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Shohei Otani es lo mejor que le pudo pasar al beisbol

Con tan sólo 22 años, el japonés Shohei Otani es el pícher con más futuro en el planeta. Sin embargo, su fama no sólo radica en sus bolas rápidas, también sabe batear.
Via Today'sプロ野球/YouTube

A pesar de que Bryce Harper no se liberará de su contrato (relativamente lujoso) de servidumbre controlado por su equipo por un período de tres años, sus habilidades de semidiós y su increíble producción a la ofensiva a una edad tan corta han provocado que ejecutivos anónimos de equipos y agentes lo cataloguen como el primer agente libre de medio millón de dólares en el beisbol. ¿Y por qué no? Cumplirá 26 años cuando su acuerdo con los Nationals de Washington expire, y además el chamaco conecta cuadrangulares que parecen bajar cuando su próximo contrato termine.

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Pero si el talento de Harper vale un contrato equivalente al PIB de las islas de Micronesia, ¿cuánto pagarías por un tipo que tiene la capacidad para ponerse al tú por tú con Harper en un concurso de cuadrangulares y además apoderarse de la lomita y poncharlo con tres lanzamientos? Olvidamos mencionar que este jugador tiene 22 años.

Shohei Otani, jugador del equipo japonés Hokkaido Nippon-Ham Fighters, desde hace tiempo que es considerado por muchos el mejor pícher prospecto del planeta, pero su surgimiento en la lomita este año lo ha convertido en una de las historias más enigmáticas en el beisbol.

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Primero que nada, su brazo: como el as de los Fighters, Otani lidera actualmente la Pacific League con más ponches (132 en 108.2 entradas) y está clasificado en segundo lugar con más victorias (ocho). Su equipo, localizado en la isla norte de Hokkaido, se ha acostumbrado a este tipo de actuaciones; Otani ganó 15 juegos en 22 aperturas el año pasado —los equipos de la Liga Japonesa de Beisbol Profesional (NPB) cuentan con rotaciones de seis jugadores y disputan menos partidos— con un ERA de 2.26 y 196 intentos abanicados en 106.2 entradas. En junio estableció un récord japonés con una bola rápida lanzada a 163 km/h.

"Tiene los mismos números que tres lanzadores promedio secundarios", dice Dave DeFreitas, quien pasó tres años estudiando a Otani a Japón para los Indians de Cleveland y después para los Yankees de Nueva York. "Creo que su recta de dedos separados es su mejor lanzamiento. En la preparatoria sus lanzamientos quebrados no eran tan buenos. Sufrió con la constancia y no generó muchos strikes. Pero conforme ha crecido, sus lanzamientos quebrados también lo han hecho. Aunque la recta de dedos separados sigue siendo su mejor lanzamiento".

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Otani estableció un récord japonés en junio. Vía Today'sプロ野球/YouTube

Pero a pesar de su talento como pícher, su verdadera revelación esta temporada se ha dado como bateador. Otani ha sido el mejor pícher bateador de Japón desde que la NPB debutó en 2013 —conectó .274 con diez cuadrangulares en 2014— y se ha convertido en la auténtica estrella ofensiva de esta campaña.

Al igual que en la Liga Americana, los clubes de la NPB tienen permitido el uso del bateador designado, pero los Fighters renuncian a esta opción cuando Otani juega como lanzador. Y cuando no está sobre la lomita, Otani arranca tres veces por semana como el bateador designado (jugó como jardinero hasta el 2015); distinción que ningún otro pícher en Japón puede presumir (probablemente tampoco quieran hacerlo).

"Otani tuvo un año muy malo bateando la campaña pasada que atribuyó a que posiblemente se enfocó más en sus lanzamientos (donde lució de maravilla), pero este año parece que su entrenamiento al bate de verdad funcionó", Jason Coskrey —reportero del Japan Times que escribe a menudo sobre Otani— comentó para VICE Sports. "También ganó más musculatura, así que su cuerpo está más preparado que antes".

En efecto, Otani ganó diez libras de músculo durante la temporada baja. Estaba determinado a hacer bien las cosas a la ofensiva porque su amor por el bate fue lo que lo mantuvo en Japón en primera instancia.

En 2012 Otani fue el jugador prospecto más famoso de Japón gracias a su bola rápida que llegó a los triples dígitos y le ganó la admiración nacional en el torneo Koshien —el campeonato anual de Japón a nivel preparatoria que convierte a los adolescentes en celebridades de la noche a la mañana—.

