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El Culto: Marion Jones

Marion Jones fue una de las mejores atletas del mundo, pero sus escándalos de dopaje terminaron por sepultar su legado.
Illustration by Dan Evans

El miembro de "El Culto" de esta semana es la atleta estadounidense cuya grandeza terminó por derrumbar su integridad. Puedes encontrar las demás entradas aquí.

Grado de culto: La mentira más rápida y lenta

En 1992, en sus años preparatorianos, Marion Jones dejó claro que había algo especial en ella. Era un fenómeno de los sprints, y dominaba la escena del atletismo californiano como nadie lo había hecho antes. Jones era un centelleo en el horizonte mucho antes de que las demás competidoras se colocaran en los bloques de salida; un flashazo sobre la línea de meta mientras sus compañeras recién se alistaban. Apenas su segundo año de preparatoria, y Jones ya era clasificada número cuatro del campeonato estadounidense en los 200 metros. Había terminado en cuarto lugar en las pruebas para los Olímpicos de Barcelona, y estaba encaminada para ganar el prestigioso premio, Jugador Gatorade del Año, por tercera vez consecutiva.

Pero eso no era todo en la vida de Jones, ya que también era una basquetbolista exitosa y una grandiosa deportista en salto de longitud. Jones era el orgullo de su escuela Thousand Oaks High School; uno de esos talentos que sólo se dan una vez en mucho tiempo. Era diferente, y sus compañeros atletas lo sabían. Contaba con un ritmo increíble, una potencia inmensurable, y un deseo insaciable de competir y lograr el éxito. Jones era una maravilla para todo aquel que la observaba.

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Por cierto, también podía faltar a una prueba obligatoria antidopaje y salirse con la suya.

Grabación casera de Jones ganando el torneo California State Meet de 1990

En 1992, en el punto donde su carrera comenzaba a despejar, Jones se negó a proveer la muestra de una prueba estándar fuera de competición. Fue presentada ante un tribunal, bajo la amenaza de una suspensión de cuatro años del atletismo. Johnnie Cochran, abogado defensor de Jones y bien conocido por su papel fundamental en la absolución de O. J. Simpson, logró exonerarla, luego de que argumentara exitosamente que la carta donde se le informó de su prueba había sido dirigida a la persona equivocada. Jones regresó a las competencias, y pronto se convertiría en una de las atletas olímpicas más estimadas en el mundo.

A pesar de que es difícil asegurar con precisión en qué punto Jones comenzó a consumir sustancias para mejorar el rendimiento atlético, existen insinuaciones de que lo habría hecho una vez solucionado su pleito con el tribunal. Los comentarios ácidos de sus rivales, los gestos y, en ocasiones, las acusaciones directas de comentaristas e incluso de aquellos que aseguraban que todo estaba bien, comenzaron a surgir. Una vez que Jones comenzó a participar en las competencias del nivel más exigente, le resultaría bastante complicado triunfar sin la ayuda de las sustancias químicas. En declaraciones para USA TODAY sobre los triunfos de Jones en las Olimpiadas de Sídney 2000, uno de los hombres involucrados en el declive de la velocista comentó: "En mi opinión, la gran mayoría de los atletas con los que Jones compitió en el 2000 también usaron sustancias para mejorar el rendimiento atlético".

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El hombre en cuestión fue Victor Conte, fundador y presidente de la clínica de nutrición deportiva que Jones frecuentaba junto con su novio Tim Montgomery y su ex esposo C.J. Hunter. La clínica también era conocida como BALCO, y tenía el propósito de proveer a los atletas suplementos para mejorar su rendimiento. Pero en su lugar, se trataba de un exhaustivo programa de dopaje, donde se administraban esteroides ilegales y otras sustancias prohibidas.

BALCO se vino abajo después de una investigación federal sobre dopaje, y con ello la carrera de Jones. En 2004, Conte apareció en entrevista con Martin Bashir en el programa 20/20 de ABC, y confirmó lo que los detractores de Jones habían sospechado desde hace tiempo. Conte confesó que él mismo había administrado a Jones varias sustancias prohibidas antes, durante y después de los Juegos Olímpicos de Sídney. C.J. Hunter declaró ante un jurado de acusación que el uso de sustancias prohibidas de Jones había iniciado mucho antes de Sídney y de haber conocido a Conte. A pesar de que no hubo evidencia suficiente para presentar cargos contra Jones, su reputación caía al vacío hasta el punto de no retorno.

Finalmente, cuando aceptó en octubre de 2007 haberse dopado, existía la sensación de que era algo inevitable. Luego de negarlo durante más de una década, debió ser un pequeño alivio poder decir la verdad. Jones había engañado a todos ,dentro y fuera de la pista, pero sus turbios métodos la habían, por fin, alcanzado. Reconoció que había mentido a los agentes federales bajo juramento sobre su consumo de sustancias prohibidas en las Olimpiadas de Sídney, y fue sentenciada a seis meses de prisión. Antes de cumplir su sentencia, Jones derramó lágrimas en la rueda de prensa, donde se dirigió a su nación: "Estoy aquí parada frente a ustedes para decirles que he traicionado su confianza".

