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Gente muy, muy vieja nos cuenta si está lista para morir

"Quisiera poder apresurar el tiempo. Pero estoy en camino".
Victoria Wlaka/Getty Images

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

En el mundo, la mayoría de la gente vive durante más tiempo, por supuesto esto significa que más personas llegarán a ser extremadamente viejas cuando mueran. Por ejemplo, en el Reino Unido, casi la mitad de todas las muertes se producen en personas de 85 años o más, mientras que hace apenas 25 años sólo era una de cada cinco.

Morir en la vejez puede significar un tipo de muerte diferente, como ser cada vez más frágil en cuerpo y mente y desarrollar numerosos problemas de salud durante muchos años. Si bien los años posteriores a la jubilación antes se consideraban simplemente como "vejez", en los últimos años, tener una vida más larga ha llevado a variaciones reflejadas en etiquetas como "viejo más joven" o "viejo mayor".

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Nuestra investigación previa mostró que las personas que tienen más de 90 años cuando mueren necesitan más apoyo en la vida diaria en su último año que incluso aquellos que mueren a finales de los 80. En el Reino Unido, alrededor del 85 por ciento de los que fallecieron a partir de los 90 años estaban tan discapacitados que necesitaron asistencia en actividades básicas de cuidado personal. Sólo el 59 por ciento de los que tenían entre 85 y 89 años cuando murieron tenían este nivel de discapacidad.

Saber esto tiene implicaciones al momento de planificar el apoyo para la vida y la muerte en diferentes entornos de atención. Pero, ¿qué sabemos sobre lo que realmente quieren las personas "mayores" (más de 95) cuando se trata de decisiones sobre su cuidado cuando se acercan al final de sus vidas?

Los más viejos y más frágiles en nuestra sociedad se están volviendo menos visibles ya que muchos de los que necesitan más apoyo, como los que tienen demencia, están en hogares de cuidado o tienen menos posibilidades de salir de ahí. Pero sus voces son cruciales para dar forma a los servicios de atención al final de la vida.

En nuestra última investigación, tuvimos conversaciones sobre experiencias de atención y preferencias con 33 mujeres y hombres de al menos 95 años de edad, algunos de más de 100 y 39 de sus parientes o cuidadores. De estos, el 88 por ciento eran mujeres, el 86 por ciento eran viudas y el 42 por ciento vivía en asilos.

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La muerte es parte de la vida de muchas de las personas mayores que entrevistaron, dijeron que cada día lo tomaban como llegara y no se preocupaban demasiado por el mañana. "Cuando llegas a los 97 tienes que vivir al día", dijo una mujer. La mayoría se sentía lista para morir y algunos incluso le daban la bienvenida: "Solo digo que cuando quiera llegar, aquí estaré esperando", dijo una.

Otros estaban más desesperados por llegar al final. "Ojalá pudiera apresurar el tiempo. Pero estoy en camino", este sentimiento fue común en aquellos que sentían que eran una molestia. Otros suplicaron que no los dejaran vivir hasta que tuvieran cien, y dijeron que no tenía sentido mantenerlos con vida.

La mayoría estaba preocupado por lo que dejaban atrás: "Lo único que me preocupa es mi hermana. Espero que no esté triste y que pueda lidiar con esto".

El proceso que conlleva la muerte fue la causa de la mayoría de las preocupaciones. Todos estuvieron de acuerdo en que una muerte pacífica e indolora, preferiblemente durante el sueño era lo ideal. Los entrevistados preferían sentirse cómodos en lugar de estar en tratamiento, y querían evitar ingresar al hospital.

Descubrimos que pocas veces las familias no entendían las preferencias de sus parientes (solo dos veces). Por ejemplo, una persona dijo que querían recibir tratamiento el mayor tiempo posible, mientras que su familiar creía que lo mejor eran los cuidados paliativos. Esto resalta la importancia de hablar sobre las opciones con la persona mayor en lugar de asumir que la familia conoce su opinión.

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Encontramos que la mayoría de las personas tienen conversaciones acerca de la muerte pero las toman con humor. Una minoría no estaba interesada en tener estas discusiones.

Es raro escuchar a personas que tienen tanto años, pero hay algunos estudios que han explorado las opiniones de los más jóvenes. En la mayoría de los casos, se concentraron en los residentes de hogares de atención y, en ocasiones, en los que viven en su casa. Una revisión de la literatura realizada en Suecia en 2013 encontró un total de 33 estudios en todo el mundo que exploraron las opiniones sobre la muerte y de gente muriendo entre personas mayores, aunque muy pocos buscaron las opiniones de los mayores.

Un estudio de 2002 descubrió que las personas mayores en Ghana esperaban la muerte, viéndola como un visitante bienvenido que traería paz y descanso después de una vida extenuante. Y un estudio de 2013 en los Países Bajos mostró que muchas personas cambiaron sus preferencias sobre cómo querían morir a medida que cambiaban sus necesidades de atención.

Un estudio reciente examinó las actitudes de las personas mayores hacia los planes de atención avanzada y las preferencias sobre cuándo iniciar dichos debates. Identificó 24 estudios, principalmente de los Estados Unidos y con rangos de edad más jóvenes. Los resultados mostraron que, si bien una minoría eludía la discusión sobre el cuidado al final de la vida, la mayoría les daba la bienvenida, pero rara vez se les daba la oportunidad.

Estos estudios respaldan nuestros hallazgos sobre la voluntad de las personas mayores de discutir temas que muchas veces se consideran tabú, su aceptación de la muerte inminente y sus preocupaciones sobre lo que traería el proceso de morir: aumentar la dependencia, ser una carga y el impacto de su propia muerte en los que se quedan. Para planificar servicios que apoyen mejor el creciente número de personas que mueren a edades cada vez mayores en diferentes entornos, debemos comprender sus prioridades a medida que se acercan al final de la vida.

Jane Fleming es investigadora asociada sénior de la Universidad de Cambridge. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.