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Qué esperan los jóvenes españoles del mundo laboral

No todo tiene que ver con un trabajo estable, algunos prefieren tener un trabajo motivador en el que no solo estén calentando la silla durante ocho horas.

Hace unas semanas llamó poderosamente mi atención un estudio elaborado por la firma Grant Thornton entre agosto y octubre de 2016 que comparaba las prioridades de los Millennials —ese variopinto cajón de sastre generacional en el que algún iluminado encorsetó a los nacidos entre 1980 y 2000, aunque dudo que la situación vital y laboral de una persona de 35 tacos tenga algo que ver con una de 17— con lo que los directivos piensan que es prioritario para estos. Sus resultados dejaban patente que los jefazos están algo desfasados cuando se trata de identificar cuáles son las verdaderas aspiraciones laborales de sus colaboradores más jóvenes.

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De hecho, la diferencia de percepción más abismal se da en relación a la estabilidad laboral: mientras que solo uno de cada cuatro millennials encuestados considera tener un curro fijo como un factor de atracción hacia una empresa, estas siguen convencidas de que si les ofrecen un contrato indefinido matarían por él. La mayoría de los capos también piensa que la pasta está en el top de las aspiraciones de los menores de 35 años, pero ¡oh, sorpresa!, resulta que solo ocupa el cuarto lugar en su lista. En realidad, lo que los millennials dicen que les molaría por encima de todo sería un trabajo motivador, con posibilidades de ascenso y facilidades para conciliar. En cambio, detestan el presentismo y el estancamiento.

Para comprobar hasta qué punto la estabilidad y la retribución económica son valores de capa caída para los millennials, he decidido entrevistar a unos cuantos. Eso sí, siendo consciente de que la muestra solo representa a una parte de esta supuesta generación: todos mis "elegidos" viven en Barcelona, tienen edades entre los 20 y los treintaypocos, tienen un nivel de formación alto e incluso curros que no están nada mal. Y entre ellos no hay ningún nini (por cierto, según la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de 2016, en los últimos 12 meses su número cayó en 128.400, si bien en España siguen habiendo 1.420.800 personas de entre 16 y 29 años que ni estudian ni trabajan), pero sí dos emprendedores.

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Sergi, periodista, 25 años

" Si te mueves, acabas encontrando lo que quieres "

Una época colaborando con un medio local y tres años trabajando como community manager de una pequeña empresa fueron más que suficientes para que Sergi asumiera que si quería salir del estancamiento necesitaba una formación extra, pero no cualquiera. Así que se decidió por un master de marketing digital en una universidad privada que le ha llevado a hacer prácticas en una empresa donde siente que ha encajado y tiene posibilidades de quedarse. Aunque tiene claro que lo de "un curro para toda la vida" no es una opción.

VICE: Dejaste un contrato indefinido por uno de prácticas por tres meses. ¿Ha merecido la pena?
Sergi: Estoy muy contento. Conseguí las prácticas en una agencia de marketing gracias a la bolsa de trabajo del máster. En febrero se acaban pero ya me han dicho que me harán un plan de carrera y empezaré una formación, y eso lo valoro mucho. Desde luego viendo que hay empresas como la que estoy ahora en las que cuidan a los trabajadores, no volvería a un sitio como mi trabajo anterior, donde les dabas la mano y te agarraban el brazo: por mil euros justos al mes, me exigían hacer muchas horas extra, incluso un día del fin de semana sin ningún tipo de compensación ni agradecimiento y eso desgasta, tenía ganas de cambiar.

Puestos a pedir, ¿qué requisitos debería tener el trabajo de tus sueños?
Mi ideal es un lugar donde me sienta útil, me tengan en cuenta, me respeten y me valoren por el trabajo que hago. Y en el que si me esfuerzo, me recompensen de alguna forma. Mi objetivo es seguir aprendiendo, que me motiven y me formen. Prefiero el reconocimiento a un sueldo alto, aunque no sé hasta que punto las empresas se aprovechan de eso.

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Bajando de la nube, ¿qué panorama crees que te encontrarás en el mundo real?
No estoy preocupado. La vida me ha demostrado que si te mueves acabas encontrando lo que quieres.

Si hablamos en términos generacionales, a grandes rasgos, ¿cómo ves el papel de los millennials de tu entorno en el mercado laboral?
La mayoría no trabaja de lo que  ha estudiado. Muchos compañeros de la uni hacen de recepcionistas, por ejemplo. De todos modos, creo que preferimos buscar algo que nos guste que estar en un sitio toda la vida y hacer lo mismo. Asumimos más riesgos y también podemos hacerlo porque no tenemos tanto miedo a perder un trabajo. Supongo que cuando tienes familia la cosa cambia.

