El colectivo bogotano que le está apostando a la fotografía colaborativa
Foto: Carmen Triana.

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El colectivo bogotano que le está apostando a la fotografía colaborativa

PhotoKinetic pretende ser "el puente de una sinergia" para empezar a dejar de lado la idea del "fotógrafo solitario" y para superar la arraigada competencia en el gremio.

Cuando regresó a Bogotá después de una residencia de cinco años en Barcelona, Natalia Cano sintió una desoladora extrañeza. A la distancia, el regreso a Colombia parecía muy prometedor: ella, fotógrafa especializada, veía en sus redes que estaba habiendo un enorme furor creativo, un boom imparable de “artistas de la luz”. Fotógrafos emergentes, grandes nombres moviéndose, Instagrams plagados de creadores nuevos. Desde allá, un robusto ofrecimiento, un panorama promisorio.

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Pero el aterrizaje la cogió por sorpresa. A su regreso, intentando encontrar esos aparentemente vigorosos parches creativos, espacios de socialización y colectivos fotográficos, se topó con un enorme hueco.

“Apenas volví sentí esa necesidad de un espacio al que tú pudieras llegar, como ocurre en muchos otros países, y socializar con fotógrafos. No solamente socializar, sino emprender proyectos, crear espacios y empezar a moverte junto a otros. Eso acá no lo encontré. Cuando uno sale tanto tiempo, uno se vuelve un extranjero más; me sorprendió ser colombiana y no saber por dónde empezar”, cuenta. “Mi hermano Sebastián me dijo que tenía unos fotógrafos en mente que para él eran clave en la movida en Bogotá. Dijimos: si nosotros queremos mover un colectivo no nos vamos a sentar a quejarnos sino que vamos a hacerlo. Así nació PhotoKinetic”.

El motor de PhotoKinetic, como lo explica su propio manifiesto, es “responder a la necesidad de consolidad una nueva escena en el medio audiovisual para generaciones de artistas en la ciudad”. Esa consolidación viene, como ellos mismos lo explican, de “ser el puente de una sinergia” para superar dos grandes obstáculos que han marcado el oficio desde hace años: el mito del fotógrafo solitario y el profundo arraigo de un sentido de competencia y de falta de solidaridad en el gremio.

Natalia Cano

“No nos vemos como industria, sino como individuos. De alguna forma unos se pisan con otros, porque unos tienen tal círculo y los otros, otro. Entonces no nos agarramos de la mano y vamos todos juntos como industria sino que se torna en un quehacer personal y competitivo”, comenta el fotógrafo Nicolás Caballero, que este año aceptó la invitación de Natalia al colectivo. “Yo creo que espacios como Photokinetic se abren para consolidar esa necesidad, también para ver al fotógrafo como artista de la luz, no solo como un operador de una herramienta. Debemos vernos como artistas que exploramos mediante un lenguaje que, en este caso, es la fotografía; no como mecánicos”.

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Después de un juicioso rastreo de nombres, varios emails y un arduo proceso de persuasión, además de a Nicolás, Natalia y su hermano convocaron a otros fotógrafos que consideraban relevantes para el proyecto: Carmen Triana, Mauricio González, Santiago Escobar-Jaramillo, Santiago Sepúlveda y Susana Carrié.

Carmen Triana

“Como Natalia, yo también estoy súper desubicada, porque vivo hace cuatro años en Barcelona. Llegué acá y me abrumó no saber por dónde empezar como fotógrafa a tender puentes”, anota Carmen. “Entonces este encuentro fue muy bonito porque responde a la necesidad de armar un gremio más sólido, hace que uno le ponga una cara a alguien, una voz, una personalidad a imágenes que uno ve aisladas en Instagram o en internet. Para mí más allá de la exposición, el gran logro es esta congregación de personas”.

El diálogo transversal cuajó con su primera exposición colectiva en The Workhost, a través de la cual intentan también promover el montaje, la impresión y las exploraciones estéticas más allá de lo digital. “Somos una generación de fotógrafos que poco ha explorado el montaje. Vivimos totalmente en el mundo digital, de consumo excesivo de imágenes. Entonces ir a una galería es un poco extraño para muchos porque la gente está saturada. Toca generar la experiencia para que la gente pause más de quince segundos frente a una imagen”, comenta Nicolás.

Para eso, les pedimos a los miembros de PhotoKinetic con los que estuvimos ese día —Natalia, Mauricio, Carmen y Nicolás— que nos hablaran de sus series, que dieran un insight a eso que no siempre se ve de frente en las fotografías. Esto nos dijeron:

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Carmen Triana

"Esta serie, Regeneración, es un proyecto que hice hace cuatro años para una expo en Berlín. Decidí ensamblar un proyecto de retratos de mi hermana, que es mi musa, con quien he compartido todo. Para mí era esa conexión con lo femenino, lo natural, la conexión con la tierra, pero también por esa belleza que muestra. Lo lindo también es que era un juego, un juego con la luz y mi hermana, el cuerpo. Todo en un bosque en Elmontsain. En esa época yo estaba obsesionada también con la escultura, cómo el cuerpo se vuelve un objeto o en estas formas. Había quedado fascinada en París con unos trabajos de Rodin. Y eso se ve en ese toque clásico de las fotos, en la luz y las formas que proyecta la modelo en ese entorno".

Mauricio González

"Esta selección forma parte de un registro que hice en la India cuando estaba trabajando para el Desafío. Tomé unas cinco mil fotos, pero discriminé unas 200 fotos. Lo que ven acá es apenas un pedacito de todo lo que viví en la India. Tuve que elegir un enfoque: más que documental me fui por el impacto visual. Trato de buscar una imagen, digamos, linda. Una imagen linda con una historia detrás. Por ejemplo, en la foto del Taj Mahal intenté llegar de primerito, casi a las 4:00 de la mañana, para mostrar el lugar solo. Pero como nunca está solo, me encontré con el señor que barre para darle la bienvenida a los miles de turistas. Y lo más curioso es que el ícono de la India, que es hindú, sea un monumento musulmán.

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Los elefantes, que son otro de los emblemas icónicos de la India, porque son sagrados, y los adoran, se decoran con estos colores y estos patrones. Me parece muy bonito ese impacto visual. Es como un parqueadero de elefantes: cada persona lleva su animal, le tienen su nombre, están amaestrados. Una muestra de la veneración a los elefantes con mucho color".

Natalia Cano

"Esta serie es en un lugar que se llama Le Cirque, en París. Allí, dentro del circo, uno permanente, tomé las fotos. Quise resaltar los blancos, las texturas, porque está montada sobre unos contrastes pronunciados: claroscuros fuertes circenses. La señora de la foto me llamó muchísimo la atención porque tiene como cincuenta años y sigue siendo seductora, ágil, expresiva. Me parecieron increíbles sus registros y el manejo de sus expresiones. El resultado fueron estas fotos".

Nicolás Caballero

"Este es un trabajo de recopilación de trabajos en épocas distintas. Me gusta mucho la exploración de personaje: crear personajes a través de otros. Muchas son actrices, una es modelo. Hago un proceso de dirección de actores, en conjunto con diseñadores. Me gusta la moda como instrumento para personificar algo.

Ella es Juana del Río, una actriz, que fue un proceso muy conmovedor. Hablamos, somos buenos amigos, entonces en medio de la conversación catártica entre los dos salió esto: fue en mi casa. Le tengo mucho amor a esta foto porque es un proceso muy natural, me llenó un montón".

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