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Cultură

El creador de un burdel animal alega que estas criaturas también pueden querer sexo con los humanos

Hablamos desde la cárcel con el el ex traficante de cocaína Douglas Spink, quién acaparó los titulares en 2010 cuando la policía allanó su propiedad en el Condado de Whatcom, Washington, y encontró un burdel animal, repleto de ratones cubiertos con...

Foto via Flickr user ronniegrob

En abril de 2010, el ex traficante de cocaína Douglas Spink acaparó brevemente los titulares de la prensa, cuando la policía allanó su propiedad en el Condado de Whatcom, Washington. En el interior, se encontraron con el funcionamiento de lo que la prensa ha descrito ya como un burdel animal, repleto de ratones sin cola cubiertos de vaselina. De la noche a la mañana, Spink se convirtió en el representante del brutal y extraño mundo de la bestialidad.

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Pero según Spink y el periodista Carreen Maloney —cuyo próximo libro, Uniquely Dangerous, se ocupa de su caso— las cosas no fueron del todo así. Maloney cree, basándose en documentos de la corte, que los ratones cubiertos de vaselina, por ejemplo, fueron un invento creado por la Sociedad Protectora de Animales local, y Spink dice que no es más que un asalto fanático contra él por ser un abierto defensor de las relaciones heterospecies, a veces conocido como zoofilia.

Spink no se considera un zoofílico más. Se describe a sí mismo como un investigador (en los laboratorios Baneki Labs), un escritor, y pensador de las heterospecies, y un activista de la igualdad de especies que se curtió en la acción directa de primera línea en la década de 1990 con la Tierra Primero.

VICE habló recientemente con Spink, en el tramo final de su condena actual, sobre sus puntos de vista respecto a la identidad de heterospecies, el fanatismo zoofílico, y nuestro repudio a la intimidad entre especies, resultado natural del solipsismo humano y las agresivas políticas anti ecocidio.

VICE: En primer lugar, ¿Te sientes bien con que te llamen un zoofílico, o prefieres un término diferente?
Douglas Spink: Tiendo a utilizar "heterospecies" en lugar de "zoofilia". Yo lo veo como diferente.

No creo que sea muy bueno como representante categórico de los heterospeciesistas o cualquier clase en particular. Soy un caso atípico, incluso dentro de las comunidades en las que más me siento en casa. Soy un rebelde de Chicago MBA, desarrollador de tecnología contra-vigilancia, bicho raro diagnosticado con síndrome de Asperger. Con mucho orgullo.

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He elegido un camino que me enfrenta a la postura zoofóbica en nuestra esfera social actual, y como resultado he sido señalado y encarcelado. Es un tema de crimen-por-el-pensamiento, no crimen-por-la-acción. Mis palabras se consideran criminales y se han hecho enormes esfuerzos para censurarme.

¿Nos puedes decir cómo te empezaste a involucrar con el tema de heterospecies y demás?
Me crié en un ambiente rodeado de caballos, de hecho aprendí a montar a los dos años. Yo era (y soy) capaz de comprender con empatía las cosas desde la perspectiva del caballo. Luego en mi clase de biología, me enfrenté a opiniones y hechos incongruentes con lo que yo sabía de mi inmersión de primera mano junto a compañeros equinos, tales como que los animales carecían de interés en el sexo o la sexualidad, y se criaban exclusivamente basado en el instinto.

Como un joven adolescente, tuve la oportunidad de aprender acerca de los (entonces) nuevos horrores de la fábrica de la agricultura que nos mostraban organizaciones no lucrativas, como PETA. Me convertí en un permanente (aunque imperfecto) vegetariano, y mi interesé mucho en el trabajo activista de un bienestar no solo para humanos. Aten cabos entre todo esto, y saldrá a relucir la cuestión de relaciones heterospecies entre los humanos y los no humanos.

Ok, entonces se cuestionaba sobre el trato de los animales y la sexualidad de estos desde mucho antes, pero ¿Cómo removiste los tabúes iniciales y empezaste a involucrarte con la intimidad heterospecies?
Cualquier persona que tenga algún tipo de repulsión al pensar en la idea de dos mamíferos teniendo relaciones íntimas está evidenciando una problemática de profundo desentendimiento acerca de lo que es ser un mamífero social. Es un tabú facturado.

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Oigo, en conversaciones privadas, tanto una puesta en escena del tabú enteramente fabricado como una curiosidad por el tema en sí. Y, aún así, cuando nuestros rostros se vuelven públicos ahí sí se oye: ¡Asqueroso! ¡Vergonzoso! ¡Inmundo!

Esto es diferente de la gente que en realidad sí está incómoda por las discusiones sobre las relaciones homosexuales entre humanos. Nuestra cultura tiene una obsesión de clóset con la sexualidad no humana. La negamos, pero no podemos negar una cierta fascinación con esto.