¿Cuál dirías que es vuestra principal fortaleza y vuestra mayor debilidad?
Desde el punto de vista del marketing, creo que somos mucho más capaces de entender a la generación digital, estamos acostumbrados a utilizar el móvil o las redes sociales constantemente y por eso podemos concebir campañas de marketing dirigidas a esa gente y y transformar el modelo de publicidad existente. Por otro lado, creo que nos cuesta más concentrarnos, nos podemos distraer fácilmente con un Whatsapp personal, por eso a menudo en el trabajo incluso pongo el mío en modo avión.

Irene, realizadora audiovisual, 25 años

"Me gustaría tener seguridad 2 o 3 años y luego decidir si quiero otras cosas"

Desde su primer trabajillo haciendo estudios de mercado por teléfono a los 17 años ha compaginado su grado superior de realización y un curso de guión con un sinfín de rodajes de gratis que tenía que compensar con otros trabajos como monitora de comedor, de extraescolares, de casales… Hasta que harta de tanto pluriempleo precario decidió dar un giro radical y apuntarse a un curso de auxiliar de veterinaria en una universidad pública, esperando que la conduzca a una cierta estabilidad.

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VICE: Vaya cambio… ¿Qué te impulsó a decidirte?
Irene: Los animales siempre me han gustado y me di cuenta que el mundo audiovisual es muy inestable, nunca tenía un horario fijo, participaba en un montón de rodajes pero la mayoría eran de muchas horas y no remunerados, así que tenía que compaginarlo con otros trabajos. Como me independicé, necesitaba más pasta y vi que si salía algo de lo mío igual sería más adelante. Así que durante un tiempo me fue muy bien tener el carnet de monitora, aunque parezca poca cosa: tuve dos trabajos de un total de 8 horas diarias. Al final, opté por un curso de auxiliar de veterinaria muy cañero y con prácticas en el hospital veterinario de la UAB que me recomendaron y ahora solo trabajo 5 horas semanales haciendo una actividad de teatro para niños. Estoy ilusionada, espero encontrar algo bueno de forma bastante directa, sin tener que hacer muchas horas sin sueldo.

¿A qué aspiras tras esa formación?
Espero no estar equivocada y tener la suerte de encontrar, ahora sí, un buen trabajo. Me veo el año que viene o en dos años en una clínica veterinaria con un empleo estable. No tiene por qué ser algo para toda la vida, pero sí con más estabilidad y un horario. Me gustaría tener seguridad dos o tres años y en el momento que tenga algo de dinero decidir si quiero viajar, tener un hijo, cambiar de trabajo o de ámbito… Nunca es tarde.

¿Qué sensación percibes entre tus colegas respecto al mercado laboral?
La decepción es un poco general. Realmente falta trabajo. Quizás el 80% de mi entorno no tiene el que desearía por los estudios que ha hecho. Al final o buscan cosas no relacionadas o les cuesta mucho, o más años o más estudios. Y es realmente difícil compaginarlo con independizarte: estando una persona sola es imposible, necesitas irte con tu pareja o compartir piso y por eso acabas cogiendo lo que tienes al alcance, los típicos curros de joven. Yo por ejemplo en mi último trabajo estuve cuatro años y medio, y al segundo año ya me quería ir, pero no podía porque me tenía que pagar el piso.

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¿Qué dirías que os caracteriza como generación?
Creo que somos muy polivalentes. Todos hemos tirado muchos CVs en sitios de los que no teníamos ni idea, para probar, y hemos acabando trabajando en cosas que no nos gustaban, por querer ganar algo de dinero. Con formación, somos capaces de hacer de todo. Pero bajamos bastante la cabeza, porque sabemos poco de derechos laborales en comparación con la generación de nuestros padres. Y en las escuelas no nos enseñan nada de empresas.

Eli, gestora cultural, 29 años

" Me revienta la no transparencia y que te den falsas esperanzas"

Su formación impresiona: tras la carrera, un máster y becas en Estados Unidos, Holanda y Reino Unido. Eli calcula que ha pasado por unas 20 empresas de lo más variopintas, en las que ha ejercido de lo suyo, pero también de monitora de niños, asistente de cruceros en el puerto de Barcelona… hasta su actual puesto en un colegio profesional, en el que realiza más tareas de administrativa que de gestora cultural. Se muestra muy combativa y crítica con el funcionamiento de nuestro sistema laboral.

