Durante la época en que la fotógrafa estadounidense Malerie Marder estudiaba en la Universidad de Yale, Phillip Lorca diCorcia —uno de sus profesores— colaboró con ella en su primer monográfico, Carnal Knowledge (Conocimiento carnal). Desde aquel día, todos los proyectos de Marder han tratado sobre la relación que se establece entre el voyeurismo y la intimidad.Para su nueva serie, Anatomy, Marder estuvo seis años trabajando con prostitutas de Ámsterdam y Róterdam para crear composiciones que recuerdan las obras de maestros como Magritte, Toulouse-Lautrec o Courbet. Telefoneé a Malerie para charlar.
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VICE: Sé que estuviste seis años trabajando en este proyecto. ¿Es cierto que tuviste que pagar a esas mujeres por su tiempo?Malerie Marder:Sí, pagué 35o euros a cada una. Tengo un amigo coleccionista que no solo me ayudó económicamente, sino que trabajó como mi asistente. Fue mi ángel, mi santo patrón. Sin él, nada de esto habría sido posible.¿Tuviste algún problema para convencerlas de que posaran para ti?El verdadero problema fue no poder fotografiar a todo el que quería. Mi presencia en el estudio es reducida: utilizo una cámara de visor, que es lenta, e iluminación HMI, que es como un sol cálido. Es un montaje muy pequeño. Al final incorporé un flash, pero no era más que luz adicional. Como no ocupaba mucho espacio, creo que a veces ellas se olvidaban de mi presencia.
¿Cómo surgió la idea de reproducir obras de arte célebres?Antes solía buscar motivos racionales por los que hacía un determinado tipo de trabajo, pero muchas veces acabo en los sitios guiada por el instinto y me sorprendo. En las placas de los museos se habla de cómo Toulouse Lautrec retrataba a las prostitutas pintando sus cuerpos de una forma que resultaba cómoda. Del mismo modo, yo me sentía cautivada por la idea de que la supervivencia de una persona también podría ser su arte. Existe una larga tradición de pintores que tomaban a cortesanas como sus musas, así que encuentro natural que mis fotos remitan a la pintura.
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¿Hay alguna razón en particular por la que escogiste a prostitutas?Quería hacer un grupo de fotos únicamente de mujeres en la que hubiera una parte alucinatoria y otra real. Quería trabajar con mujeres cuya relación intrínseca con sus cuerpos fuera distinta. Era como un ejercicio de meditación sobre la delgada línea que separa ambos mundos a cada lado de mi cámara, ese pequeño resquicio de suerte que me separaba del mundo de esas mujeres.¿Significa eso que estás a favor de la prostitución legal?No lo veo de esa manera. El hecho de que me pare en la calle a darle dinero a un indigente no significa que esté a favor de la indigencia. Pagué a esas mujeres por su trabajo como musas. Era un trabajo conjunto cuyo resultado ha sido una serie de fotos, pero podría haber querido realizar una escenificación y que las mujeres representaran unos papeles. Quería mezclar artificio y realidad para crear fotos que fueran a la vez hermosas y descaradas.¿Puedes contarnos alguna anécdota con esas mujeres?Todas tenían su historia. Muchas eran madres y ninguna era menor de edad.¿Podrías contarme más acerca de otros proyectos en los que estés trabajando actualmente o que tengas en mente?Ahora estoy con una serie de fotografías en casa de mi psiquiatra.