La persecución zoofóbica en ninguna medida ha sido un fenómeno moderno. Sé que tenemos la tendencia a asumir que la gente como yo siempre hemos sido perseguidos. Pero esa hipótesis si no la ponemos a escrutinio.

¿Puede dar algunos ejemplos históricos en los que se hayan considerado normales las relaciones heterospecies? O en qué momento piensa que se originó el sentimiento anti-heterospecies en la cultura moderna?
La prueba más convincente es el tema enormemente común de acoplamientos humanos / no humanos dentro de las historias génesis de tantas culturas y religiones diferentes. Claramente, esto no es un concepto que estuviera más allá de la imaginación en la gran mayoría de las culturas humanas.

He observado que el aumento de la tortura-cría moderna de carne (y la leche y los huevos) para el consumo humano se empezó a llevar a cabo junto con la repentina parada de pelos respecto al tema de la sexualidad no humana y las relaciones heterospecies. La existencia de un vínculo causal entre esas dos variables es una cuestión abierta en la literatura de investigación.

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Estamos separándonos del resto de los seres vivos. Los pocos animales que vemos en la calle están, casi que por seguro, quirúrgicamente esterilizados  o castrados o mutilados —con el fin de convertirlos en versiones asexuadas y socialmente lisiadas de sí mismos. Ahora nunca vemos a los no-humanos reales, y por lo tanto podemos distanciarnos más fácilmente de esta noción.

Illustration by Julia Gfrörer

Precedente histórico o no, los críticos de las relaciones heterospecies dicen que es imposible que los animales den consentimiento para una relación sexual, por lo que la intimidad entre humanos y animales es abusiva. ¿Qué dice a eso?
Si bien no es demasiado difícil ver que desollar a un vaca aún viva es perjudicial para ella —algo que sucede cientos de veces al día en las granjas de tortura, 100 por ciento legal en los EE.UU.—no es del todo fiable confirmar la intimidad sexual como un abuso; no tiene ninguna base científica o empírica.

La gente dice que cualquier interacción sexual entre un no-humano y un humano es "siempre abusiva", porque los no-humanos son incapaces de dar su consentimiento para ser participantes pasivos en un acto sexual. Pero la ley de odio zoofílico en el estado de Washington en 2006 se produjo como resultado directo de una interacción en la que los seres humanos eran pasivos. La gente dice que los no-humanos no pueden tomar sus propias decisiones acerca de sus propias actividades sexuales. Pero una yegua que no quiere copular con un semental puede fácilmente decir "no" con sus pezuñas. Eso se llama "preferencia de emparejamiento femenino", y es una parte esencial de la vida de los mamíferos.

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Si los animales no pueden dar su consentimiento para la intimidad sexual con los seres humanos, entonces no pueden dar su consentimiento para dicha actividad con ningún otro ser, lo que significa que vivimos en un mundo de incesante violación no reconocida, lo cual es obviamente una tontería.

No significa no, y eso se traduce muy bien. Hay una profunda tradición de conciencia en el mundo de los derechos animales que condenó como abusivas a las relaciones heterospecies, haciendo un daño enorme tanto a los seres humanos como los no humanos, que participan en este tipo de relaciones.

Los seres humanos pueden ser horriblemente crueles, cuando se trata de tratar a los no-humanos. Desde los toros que a la fuerza son "electro-eyaculados" al tener una sonda eléctrica incrustada en su recto, hasta yeguas puestas en cepos siendo inseminadas por técnicos veterinarios, luchando y pateando, este tipo de actividades abiertamente no consensuadas suceden todo el tiempo, siendo perfectamente legales

Para mí, eso es un delito. Que tales violaciones ocurran con mucha más frecuencia en la tortura-agricultural industrial que las relaciones heterospecies es imposible de negar.

¿Entonces cómo son las personas que tienen relaciones heterospecies? Usted dice que es una excepción, pero ¿hay algún denominador común entre la comunidad heterospecies? ¿Existe realmente una comunidad que lo ve como una parte primordial de su identidad? ¿O se trata de algo más oculto?
La comunidad, fragmentada y disfuncional a ratos, existe como tal. Algunas veces las divisiones políticas más grandes existen entre los “zoofílicos de perros” y “zoofílicos de caballos”, así como las “manzanas podridas” son más fáciles de detectar; pero eso no quiere decir que una manzana pudra al resto, ¿o si?

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Refleja lo que uno encuentra en, por ejemplo, la comunidad gay. Quiero decir, ¿existe realmente tal cosa como la "comunidad gay" en primer lugar? ¿Son los jovencitos y los osos de cuero realmente parte de alguna identidad social cohesionada, simplemente debido a sus preferencias de género? Además, así como es ridículo imaginar que alguien pudiera ser curado de la homosexualidad, es aún más ridículo pensar que alguien cuyo nexo social gira en torno a los no -humanos va a ser capaz de excluir de forma selectiva este componente esencial de su identidad.