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Con ello, sus logros se derrumbaron. Las tres medallas de oro que ganó en los 100 y 200 metros, y en los relevos 4x400 en Sídney, fueron confiscadas, al igual que las preseas de bronce que había ganado en salto de longitud y en relevos 4x100. Todas sus victorias a partir del año 2000 fueron eliminadas de los historiales. Sus logros fueron borrados oficialmente, deslavados por el diluvio de la recriminación, la ira y la humillación pública.

Marion Jones mintió, y de manera grandiosa. No todos sus contrincantes estuvieron exentos del consumo de sustancias, pero aquellos que participaron limpios vieron cómo su éxito les jugó una mala jugada. Jones pasó de una superestrella de preparatoria a una magnífica atleta olímpica, que dejó atrás a cientos de competidores. Cuántos atletas se vieron privados de su momento de gloria es algo que nadie sabrá.

Punto de entrada: Alto

Una de las cosas más tristes del declive de Jones es que pudo haber sido espectacular sin la ayuda del dopaje. Jones contaba con un talento natural, incluso cuando es difícil saber en qué momento comenzó a complementar sus habilidades con las sustancias químicas. Ya que sus padres se habían divorciado cuando era una niña, Jones fue criada y apoyada por su padrastro, Ira Toler. Cuando Toler murió repentinamente en 1987, Jones enfocó toda su atención al deporte. Estaba motivada para lograr el éxito tanto por el luto como por su ambición personal; una vertiginosa combinación que la elevaría hasta el punto más alto del atletismo junior antes de que dejara de ser una adolescente.

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En esto existe, tal vez, una mirada a la caída de Jones. Si el atletismo fue una forma de catarsis, un escape, entonces resulta un poco más fácil entender porqué Jones quiso garantizar su éxito. La pista sirvió como un escape de la cruda realidad, y Jones dependió cada vez más de las victorias. Vivía en un mundo deportivo de fantasía. Desafortunadamente, en su ensoñación, pronto se encontraría caminando dormida hacia una vida de fantasía y engaño.

Las repetidas negaciones de Jones sobre su consumo de sustancias prohibidas puede que hayan sido falsas esperanzas pero, por un efímero momento, vaya que debieron ser exquisitas. Verla ganar la final de los 100 metros en Sídney fue cautivador, incluso en retrospectiva. Sale disparada de los bloques de salida, llena sus piernas de increíble poder, se abalanza y deja una pista solitaria a sus espaldas. Al cruzar la línea de meta, lanza sus brazos hacia atrás como si estuviera volando. Por un segundo —un minúsculo y engañoso segundo— es ella realmente.

El momento: Campeonato mundial de 1999

Es complicado escoger un logro destacado de una carera que ahora posee más descalificaciones. Para ello, uno tiene que regresar en el tiempo al Campeonato Mundial de 1999 celebrado en Sevilla para encontrar aquel momento. Es la última competencia en la que se cree Jones participó sin consumo alguno de sustancias prohibidas, incluso cuando existen varias quejas que aseguran lo contrario. Jones tenía en mente ir por las cuatro medallas previo al arranque del torneo, pero tal vez por primera vez en su apogeo, la realidad le dictaría otra cosa.

Luego de quedar en primer lugar en los 100m y tercera en salto de longitud, Jones tenía la esperanza de cumplir su sueño en los 200m. Tuvo un arranque sólido, pero de la nada se detuvo a medio recorrido. Se había lesionado, y no competiría más. Visiblemente devastada, fue retirada en una camilla ante la enorme ovación del público.

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Nadie lo habría sabido en aquel entonces que se trataba de Marion Jones en su mejor momento. Fue un momento de fracaso valeroso en una carrera plagada de éxitos manchados. Durante los pocos minutos cuando fue retirada en una camilla, Jones mostró al mundo su ser más honesto. En una trayectoria de mentiras y fantasías elaboradas, el brillo de la honestidad parece invaluable.

Palabras finales

Oprah Winfrey: "¿Entonces en ningún momento pensaste que lo que estabas consumiendo sería considerado ilegal o como una sustancia prohibida?

Jones: "Nunca me lo pregunté. Nunca. Jamás pensé que necesitaba algo para mejorar. Jamás tomé sustancias prohibidas conscientemente".

Fragmento del programa Oprah Winfrey Show, transmitido en octubre de 2008. Incluso en aquel entonces, Jones intentó salirse con la suya.

Texto: @W_F_Magee / Ilustración: @Dan_Draws