Parientes culturales: Paul Scholes y Ray Allen | ES | Translation
Illustration by Dan Evans

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silenciosos pero mortíferos

Parientes culturales: Paul Scholes y Ray Allen | ES | Translation

Paul Scholes y Ray Allen comparten un silencio similar a la hora de jugar. Ambos son discretos e infalibles.

No hace mucho, durante un trailer de la cadena BT Sports, se dio un momento inusual. Desafortunadamente no pude encontrar el vídeo en internet porque el mundo no es un esclavo al que pueda ordenarle todo lo que deseo. Básicamente, los expertos de BT Sports —Rio Ferdinand, Robbie Savage y los demás— tenían que brincar sobre trampolines, presuntamente para demostrar su entusiasmo por la apuesta de BT que consistía en poner en juego la granja de uno de los accionistas durante un partido de futbol. Solo uno se negó a brincar. Cuando la cámara lo enfocó, el personaje en cuestión respondió con una mueca "No lo haré".

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Hay dos formas de interpretarlo. La primera interpretación consiste en que los magos de los medios decidieron que Scholes respondiera de esa forma varias veces para que pareciera algo gracioso. La segunda —aún mejor— es que intentaron convencerlo de que saltara pero se encontraron con la misma respuesta después de cada intento y no tuvieron otra opción más que grabarlo así.

Desearía que existiera una ley inmutable donde se estableciera que el ruido de un futbolista es inversamente proporcional a su grado de talento. Sí funciona: Robbie Savage es escandaloso, Leo Messi es discreto. Pero después sale Maradona o Zlatan para recordarnos que aplicar cualquier ley absoluta sobre los humanos es una cosa de tontos. Sin embargo, Scholes pasó gran parte de su carrera siendo silenciosamente divertido. En The Class of '92, Gary Neville se refiere a él, cuando eran amigos en el United, como alguien que "se desaparecía en su baticueva." Sería divertido imaginárselo sentado, sin movimiento alguno, en su cuarto esperando la siguiente sesión de entrenamiento, pero dado que los conocemos de tantos años, es muy probable que se la pasara comiendo papás a la francesa con dedos de pescado y frijoles frente al televisor donde nadie lo molestara.

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Y de aquellos inicios nació un jugador, con su holgada playera del United, que simboliza el futbol de mi niñez como nadie más. Y quien, en su capacidad para ser deliberadamente común y corriente —excepto en los momentos donde poseía una dosis de inimaginable talento para salirse de apuros— es lo que hace a los humanos seres incomprensibles. Me gustaría saber si Scholes, en casa con Claire (su novia de la adolescencia) y sus hijos, en realidad es tan discreto, o si es solo una máscara que le permite estar alejado de todos y hacer lo que desee. Aquí tienes un dato que no te sorprenderá cuando pienses en lo exagerado de sus barridas: es el jugador con más tarjetas amarillas en la Champions League. Y solo porque sé que te gustan las cifras, te dejo a otros dos del top diez: Xabi Alonso (#2) y Luis Figo (#9).

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Agresivo, mágico, callado. Y, según muchos jugadores, el futbolistas que querrían ser.

El pariente

El futbol es mejor que el basquetbol esencialmente por la rareza de sus momentos y el impacto que tienen en el resultado. De esta forma, cuando Scholes conectó la volea al filo del área grande que pegó en el atravesaño para después colarse en la portería de Aston Villa, no solo se trató de algo hermoso, sino que también tuvo consecuencias.

Si la vida fuese un juego de números, dios mío, los estadounidenses se la tomarían muy en serio. Ray Allen, dos veces campeón de la NBA con Boston y Miami, se convirtió el 12 de marzo de 2006 en el jugador 97 en la historia de la NBA en anotar 15 mil puntos. En otras partes, la gente celebra por alcanzar 17 mil puntos, 20 mil, por anotar más puntos de tres en la primera parte de las Finales, o en dos partidos seguidos, y por encestar más puntos de tres en toda la temporada. Estados Unidos es la parodia numérica de las victorias.

Pero Ray Allen también fue el ejemplo más puro que haya visto de la técnica para lanzar de tres; si la cuantificas —dado el amor de los estadounidenses por el éxito basado en la tecnología estoy seguro que ya lo hicieron— una segmentación por nanosegundo de su técnica para tirar probablemente mostraría que no hay un solo músculo fuera de lugar. El MVP del año pasado, Steph Curry, quien también nació para tirar de tres, no posee algo similar; sus tiros son repentinos, movimientos improvisados. En menos tiempo de lo que tardas para pestañear, Curry agarró el balón, lanzó y "siempre" anota desde cualquier lugar. No cabe duda que el método estadounidense para mejorar es hacer las cosas rápido. El récord de tres puntos de Ray ahora le pertenece a Curry.

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Aquí tienen al pequeño delantero de los Boston Celtics y MVP de las Finales el año en que ganaron, Paul Pierce, hablando de su relación con Paul Scholes. "Fue una relación extraña. Todos éramos buenos amigos en la cancha, pero Scholes hacía las cosas él solo. Siempre fue así. Incluso cuando jugábamos juntos, solíamos juntarnos para cenar, pero él nunca iba." Todo esto se lo dijo a Ray, obviamente.

En conclusión, solo puedes alcanzar este nivel de técnica con la práctica, y ambos sabían lo mucho que tenían que hacerlo para dominarlo. Pero me pregunto si, en ambos casos, alguna vez hubo un momento forzado donde dijeran "no tuve de otra"; algo simple como si en las primeras cuatro o cinco horas en un día de entrenamiento las cosas no salieran bien al tratar de colocar un balón y sintieran que habían desperdiciado su día. Es por esto que me imagino que la mayoría de los deportistas de élite suelen ser más hombres que mujeres: la mayoría de las féminas no pueden concebir el hecho de que no existan mejores cosas que hacer en un día. Pero como los hombres son más parecidos a los chimpancés, poseen el gen obsesivo de los testarudos.

Semis de Champions League vs. Barcelona, 2008/Finales de la NBA, Juego 6 vs. San Antonio Spurs, 2013

Y después todo tiene una recompensa. La técnica practicada se convierte en magia eterna para todos los espectadores. Si miras cuidadosamente, podrás ver que los procesos mentales de ambos momentos son casi idénticos: al momento en que el balón se aproxima a ellos, los dos parecen decir "¿En dónde estoy?, ¿A dónde tengo que tirar?", bum. Los años de sacrificio lograron su cometido. Si intentara patear el balón como Scholes, no me sorprendería si terminara en un saque de manos.

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La canasta de tres puntos que Allen anotó para empatar el juego con cinco segundos en el reloj —que de no haber sido así, los Spurs se habrían llevado el campeonato— puede encontrarse en versiones idénticas en juegos menos importantes. Pero silenciar todo en un momento tan significativo es tal vez solo posible si dejas todo lo demás de lado en tu vida excepto tu habilidad para hacerlo. Kobe Bryant lo hizo, y lo ejemplificó de una forma mucho más elocuente: "Los amigos a veces se quedan. Los reconocimientos nunca se van."

Un poco de contexto cultural

Paul Scholes fue uno de los actores principales, llamado Jesus, junto con Denzel Washington y Milla Jovovich en el drama de Spike Lee He Got Game de 1998. Peter Sack del San Francisco Gate lo describió como "un no actor naturalmente encantador, cuya despreocupación es en sí misma un realismo reconfortante."

Ray Allen también es pelirrojo.

Palabras: @tobysprigings / Ilustración: @dan_draws