VICE: Tuviste la mala pata de elegir una carrera "sin salidas"…
Eli: Cuando acabé la uni, estaban cerrando galerías de arte, museos… no había donde hacer prácticas ni mucho menos trabajo. Tuve que espabilar e irme al extranjero, primero a seguir estudiando y después a buscar trabajo. Estuve en Boston, Utrecht y Cardiff y al volver a Barcelona encontré cutre-curros, sobre todo de turismo. Ahora llevo nueve meses en teoría cubriendo una baja maternal en un sitio en el que no tengo aún ni cajón ni una mesa fija, donde no están claras las prioridades porque todo es prioritario. No me han pedido apoyo para organizar ningún evento ni me han destinado a un proyecto. Hago una serie de tareas muy repetitivas, sobre todo de tipo legislativo-administrativo. No disfruto pero tampoco lo paso mal.

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¿Cuál es el ambiente en tu trabajo actual?
La gran mayoría de la gente tiene más de 40 años, está muy desmotivada y espera de ti alegría, paciencia, vitalidad… pero te traspasa toda su depresión, su negatividad… y eso te acaba contaminando. Muchos compañeros, y hasta la directora me dicen: "si encuentras algo mejor, márchate sin dudarlo". Pero ellos no se han reinventado ni se atreven a cambiar.

¿Y qué me dices de la situación laboral de tus amigos?
Los de mi carrera, o trabajan puntualmente, o lo hacen gratis o están en paro. Y algunos se han arruinado intentando iniciar un negocio. Si han estudiado otras cosas, casi todos tienen contratos temporales. Conozco a algunos ninis, pero son algo más jóvenes que yo, de 24 o 25 años. Creo que somos una generación que nos hemos dormido en la comodidad y la gente tiene miedo de quejarse, pero espero que se de cuenta de que tenemos que luchar en colectivo, aunque no nos lo pongan fácil.

Desahógate ¿qué tipo de cosas te hacen abominar de una empresa?
Lo peor es que te den falsas esperanzas. En las empresas te prometen muchas cosas para que te esfuerces, como que después de un contrato de interina te harán fija. Me intentan vender una seguridad que no es realmente lo que busco. Por otra parte, en las entrevistas de trabajo te piden una serie de cualidades creo que por una cuestión de imagen, porque luego no te dejan aplicarlas, ya sea una multinacional, una pyme o incluso una start-up. Y me revienta la no transparencia, el secretismo, las normas no escritas… es algo muy de aquí.

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Tu curro ideal sería…
Para mi lo normal debería ser un trabajo donde el equipo sea humano, respetuoso y transparente, que no te intenten esconder cosas. Tener un salario que valga la pena sería ya la bomba, o al menos, poder trabajar con flexibilidad real. Creo que no es necesario estar calentando una silla un montón de horas.

Eduard, técnico en cosmética capilar, 32 años

" No trago el 'no se hace porque aquí mando yo' de algunos jefes"

Después de haber trabajado en varias empresas aquí y en el extranjero, por cuenta ajena y propia, Eduard acaba de montar su propio negocio, la Biopelu, en el que su prioridad es no caer jamás en lo que detestaba en algunos jefes que ha tenido: la falta de comunicación con los colaboradores y la desconfianza en sus propuestas más innovadoras.

VICE: ¿Qué te ha impulsado a pasarte al lado oscuro y convertirte en jefe?
Eduard: Como empleado, me he encontrado con muchas limitaciones para darles a los clientes lo que necesitaban. Es difícil ser joven y encontrarte con un equipo estancado y una empresa que no se mueve. Soy creativo y emprendedor, no lo hago para tocar los cojones a nadie. Ahora, como empresario me preocupa que la calidad del servicio prime por encima de todo, con un equipo bien preparado al que le guste la profesión, sienta el proyecto como suyo y que haga piña para tirar adelante.

¿Hay algo en especial que no soportaras de trabajar para otros?
No trago que cuando has buscado una solución, la empresa la deniegue sin motivos, en plan "porque aquí mando yo y se hace solo lo que yo diga". Supongo que es un problema de ego, de "como no lo he conseguido yo, no vale". A menudo hay desconfianza por parte del empresario cuando se encuentra con una persona muy motivada. Además, creo que en las empresas se habla mucho pero se pierde mucho el tiempo, no hay buena comunicación.

