El documental 'La Sal de la Tierra' casi no ve la luz
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Bogotá Audiovisual Market

El documental 'La Sal de la Tierra' casi no ve la luz

David Rosier, su productor creativo, estuvo en Bogotá dando una charla en la octava edición del BAM.

Imágenes de conflicto, de la naturaleza, de los seres humanos; imágenes desde los escondites del mundo, que están cerca de todo ser vivo, de toda evolución: todo esto, que parece ser un registro de todo lo que puede rodearnos desde hace decenas de años, pertenece al registro del lente del fotógrafo brasilero Sebastião Salgado. Pero este texto no hablará de él, pues todo esto hace parte de otra historia, una que se cuenta en La Sal de la Tierra, un documental sobre su obra.

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Dirigido por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, producido por David Rosier, La Sal de la Tierra cuenta la historia del fotógrafo por medio de sus propias imágenes. Entre testimonios de sus familiares y amigos e imágenes de sus proyectos se cuenta la historia de la humanidad en los 40 años de oficio del brasilero. Sin embargo, y es acá donde sobresale el documental, se trata más bien de una celebración de la relación de la naturaleza con el hombre: se trata de un homenaje al planeta.

El documental fue estrenado en el Festival de Cannes 2014, donde ganó el Premio Especial. También fue nominado al Óscar al mejor documental largo de 2014 y ganó el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Premio de la Audiencia en el Festival Internacional de Cine de Tromsø y el César a la mejor película documental en 2014.

Actualmente, tres años después, éste sigue dando de qué hablar, pues su productor creativo, el francés David Rosier, visitó Bogotá para la octava edición del Bogotá Audiovisual Market que se llevó a cabo la semana pasada. Allí fue uno de los panelistas y centró su charla en su profesión y en la necesidad de tener un productor creativo en un documental como el que realizó junto con Wenders y Ribeiro Salgado.

Cuando lo contacté, ya estaba viajando por Colombia, para conocer, por un lado, y para ver si algún día una de sus producciones podrían tener los paisajes del país como escenario.

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VICE: Estudiaste filosofía. ¿En qué momento decidiste convertirte en productor cinematográfico?

David Rosier: Sí estudié filosofía, pero a los 21 años comencé a trabajar en mi primera película, una que había escrito. Al principio quería ser cineasta y pensaba en esa época que el director era el único elemento creativo que podía tener una película.

Pero me volví productor porque me di cuenta de que necesitaba la libertad para empezar los procesos de creación y el productor es muy importante precisamente en eso. Cuando uno es director depende mucho de lo que hace el productor para que las películas existan. De hecho, cuando hice esa película que te comentaba, el productor no sabía mucho dónde mostrarla y al final el proyecto no se pudo hacer.

Eso me frustró mucho y fue lo que me hizo querer ser productor. Hacer los procesos yo mismo: ahí fue cuando me di cuenta de que el productor también era creativo.

¿Cómo defines el trabajo de un productor?
Tú le puedes preguntar a diez productores distintos lo que hacen y todos te van a a contestar algo distinto. Es una carrera que no está bien definida y a veces compete varias habilidades. Tienes el "line producer", que es la persona que organiza todo para que todo funcione bien. Esa persona está en la parte logística. También tienes el productor ejecutivo, que es el que está ligado a los negocios y al aspecto financiero de la película. Es la persona que busca la plata para los proyectos. Y finalmente tienes el productor creativo, que está ligado al proceso creativo: es el que está más de la mano con el director sobre el contenido de la película.

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Lo que hace que la película sea exitosa es esa última dupla. Ese es el objetivo. Yo, como productor creativo, participo en la escritura del proyecto, estoy en el rodaje y le doy un punto de vista distinto al del director por si hace falta. Y finalmente estoy en la edición de la película, cosa que me encanta, donde puedo participar también.

Después está la parte de distribución en la que el productor puede tener un papel creativo para saber cómo se quiere mostrar al público. Todas esas etapas son espacios donde el productor creativo tiene lugar.

