a cansar sus piernas de 33 años corriendo por todos lados como un falso nueve. Tampoco hay un mediocampo verdadero que reemplace a Bradley cada vez que suba a distribuir balones. Los constantes cambios en la alineación han obstaculizado cualquier esperanza de química genuina entre John Brooks y Geoff Cameron en la central.

Entre las claves más importantes para mantener una alineación sólida esta Alejandro Bedoya, el jugador encargado de mantener el balance entre la ausencia de Bradley y la defensa a medias de Jermaine Jones en medio campo. Con 29 años, Bedoya ha evolucionado en un jugador completo. "Cada vez se le ve más maduro", dijo Klinsmann. "Entiende que está llegando a una edad donde la gente espera más liderazgo y responsabilidades". O como Bradley lo ejemplificó brevemente, "es mejor" de lo que solía ser.

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¿Pero en realidad Bedoya es el indicado para las formas que los estadounidenses necesitan? Si no logra imponerse en ambos lados del campo, el medio campo no generará suficiente a la ofensiva o a la defensiva como para lograr borrar las imperfecciones. Es una tarea difícil para un jugador que exhibe más compromiso que excelencia. En un mundo ideal, Bedoya no tendría que ser así de exigido.

Sin embargo, se puede perdonar casi por completo a Klinsmann por forzar las piezas para que encajen porque no hay suficiente talento a la mano para hacer que cualquier filosofía funcione. La ausencia de Timmy Chandler significa que incluso cuando Klinsmann quisiera regresar a Fabian Johnson a su posición en las bandas, donde se le vio bien este año en la Bundesliga, los estadounidenses tendrían que hacerse cargo de una banda izquierda descuidada que la defensa de Edgar Castillo jamás podría cubrir (algunos dicen que la presencia de Timmy Chandler tampoco resolvería este problema). SI regresa a la formación 4-4-2, no hay jugador que cuide el flanco derecho, mientras que en el medio campo Bradley estaría incompleto. La opción 4-5-1 probablemente requiera sentar a Dempsey o Wood, los dos anotadores más dependientes del equipo. Es un acertijo donde cada nuevo movimiento exhibe un defecto.

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De alguna forma tendrá que funcionar ante el magnífico sorteo en la Copa. Colombia es el tercer equipo de la clasificación mundial y le sobra calidad técnica; en palabras de Klinsmann, "se merecen ser nombrados los favoritos" para llevarse el torneo. Costa Rica superó a cada uno de los equipos de la CONCACAF en la Copa del Mundo de 2014. Paraguay, el equipo peor clasificado del grupo, eliminó a Brasil en la Copa América del año pasado para colarse hasta la semifinal.

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No debería sorprendernos escuchar a Klinsmann reducir las expectativas que ayudó a fijar hace menos de diez días, cuando declaró que la meta del equipo era llegar a semifinales. El jueves, Klinsmann declaró, "Creo que contamos con jugadores lo suficientemente fuertes y talentosos para vencer a Colombia". Es una postura esquizofrénica: por un instante se pavonea, asegurando que "no tenemos miedo", sólo para reafirmar un minuto después que pasar de la fase de grupos sería en sí un gran logro.

De todos modos, aunque Klinsmann suavizó la presión pública, también reconoció la dura verdad: "se trata de ganar". Si la debacle en la Copa Oro del año pasado fue "un aprendizaje" para jugadores como Wood, Brooks, y DeAndre Yedlin, entonces ahora es el momento para demostrarlo. "Y", añadió después sobre el tema de las expectativas, "lo mismo aplica para el entrenador".

Sin duda esto será del agrado de los detractores de Klinsmann que lo han querido despedir desde hace un año. Pero el Presidente de la Federación estadounidense sigue siendo el aliado más grande de Klinsmann, e incluso una miserable fase de grupos no le garantiza su salida de forma inmediata. "No creo que su trabajo esté en riesgo", Brad Friedel, ex portero del combinado de EE.UU y actual entrenador de la sub-19, comentó para VICE Sports. "Cuando los jugadores dejan de trabajar para un entrenador, entonces el trabajo está en riesgo".

Pero en cuanto a los jugadores, el margen de error de Klinsmann se hace más pequeño, y aunque los países detestan reemplazar entrenadores a mitad de la clasificación para la Copa del Mundo, el mismo Klinsmann fue nombrado exactamente bajo esas instancias. El fracaso en la Copa América podría ser el final para el alemán, si no ahora tal vez en algún punto en el futuro. No hay un mejor escenario en el horizonte para el futbol estadounidense, y por ende es imperativo que la selección de las barras y las estrellas demuestre que puede codearse con los grandes de este deporte.

Sobre todo, a Klinsmann le haría bien prestar atención a sus palabras arriba del podio.

"Los estadounidenses son muy ambiciosos", le dijo a su audiencia. "No les gusta quedarse atrás".