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"Otani era un jugador muy destacado en la preparatoria, todo indicaba que sería famoso", dice Robert Whiting, el padrino de la cobertura en inglés del beisbol japonés y autor del libro Ya Gotta Have Wa. "Los Dodgers tenían un cazatalentos que lo había seguido de cerca en sus años de preparatoria y hasta conoció a su representante y familiares, y por eso durante un período la gente creyó que un equipo de grandes ligas lo ficharía".

Según DeFreitas, cuyo equipo de los Indinas había puesto la mirada sobre Otani pero no tenía esperanza financiera alguna para ficharlo, el joven pícher estaba listo para firmar con los Dodgers, inclusive antes de anunciar sus intenciones de viajar a EE.UU aquella primavera. Habría sido un momento histórico —ningún preparatoriano japonés había llegado al beisbol profesional de los Estados Unidos tan pronto— hasta que la comodidad y la lógica intervinieron.

Los Nippon-Ham Fighters, equipo que juega en Sapporo, contaban con la primera selección del draft de aquel año. Y aunque el club no podía ofrecer los mismos beneficios o la misma exposición internacional, sí contaba con un as bajo la manga: si Otani decidía cruzar el mar sentiría el impacto cultural de las sombrías ligas menores de Estados Unidos.

"Lo que cambió su parecer fue un vídeo que el Nippon-Ham armó para mostrarle cómo sería la vida en las ligas menores estadounidenses", explica Whiting. "Largos viajes en autobús con destino a pequeños poblados sin restaurantes o personas japonesas. Si firmaba con el Nippon-Ham, sería héroe nacional desde el primer día. Sus familiares y amigos estarían ahí para apoyarlo. La vida en las ligas menores no es divertida. Mientras que en Sapporo, sería capaz de quedarse en el dormitorio del equipo y habría muchas chicas esperándolo…no fue difícil convencerlo".

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Otani se prepara al bate. Vía Today'sプロ野球/YouTube

Ahora Nippon-Ham tiene en poder sus derechos hasta el 2019, y con un tope salarial de 21 millones de dólares por el acuerdo con la MLB, el equipo cuenta con menos estímulos para dejarlo ir a menos de un año de que se convierta en agente libre; atrás quedaron los días en que Texas pagaba 51 millones de jalón por el predecesor de Otani, Yu Darvish. Pero siempre habrá presión por parte de los fans japoneses por ver a su compatriota romperla en EE.UU, y no hay posibilidad alguna de que Otani se quede en Japón una vez terminado su contrato inicial. Esta temporada se está embolsando 2 millones de dólares, y el salario más alto para un bateador designado esta temporada es de alrededor de 4 millones, lo cual es nada comparado con lo que podría ganar en un equipo de la MLB. En algún momento, los Fighters querrán cobrar su dinero.

Así que todo es una cuestión del cuándo Otani llegará a los Estados Unidos; una vez que haya llegado, la pregunta del millón será qué equipo le permitirá batear, especialmente con tanta regularidad. Incluso los mejores píchers bateadores en EE.UU sólo tienen el permiso de batear una vez cada cinco días. Sin embargo, ningún pícher a nivel de ligas mayores ha producido el tipo de estadísticas que Otani a logrado jugando para los Fighters. Si puede replicar esto en la Unión Americana, será difícil no dejarlo batear, aunque como DeFreitas señala, cualquier equipo que lo fiche apostará primordialmente por su picheo.

"Depende de la organización", dice DeFreitas. "Si este chico en realidad quiere hacerlo, el equipo que le dé más libertad para ello podría tener más méritos. Es una decisión difícil…Si vas a contar con un contrato de primera y después esperas tomar 300 oportunidades al bate…será demasiado con qué lidiar".

Por lo mientras, los cazatalentos y escritores esperan ver si Otani puede aguantar una temporada más en la NPB como un jugador con dos facetas y seguir siendo una amenaza en ambos lados del diamante. En el peor de los casos puede que falle, pero no pasa nada, sigue siendo el mejor pícher prospecto del mundo. Pero si logra evitar las lesiones y sigue produciendo carreras toda la temporada, tal vez firme un contrato sin precedentes y logre cambiar para siempre la forma en que el mundo ve al beisbol japonés.