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VICE World News

Nueva Zelanda prohíbe una novela juvenil por sus “improperios y sus eyaculaciones”

Una organización cristiana presionó a las autoridades neozelandesas para prohibir una novela premiada por “sus descripciones sexuales, su lenguaje ordinario y sus escenas de consumo de drogas”.
Photo via Quinn Dombrowski/Flickr

Una novela juvenil premiada ha sido prohibida por la Film and Literature Board Review (FLBR), la autoridad neozelandesa encargada de calificar las películas y la literatura que se consume en la isla. Las fuertes presiones de los cristianos conservadores, que se han opuesto al libro por sus "explícitas descripciones sexuales, lenguaje obsceno y escenas en las que se consumen drogas" han determinado la decisión.

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La novela, titulada Into the river (Dentro del río) y escrita por Ted Dawe, de 64 años, será el primero libro cuya venta es prohibida por la FLBR en 20 años. La novela fue descubierta por el grupo cristiano Familiy First (Lo primero es la familia) tras alzarse con el primer premio del premio de novel infantil concedido por el periódico local New Zealand Post en 2013. El jurado describió la novela como un "apasionante relato sobre el tránsito hacia la madurez". El libro sigue los pasos de su protagonista, un joven que procede de un pequeño pueblo maorí y que se traslada a un internado de élite en Auckland, donde se verá obligado a reconciliar su educación cultura con su nuevo entorno. La publicación cuatrimestral especializada en literatura New Zealand Book: A Quaretly Review describió el periplo del joven adolescente como una "ondulada carretera hacia el sexo, los porros, el vodka, la renuncia, la traición y las funciones teatrales de la escuela".

Uno de los miembros del jurado, el escritor Bernard Beckett dijo en su momento que estaba "encantado de ver cómo un libro atrapa tanto a los lectores jóvenes como a los más mayores gracias a una trama tan sutil como honesta y provocadora".

Sin embargo, otros lectores no fueron tan entusiastas con los provocadores pasajes de la novela. En un comunicado emitido por Family First se relataba que Into the river estaba "plagado" de "blasfemias, drogas, sexo y otro 'contenido ofensivo".

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Bob McCroskie, el director de Family First en Nueva Zelanda, declaró a la cadena televisión CNN que el libro contiene "un lenguaje altamente ofensivo y un contenido sexual completamente gratuito" y que él "no desearía que [su] hija salga por ahí con gente que lo ha leído".

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Sin embargo el New Zealand Books: A Quarterly Review, el escaparate de crítica literaria oficial del país, proclamó que cualquiera que condene Into the river por "ser un libro indulgente que se mueve entre el sexo y la inmundicia" será porque lo ha leído "sin haber conectado sus lóbulos centrales de su cerebro".

En un comunicado parecido dirigido a la FLBR Beckett señaló que el problema de la desconexión cultura y del "racismo institucional" hacia los jóvenes maoríes necesita ser explorada "de manera profunda".

"Es la clase de impacto que me gustaría que pudiéramos tolerar", señaló Beckett. "Dice mucho del estado de nuestra sociedad que el aspecto racial del libro haya sido masivamente ignorado, mientras todo el mundo se recrea hablando de sus improperios y eyaculaciones".

'El libro nunca fue concebido como una novela de sexo y drogas, sino como un retrato del abuso infantil y de cómo este marca a la gente para el resto de su vida'.

Dawe, que trabaja como director de estudios en la universidad Taylors de Auckland, comentó a VICE News que la decisión de prohibir el libro es un indicador de hasta qué punto la sociedad neozelandesa se está volviendo conservadora. "Yo crecí en la época de los hippies", explicó. "Entonces perseguíamos todo lo que nos excitaba — el lenguaje procaz, la sexualidad excesiva. Ahora todo está mucho más reprimido".

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La FLBR ha proclamado que el libro está ahora en un periodo de "restricción provisional" y que a lo largo del mes que viene se decidirá como deberá de ser clasificado de manera permanente. El estatus de "restricción provisional" significa que cualquiera que sea descubierto "distribuyendo" o "exhibiendo" el libro será castigado con una sanción ejemplar.

McCroskie declaró a la CNN que no había intentado que el libro fuese prohibido por completo. En su lugar, expresó que la FLBR informó que Family First había pedido que el libro fuese clasificado "como lectura para mayores de 18 años exclusivamente".

Dawe explicó que decidir que Into the river solo pueda ser consumido por un público de mayores de 18 años es como dinamitar el espíritu del libro, cuyo objetivo, según el autor, no es otro que conectar con los lectores jóvenes escribiendo sobre asuntos que les atañen a ellos.

Dawe, que fue profesor de secundaria en una colegio masculino durante años declaró a VICE News que "Si soy capaz de procurarle a un niño descarriado una buena experiencia con un libro, igual consigue convertirlo en lector". Teniendo en cuenta el tipo de educación privada y desprejuiciada que los libros pueden ofrecer a niños conflictivos, la existencia de esos libros puede ser una manera de conseguir que esos niños "no se queden desconectados de nuestra sociedad", explicó.

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El último libro que fue condenado al ostracismo de la literatura de contrabando neozelandesa fue Cómo construir un bazuca. El título lo dice todo.

Si queda prohibido de manera permanente, Into the river entrará a formar parte de una larga tradición de títulos que fueron proscritos en el momento de su publicación como El guardián entre el centeno o Matar a un ruiseñor.

Los grupos evangélicos de Estados Unidos han hecho frecuentes llamamientos a las escuelas para que prohíban los libros de la serie Harry Potter. Su argumento para hacerlo es que la brujería es una religión y que permitir la difusión de semejantes libros en las escuelas viola la separación entre iglesia y estado.

En una entrevista publicada el lunes por el periódico New Zealand Herald, Dawe volvió a defender su trabajo. Dijo que, a su juicio, los censores han perdido completamente de vista la trama del libro.

"El libro nunca fue concebido como una novela de sexo y drogas, sino como un retrato del abuso infantil y de cómo este marca a la gente para el resto de su vida", explicó. "Tal es la auténtica trama subyacente. Todo lo demás son, simplemente, las tretas narrativas que lo acompañan".

Sigue a Tess Owen en Twitter: @misstessowen

Imagen via Flickr