“Mierda e injusticia": el rugby está rodeado de inutilidad y corrupción en los países pequeños

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¿adónde fue a parar todo el dinero?

“Mierda e injusticia": el rugby está rodeado de inutilidad y corrupción en los países pequeños

El ex internacional samoano Eliota Fuimaono-Sapolu criticó duramente los órganos de gobierno del rugby mundial por las injusticias que sufre su el deporte en su país.

Eliota Fuimaono-Sapolu jugó en la selección de rugby de Samoa durante seis años entre 2005 y 2011, y a pesar de ello es más famoso por su personalidad polémica en las redes sociales que por cualquier cosa que hubiese hecho en el campo.

Esto no es un ataque a su nivel como jugador —cuando está en forma, Fuimaono-Sapolu es una caja de sorpresas en el centro del campo— sino más bien un reconocimiento a la tenacidad con la que se toma la lucha dialéctica contra cualquiera que le haya faltado el respeto a él, a su país o al mundo del rugby.

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Según el mismo Fuimaono-Sapolu, la Unión Samoana de Rugby comete una infinidad de injusticias que World Rugby (el órgano de gobierno de la disciplina, antes conocido como el Consejo Internacional del Rugby) ignora sistemáticamente.

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La anécdota más sorprendente, aunque no sea la más preocupante, es que el equipo samoano no encontró balones cuando se reunió para su primer entreno en la Copa del Mundo de 2011: nadie se había preocupado por traérselos.

"Que no tuviéramos balones fue el menor de nuestros problemas en la Copa del Mundo", dice Fuimaono-Sapolu. "Los mayores fueron la multa que recibimos por llevar protectores bucales con una marca y los periodos de descanso ridículamente cortosentre los partidos. Ambas decisiones son responsabilidad directa de World Rugby".

"Podemos entrenar sin balones, porque esto es parte de la realidad del rugby en Samoa: pero es inadmisible tener un descanso de tres días mientras tu oponente, que encima es campeón del mundo, tiene ocho. La peor parte es que si decías algo contra la injusticia te sancionaban, como me pasó a mí. ¡Incluso intentaron retirarme el pasaporte!".

Fuimaono-Sapolu con la equipación de Samoa en 2007: "¿¡Cómo esperáis que juegue sin un balón!?". Imagen vía Samoa Rugby Union.

Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, la historia tiene dos partes. Fuimaono-Sapolu recibió una sanción de seis meses por acusar a un árbitro de racismo durante la Copa del Mundo —un ejemplo de su capacidad para calentarse más allá de lo recomendable. Pero su agresiva personalidad online y los exabruptos que lanza por Twitter no deberían ocultar un grave problema de fondo: el maltrato que reciben las naciones pequeñas por parte de los poderes que gobiernan el mundo del rugby.

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Antes de la Copa del Mundo de 2011, la Unión de Rugby Samoana sufría para reunir el dinero necesario para poder llevar a su selección al país anfitrión del torneo, Nueva Zelanda. El propio pueblo samoano terminó donando millones para el equipo nacional, pero los jugadores aseguraron que apenas habían visto una tālā (la moneda de Samoa) de todo ese capital.

El capitán de la selección en ese momento, Mahonri Schwalger, declaró tras el torneo que a los jugadores apenas se les habían pagado 900 euros por partido y que el viaje se lo habían tenido que sufragar ellos mismos. A día de hoy, el destino del resto del dinero que los leales ciudadanos samoanos habían reunido sigue siendo un misterio.

Poco parece haber cambiado desde 2011. El pasado noviembre, Samoa jugó un partido amistoso frente a Inglaterra en Twickenham. En la semana anterior al encuentro, los jugadores samoanos amenazaron con boicotear el partido para protestar por las mismas injusticias de las que Fuimaono-Sapolu y Schwalger llevaban años quejándose.

El combinado protestó en bloque por la falta de transparencia de las finanzas de la Unión Samoana de Rugby y por su lamentable logística, que obligaba a los jugadores a pagarse sus propios desplazamientos para disputar partidos internacionales. A día de hoy, este problema no se ha solucionado.

World Rugby finalmente intervino para lograr un acuerdo, pero hizo falta que los samoanos amenazaran con boicotear un lucrativo partido para que el órgano actuara. El encuentro se disputó, y la federación inglesa de rugby (Rugby Football Union, RFU) sacó una buena tajada del mismo —varios millones de libras. Los samoanos volvieron a casa sin ver ni un centavo.

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Es cierto que esto no es nuevo: es una antigua costumbre que la federación del país donde se juegan los partidos amistosos se lleve todos los ingresos. Pero ojo, hay trampa: de las naciones del llamado "primer nivel" rugby mundial, solo Escocia e Italia han disputado amistosos en las islas del Pacífico en los últimos años.

No hay ningún problema en permitir que el organizador de un partido internacional se lleve los beneficios, pero cuando selecciones como las de Samoa o Fiji ayudan a las federaciones europeas a llenarse los bolsillos, éstas deberían devolverles el favor jugando la revancha en el Pacífico.

