Imagen por Sally Hayden/VICE News
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Tongo lleva un rosario derramado entre sus dedos y asegura estar convencido de que los musulmanes han declarado la guerra a Europa. "Si tú me declaras la guerra, yo te mataré", exclama orgulloso. "Soy un hombre al que no le gustan los violadores".Horas más tarde, se registrará un altercado muy cerquita de donde estaba Tongo. Un manifestante antifascista atacará a un hombre que sostenía una pancarta en la que se leía que está harto del multiculturalismo. El agresor, que destrozará en varios pedazos la pancarta, será derribado por la policía, que tras esposarlo, lo detendrá. Los pedazos arrancados de la pancarta se quedarán desparramados por las escaleras de la catedral."Todo el mundo tiene derecho a expresarse libremente", afirma Johann, de 62 años, tras haber presenciado como la policía reducía al antifascista. Johann es un hombre de complexión delgada que viste un anorak verde. Según él, Alemania ya ha llenado su cupo de refugiados. "Hay que cerrar las fronteras para detenerles", opina. "Ahora es momento de integrar a los que ya han entrado".'En el día de mañana esto le podría pasar a mi mujer, a mi hija o a mi madre. Por eso estoy aquí'.
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