Un barco del Departamento de Marina tailandesa junto al buque petrolero MT Orapin 4, tras su liberación después de estar secuestrado en junio de 2014. (Imagen vía EPA)
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Los combatientes yihadistas, radicados al sur de Filipinas y que ya proclamaron en su día su vinculación a Estado Islámico, estarían exigiendo 50 millones de pesos filipinos [1,1 millón de dólares] para liberar a los indonesios, quienes forman parte de un grupo de 18 secuestrados.Según cuenta Peter King, un excomandante de la Royal Marine que fundó la firma de seguridad marítima Maritime Anti-Piracy Advisory Group, si se obedecen las exigencias de los rescatadores la situación podría desembocar en una crisis nada deseable pero muy parecida a la somalí de hace unos años. Una situación en que la toma de rehenes se convierta en una nueva modalidad de financiar al crimen organizado."Si se pagan los rescates que se exigen, podríamos encontrarnos ante una nueva situación de descontrol", explica a VICE News. "Como ya se vio en Somalia, tan pronto como las aseguradoras pagaron los primeros rescates, los piratas somalíes redoblaron su ofensiva".Las opiniones de King se han alineado con las del ministro del Interior indonesio Luhut Pandjaitan, quien considera que la piratería en la frontera marítima de su país con las Filipinas podría convertir la zona en una nueva Somalia. En cualquier caso, lo cierto es que lo secuestros registrados en el mar Sulu, donde confluyen las aguas territoriales de Indonesia, Malasia y Filipinas, todavía no han registrado una escala de violencia ni remotamente parecida.
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Según el informe Safety and Shipping Review 2016, actualmente el 60 por ciento de los incidentes de la piratería global suceden en el sudeste asiático, mientras que Indonesia es el mayor hervidero mundial para la delincuencia marítima.Paralelamente, en el Lejano Oriente se ha producido el mayor crecimiento anual de incidentes jamás registrado, con un aumento del 288 por ciento de los casos. Las cifras se han disparado en gran medida por un aumento vertiginoso en los incidentes en las costas vietnamitas, donde se ha pasado de los 7 episodios de 2014 a los 27 del año pasado.Claro que Sam Bateman, un investigador profesional y miembro del Australian National Centre for Ocean Resources and Security, que pertenece a la Universidad de Wollongong, ha advertido que hay que ser cauteloso a la hora de comparar la piratería que se está dando a día de hoy en el sudeste asiático con la que se registró en su día en las costas de Somalia.En un artículo publicado este mes por la Asia & the Pacific Policy Society, Bateman advierte que la naturaleza de la piratería en el sudeste asiático, que sería más del tipo atropello con fuga, no tiene nada que ver con la observada en Somalia. Allí los violentos secuestros de enormes navíos vio cómo diferentes tripulaciones eran secuestradas durante semanas o meses, que era el tiempo durante el que se prolongaban las operaciones de rescate.¿Está España expoliando aguas somalíes? La pesca ilegal dispara la piratería de nuevo. Leer más aquí.
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King quiere subrayar especialmente eso. Puesto que si bien aceptar los rescates que ofrecen los secuestradores podría desencadenar que se dispararan los niveles de delincuencia, la mayor diferencia entre la zona y Somalia es que el país africano es un estado sin ley. En cambio, los gobiernos del sudeste asiático llevan tiempo diseñando políticas para combatir los asaltos a embarcaciones más pequeñas, casi siempre con el único objetivo de robarles. Y si bien estos son cada vez más frecuentes, también es verdad que los gobiernos de los países afectados parecen tener muchos más recursos de los que tenía el gobierno somalí para combatir con eficacia los ataques a los cargueros y las exigencias de rescate.Las dura guerra contra los consumidores de drogas en Indonesia está propagando el VIH. Leer más aquí.
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