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¿Cuál es tu estrategia para no cometer ese tipo de errores con tu equipo?
Para mi es fundamental hablar constantemente con la gente, escucharles, motivarles y saber delegar. Creo que para cumplir objetivos hay que ayudarles: si por ejemplo veo que alguien tiene un mal día, le digo que se puede ir antes. El cambio fundamental no está en convertirme en empresario o jefe, sino en ser el líder de un equipo. El error es creer que esto funciona porque tú eres el director. Cuando algo no sale, soy el primero en hacer autocrítica y pensar que no me he explicado bien.

¿Les pagas correctamente?
En general, en mi sector los salarios son patéticos, el base no llega a los 700 euros. Por eso soy partidario de tener dos o tres personas con un buen sueldo en lugar de siete con unas condiciones mínimas. Pero no regalo nada, se lo curran mucho.

¿Qué crees que diferencia a tu generación de las precedentes en el ámbito laboral?
Creo que somos muy trabajadores y entramos en los sitios con mucha fuerza, aunque a menudo topamos con gente desmotivada y eso nos acaba cansando. Aunque no esperamos a que nos despidan, si algo no nos gusta nos vamos, sea en el sector que sea.

Eva y Marc, médicos, 35 y 34 años

"Apenas hay paro entre los médicos jóvenes, pero sí mucha precariedad"

Son pareja, tienen tres hijos y puestos de responsabilidad bastante bien retribuidos… Ella como jefa de pediatría de un hospital privado y él como asesor del conseller de Salud de la Generalitat. Quizás os preguntaréis si son reales, cómo diantre lo han conseguido y dónde está la trampa. Pues ahí van algunas de sus circunstancias: manejan unos horarios locos, viven en un piso de alquiler en un barrio normal y también han tenido que sobrellevar años de incertidumbre laboral. Y no, sus padres no son ricos ni tienen contactos en el mundo de la medicina.

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VICE: ¿De verdad que vuestra profesión tampoco está a salvo de la precariedad laboral?
Eva: Solo hay un 1% de médicos en paro. Ya desde los primeros años de residencia tienes bastante marcada tu salida profesional, sea cuál sea tu especialidad, y encuentras trabajo en seguida, aunque bastante precario. Quizás si estás en un hospital público a fin de mes el salario sea bastante bueno si has hecho muchas guardias, pero los contratos suelen ser muy cortos y no tienes vacaciones. Por eso cuando tienes familia tiendes a optar por trabajar en un centro privado, no por cobrar más sino para una mejor conciliación.

Marc: A pesar de que la tasa de paro entre médicos sea prácticamente inexistente, la mayoría de los jóvenes tienen trabajos precarios y es habitual encadenar contratos de entre 2 y 6 meses y hacer muchas guardias para llegar a fin de mes, lo que penaliza tus relaciones familiares y de amistad.

¿Qué lugar ocupa el trabajo en vuestra vida?
Eva: Estoy contenta con mi vida laboral, pero mis aspiraciones han cambiado en el momento de tener hijos: ahora quiero tener un trabajo que me llene pero que no me ocupe todo el tiempo. Profesionalmente no he llegado donde quería cuando tenía 23 años, pero mi trabajo de ahora es perfecto para mi situación familiar. Y la verdad es que tampoco es tan habitual ser jefa de servicio a los 35 años. Ahora la estabilidad pesa, pero quizás dentro de unos años no. Tengo ganas de continuar formándome. La prioridad es continuar creciendo y no estancarme, no creo que sea mi trabajo definitivo ni que haya llegado a mi meta.

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Marc: Para mi la medicina tiene intrínseca una visión de servicio social y hace años que me intereso en temas políticos. Así que aunque hace un año me hicieron por fin un contrato indefinido en el  hospital público donde estaba, acepté hacer un paréntesis para trabajar de otro modo por la salud de los ciudadanos. Es enriquecedor pero mis jornadas son larguísimas y además, lo que me gusta realmente es lo que hacía antes.

Eva, ¿te sientes valorada y respetada por colegas más mayores?
Eva: Sí. Nunca he tenido disputas con gente más mayor ni me he sentido infravalorada. He conseguido una relación muy cordial.