Nueva Zelanda, uno de los países con pasión por el rugby más cercanos geográficamente a Samoa (y el hogar de uno de los equipos más potentes del mundo a nivel de marketing, los All-Blacks) jugará el primer partido de su historia en suelo samoano este julio. Los All-Blacks, que hacen giras por todo el mundo de forma periódica, nunca se habían detenido a visitar a sus vecinos.

Tras una intensa campaña mediática, la federación neozelandesa finalmente ha aceptado jugar un partido amistoso en Apia, la capital samoana, pero es probable que manden a una selección 'B' a disputar el encuentro. Es evidente que jugar contra Samoa está muy abajo en su lista de prioridades.

Manu Tuilagi, nacido en Samoa, es internacional por Inglaterra, pero sus cinco hermanos juegan con Samoa. Aparentemente se llevan mejor que los hermanos Boateng, eso sí. Foto de PA Images.

Es una pena. Algunos de los mejores jugadores del mundo han nacido y crecido en las islas del Pacífico en general y en Samoa en particular, pero la falta de recursos de sus federaciones les empujan a vivir y jugar en otros países que les ofrecen una mejor calidad de vida. Muchos incluso escogen representar la nación que les acoge cuando consiguen el permiso de residencia (en rugby, solo se necesitan tres años de residencia en un país para ser eligible por la selección nacional del mismo).

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En la época del profesionalismo, y en un deporte en el que los salarios en los mejores clubes son altos y los riesgos de sufrir una lesión grave son aún más altos, ¿por qué no iban los jugadores a maximizar sus posibilidades de ganar dinero? Nadie puede culparles por ello. De la forma en la que están las cosas, es imposible ganarse un buen sueldo jugando al rugby en las islas del Pacífico… y lo peor de todo es que se ha hecho muy poco, por no decir nada, por mejorar el panorama en los últimos cuatro años.

Fuimaono-Sapolu asegura que le choca que haya jugadores que aún compitan en Samoa a pesar de la falta de fondos y del aparente desinterés de World Rugby por cambiar la situación actual.

"No puedo creer que aún jueguen. No se paga a nadie. No hay equipos profesionales. No hay seguros contra las lesiones. No hay un buen sistema sanitario. No hay médicos profesionales en los partidos", se lamenta Fuimaono-Sapolu, que ahora mismo juega en los Coca Cola West Red Sparks de la liga japonesa de rugby.

"La mayoría de equipos samoanos no disponen de balones ni del equipamiento básico. Muchos jugadores ni siquiera tienen botas. Y aún así siguen jugando el deporte más peligroso del mundo contra los jugadores más peligrosos del mundo".

"Quizás debamos terminar ya con esta locura. Tras todas las adversidades que uno debe superar para simplemente poder jugar a rugby en Samoa, si eres suficientemente bueno como para alcanzar la selección encima tienes que luchar contra las injusticias y la mierda que World Rugby te tira encima".

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Fuimaono-Sapolu en ningún momento se molesta en ocultar el rencor que guarda hacia los poderes que rigen el rugby… y no está solo. Recientemente, el internacional samoano (y antiguo capitán del equipo nacional) Dan Leo admitió que algunos clubes profesionales ofrecían primas a los jugadores de las islas del Pacífico para que éstos se retiraran del rugby internacional. Se supone que los partidos entre selecciones son la cúspide de este deporte, y sin embargo los clubes piden a sus jugadores que los abandonen.

"Puedo decir con seguridad que todos y cada uno de los jugadores procedentes de las islas del Pacífico recibirán presiones de sus clubes para declararse inelegibles para partidos internacionales", aseguró Leo al medio especializado Planet Rugby. "Dos contratos, dos salarios: uno para los jugadores que se retiren de los amistosos y otro para quienes no lo hagan. La diferencia puede ser del 30 o del 40 por ciento".

Samoa es una de las naciones con más pasión por el rugby del mundo. Pocos países más serían capaces de conseguir que sus ciudadanos dieran dinero de forma voluntaria para mandar a su selección a la Copa del Mundo —o más bien, la situación nunca habría llegado al extremo de requerirlo.

Sin embargo, poco parece haber cambiado desde la época en la que Fuimaono-Sapolu cortó las relaciones con su selección y con los órganos de gobierno del rugby internacional tras una serie de exabruptos que quizás fueran un poco más incendiarios de lo estrictamente necesario.

Volviendo al tema del dinero que desapareció misteriosamente en 2011, cuando pregunto a Fuimaono-Sapolu su opinión sobre el destino final de esos fondos, la respuesta (sea cierto lo que dice o no) es brutalmente ácida:

"Creo que el dinero volvió a World Rugby. Así se comporta siempre el mundo: se lleva nuestros jugadores, se lleva nuestro dinero. Y nunca devuelve nada".