Hablaste en el BAM sobre las razones por las que es necesario tenerlo en un documental. ¿Es igual de necesario tenerlo en cualquier tipo de producción cinematográfica?
Creo que no es muy distinto trabajar, por ejemplo, en un documental y en una película de ficción. En el documental es un proceso en el que de alguna manera nos acercamos a la realidad y en algún momento no vamos a poder controlar lo que va a pasar con la película. Es más la realidad de la película la que nos controla un poco.

En cambio, en la ficción, escribimos un escenario y planificamos el rodaje. Estamos en un espacio mucho más controlado por lo que queremos que sea. Hay excepciones, por ejemplo en las películas de Werner Herzog las cosas no están muy controladas que digamos. Entonces, realmente depende mucho de cada película. Pero lo que me encanta es que siempre es una aventura creativa, eso es lo fascinante.

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¿Prefieres trabajar en ficción o en documentales?
Todo me gusta. No puedo inclinarme por ninguno.

Hablemos ahora de 'La Sal de la Tierra'. ¿Cómo empezaste a trabajar en este proyecto?
Trabajé con Juliano Ribeiro Salgado, el hijo de Sebastião Salgado, en otro proyecto. Él iba a acompañar a su padre viajar para hacer el "making of" de Génesis, el último proyecto de Sebastião. Entonces lo que hacía era volver con las imágenes que tomaban en los viajes y en un momento me las mostró a ver si yo consideraba si había material para hacer una película.

Era increíble porque se iba a lugares muy lejanos en los que no había casi gente y volvía con las fotos que lo motivaron a querer hacer una película sobre su papá. Era algo que deseaba realmente pero que le daba miedo de pronto confundir su relación con su padre.

Cuando me las mostraba y me preguntaba que si había material suficiente para hacer una película le dije que podía haber una base. Entonces, decidimos empezar, ya que tengo una relación muy fuerte con el trabajo de Sebastião Salgado.

El documental tiene una reflexión medioambiental sobre la relación entre el hombre y la naturaleza. ¿Más allá del hombre que retrataba lo que lo rodeaba, qué querían mostrar con el documental?
Pienso que el nombre del documental le va muy bien. La Sal de la Tierra es sobre nosotros los humanos, sobre nuestra historia y sobre nuestro lugar en el mundo. Es una reflexión sobre el hombre y la tierra. Es una reflexión sobre el ser humano: un testimonio de los últimos 40 años en el que nos preguntamos sobre cómo podemos vivir frente a este periodo antropoceno en el que sabemos que nos vamos a estrellar pronto.

¿Cómo podemos reaccionar? ¿Cómo podemos a nuestra escala hacer algo? Esta película pone en evidencia esto. Todos tenemos el poder de reaccionar y de hacer algo por nuestro planeta.

¿Cuál fue la mayor dificultad al realizar este proyecto?
Al principio nadie creyó en este documental. El financiamiento fue muy difícil de encontrar. Fue imposible. ¡Sólo el distribuidor creyó en nosotros y la plata fue muy difícil de encontrar! Fue un camino complicado. Por un lado, teníamos a Wim Wenders, que hacía una película al mismo tiempo y, por el otro, Sebastião Salgado también tenía sus proyectos paralelos, entonces la disponibilidad no era la mejor. Eso pudo ser lo más difícil.

¿Cuáles son los temas principales que buscas en una producción? ¿Tienes objetivos particulares o no necesariamente?
Creo que sí. Quiero mostrar cosas particulares. Es como una declaración de intención: es más contar historias que nos permiten estar en conexión con el mundo entero. Es nuestra relación del mundo, es entenderla a través de las historias. Pero no tengo un tema específico, soy muy abierto con eso.

Ahora estás haciendo un documental sobre el Papa Francisco.
Sí. Es otra película con Wim Wenders con el Papa, del cual desafortunadamente no puedo hablar mucho. Es un proyecto que está pasando y será sobre la palabra del Papa, su manera de implicarse en la sociedad y lo que defiende de ella. Voilà.