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Comida

No, la comida rápida no es solo para 'pobres'

Un nuevo estudio cuestiona qué tan a menudo diferentes clases sociales recurren al autoservicio.
Photo via Flickr user ebruli

Una de las tácticas más trilladas durante la campaña presidencial de Trump fue el uso de la comida rápida como prueba para demostrar que Donald no era un elitista septuagenario que intentaba derrumbar casas de viudas para crear estacionamientos de limusinas, sino que era un hombre del pueblo incomprendido. O sea, es como cualquier otra persona promedio que disfruta comiendo en KFC y McDonald's, mientras usa su jet privado para dar la vuelta.

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Ya sea que la gente haya creído o no en la estratagema, esta táctica es representativa de una creencia ampliamente aceptada: en general, la comida rápida es para los pobres.

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La cuestión es que esta afirmación no es ni remotamente cierta. En un estudio recién publicado que aparecerá en la edición de noviembre 2017 del diario Economics and Human Biology, investigadores analizaron los hábitos alimenticios de 8.000 estadounidenses escogidos al azar y descubrieron que casi no hay relación entre el ingreso monetario de una persona y el consumo de comida rápida. Los autores del estudio descubrieron que si bien los más propensos a adquirir comida rápida regularmente eran los ciudadanos de clase media, el margen entre los grupos económicos era apenas visible.

De hecho, después de que los participantes de la encuesta contestaron cuántas veces en la última semana habían "comprado comida rápida en restaurantes como McDonald's, Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut o Taco Bell", compararon esa información con su patrimonio e ingresos y los investigadores descubrieron que hasta la persona más rica frecuenta apenas menos los establecimientos de comida rápida que cualquiera de los demás.

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Casi el 80 por ciento de los encuestados pertenecientes al grupo con menores ingresos dijo consumir comida rápida al menos una vez a la semana, comparado con un 85 por ciento de quienes pertenecían a la categoría de clase media y el 75 por ciento de quienes tienen mayores ingresos.

Jay Zagorsky, científico investigador del Centro para la Investigación de Recursos Humanos de la Universidad Estatal de Ohio y coautor del estudio, afirma: "No es la gente pobre quien consume más comida rápida en Estados Unidos. La gente rica quizá tenga más opciones para escoger, pero eso no los detiene de ir a lugares como McDonald's o KFC".

Por supuesto, éste no es el primer estudio que ha desmentido el mito de que solo quienes viven en pobreza ingieren comida rápida. Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicado en septiembre de 2015 observó la dieta de varios niños y no encontró relación alguna entre los niveles de pobreza de una persona y la ingesta de comida rápida. De hecho, una encuesta de Gallup realizada en 2013 descubrió que los adultos cuyo ingreso es mayor a $75.000 dólares al año consumen más comida rápida que quienes cuentan con menores ingresos, y aquellas personas que ganan menos de $25.000 dólares al año son quienes menos comida rápida consumen.

Resulta que casi todo Estados Unidos está dominado por los nuggets de pollo y los burritos de frijoles. ¿Quién lo hubiera pensado?