Yo diría que la gente heterospecie es gente con una empatía evidente y natural. Una de las claves que suscitan el término “zoodar” es precisamente ese sentimiento de empatía que transmiten. Esta comunidad tiene bastante visible “el regalo”, cuando se trata de trabajar con colegas no humanos. Sin embargo, se sienten tímidos respecto a ese regalo, y tristemente, toda esta situación los deja marcados. La cicatrización de estas marcas puede ser algo superficial o puede manifestarse en exposiciones espectacularmente destructivas, con odio impulsado a sí mismo, como encontramos en el caso de Randy Pepe, alias Zoobuster. Era un zoofílico admitido que se rebeló contra su comunidad en la década de 1990, enfrentando gente que había confiado en él y manteniendo una “lista de la muerte” en su página web, donde se jactaba de los que habían cometido suicidio, o cuyas parejas no humanos habían sido secuestradas y asesinadas, como resultado de su enferma campaña.

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Estas cicatrices reflejan lo que se esperaría de cualquier situación de doble identidad, es decir, la psicología encerrada.

Usted habla de la persecución. ¿Cómo se ejecuta esto? ¿Cree que el fanatismo que usted ha experimentado es similar a, por ejemplo, al fanatismo a favor de los derechos de los homosexuales?

Lo que me hicieron a mí no es nada en comparación al horror de saber que mis seres queridos fueron asesinados mientras estaba en esta terrible prisión, incapaz de salvarlos. Es muy difícil pretender que todo esto está motivado por una preocupación hacia el bienestar humano, cuando los primeros objetivos incluyen a no humanos.

Las minorías siempre serán estigmatizadas a un montón de afirmaciones sospechosas, enjambradas por los mismos grupos sociales mayoritarios. No más miren cuántos periódicos “respetables” publicaron la mierda de los ratones con vaselina cuando ocurrió mi caso en el 2010. No hay ni un solo video que pruebe esto.

Debido a que las mentiras que se dicen de forma rutinaria sobre nosotros son tan ridículas, el esfuerzo se centra más en el silenciamiento de cualquier persona que sea capaz de enfrentarnos directamente. Me han amenazado de muerte (por un mariscal de EE.UU.), me han amenazado con años de prisión, y he sido víctima de varios intentos fallidos para tenderme una trampa por nuevos, y no existentes, crímenes. Pero al final valió la pena. Un precedente se estableció: ya no se puede coaccionar y amenazar violentamente a los zoofílicos en este país. He desarrollado una teoría donde, para algunos fanáticos en busca de un fanatismo, el hecho de que ya no estén socialmente facultados para odiar a la gente gay les ha hecho odiar a la gente zoofílica como un sustituto práctico.

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Esta comparación no es popular entre muchos activistas que se autodenominan en contra de "la discriminación basada en la orientación sexual". Para ellos, la única dimensión legítima es heterosexual / homosexual. No es sino ser testigo de las batallas horribles sobre si a la gente trans se les permite compartir el impulso de las campañas exitosas de derechos gay.

Parece apoyar algunos de sus argumentos en la idea de que usted está determinado por su orientación sexual. Pero por lo que yo sé, ser heterospecies no se reconoce como una orientación sexual legítima. ¿Cómo lidiar con el hecho de que la sociedad y el sistema legal no reconozcan la validez de la orientación sexual que lo describe?
Existe un "consenso en evolución" entre los investigadores, que de hecho se encarga de estudiar si ser heterospecies es de hecho una orientación sexual legítima, siendo legítimo, lo que signifique en ese contexto. Te propongo que le des la vuelta: ¿Dónde está la investigación que sugiere que una orientación heterospecies no es una orientación sexual legítima? No hay tal investigación.

Si el ordenamiento jurídico, o de la sociedad, reconoce la validez de un hecho empíricamente validado o no en realidad no es mi preocupación. Mi propia experiencia es que el sistema legal se dobla a sí mismo en pretzels cómicos con el fin de evitar el enfrentamiento con el tema por completo.

Deje que los fanáticos justifiquen su posición:

1. El fanatismo basado en la orientación sexual está mal.
2. Ser heterospecies es una orientación sexual.
3. Por lo tanto, el fanatismo dirigido en contra de ser heterospecies es erróneo.

Usted habla de su papel abierto como un heterospeciecista en términos de disidencia política, investigación y activismo. ¿Cuáles son sus metas?
Mi trabajo se apoya totalmente en las interconexiones respetuosas y recíprocas entre los humanos y los no humanos, punto. La persecución zoofóbica es la otra cara de la moneda, la del odio, la falta de respeto y el rechazo de la plena condición de personas en nombre de personas que no son humanos.

En el espacio político, veo el fanatismo zoofóbico más como una manifestación de la ruptura del estado de derecho en la América moderna: "La ley no existe para proteger a gente como tú". Es una traición a todas las cosas buenas en la que nuestro país fue fundado originalmente: La igualdad de protección bajo la ley y el debido proceso.