¿Qué cambiaríais en vuestro ámbito laboral?
Marc: La estructura empresarial del país no promueve la investigación científica, es muy difícil desarrollar una carrera en ese ámbito, y eso genera frustraciones. El sueldo es una forma de reconocimiento pero no el único, se podría incentivar también mediante estancias formativas, periodos sabáticos…

Eva: El hecho que se haya feminizado tanto la medicina la ha humanizado mucho, pero me enfada que los altos cargos sigan siendo predominantemente masculinos, es algo que viene de antiguo y se ha perpetuado en el tiempo. La proporción entre hombres y mujeres directivos es muy desigual y eso hay que cambiarlo.

¿Son poco combativos los médicos Millennials?
Eva: Los de la generación anterior dicen que ellos nos han allanado el camino y que somos unos privilegiados, a veces me da la sensación de que nos tienen un poco de rabia. Pero nosotros también hemos sufrido la crisis y no estoy de acuerdo en que lo hayamos tenido tan fácil. De todos modos, somos uno de los colectivos menos sindicados, nos implicamos poco y no solemos hacer grandes reivindicaciones excepto en la etapa de estudiantes.

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Marc: Creo que somos una generación muy resignada y poco reivindicativa pero no sabría decir el motivo. Quizás porque nos hemos incorporado al mundo laboral en los peores años de la crisis. Pero a la vez, eso ha favorecido que tengamos nuevos valores y prioridades, como la transparencia, la internacionalización o el trabajo en equipo.

Alejandro, arquitecto técnico, 30 años

"Me satisface más llevar a cabo un proyecto difícil que cobrar la factura"

No sabe lo que es tener un jefe cabrón o compañeros indeseables (ni tampoco lo contrario). Hace justo siete años que Alejandro abrió Kommo Design, su propio despacho de interiorismo, a los pocos meses de acabar la carrera: en plena crisis del sector de la construcción, se planteó el autoempleo como única opción para trabajar en lo suyo, por aquellos tiempos una locura según muchos de sus amigos. Resistió a unos primeros años difíciles y hoy está contento de poder vivir de sus proyectos, aunque sus ganancias no sean para tirar cohetes.

VICE: ¿Cómo te lo montaste para salir adelante por tu cuenta?
Alejandro: La ventaja de mi profesión es que no hace falta una gran infraestructura: con el conocimiento que tienes, un ordenador y un móvil ya puedes empezar a trabajar. Así que en mi caso, más que ayuda económica, necesité sobre todo apoyo moral, porque los primeros años mi facturación era negativa. Y si no hubiera tenido un trabajo que me gusta, no hubiera podido continuar.

¿Tienes un equipo a tu cargo?
No tengo empleados, pero sí una red de colaboradores, la mayoría autónomos. En función del proyecto, busco a una persona u otra. En general prefiero que sean jóvenes para que no tengan ideas preconcebidas, porque en mi sector se necesita un grado de creatividad muy alta, aunque no tengo ningún problema con colaboradores más mayores. Ahora me planteo pillar a un becario para cubrir una punta de trabajo, pero no quiero tener a alguien 8 horas al día por 400 euros y encima decirle que ha de estar agradecido porque le estoy formando.

¿Cuál es tu percepción de las condiciones laborales de los millennials?
La gente de nuestra generación lucha por hacer lo que le apasiona y los que contratan saben que es así y se aprovechan. Sobre todo en las corporaciones más grandes, en las que pagan mejor, tienen la sensación de que pueden hacerte trabajar muchas más horas de las que deberías.

¿Qué te saca de quicio respecto a la forma en que se trabaja en España?
La rigidez de horarios. Creo que en el siglo XXI es absurdo que una empresa te haga estar de 9 de la mañana a 8 de la tarde, tengas o no trabajo. Yo si tengo cosas que hacer me quedo lo que haga falta, y si no me largo.

Lunes por la mañana, suena el despertador, ¿de dónde sale el incentivo para levantarte y salir a currar?
La vida no es ganar dinero. La pasión y la satisfacción personal es el motor que te hace funcionar. A mi por ejemplo me satisface más enfrentarme a un proyecto difícil y llevarlo a cabo que cobrar la factura. El trabajo en absoluto es mi prioridad, debe estar en segunda o incluso tercera posición. De todos modos, debido a la hiperconectividad con todo y con todo el mundo, tengo la sensación que ahora la vida personal y profesional están más juntas y que nuestros padres tenían más separación entre ambas, para lo bueno y para lo malo.

¿Hasta dónde aspiras llegar con tu estudio?
Siempre tienes la idea de ser un Lázaro Rosa-Violán o una Sandra Tarruella, pero al final me siento muy afortunado de vivir de mi trabajo, para lo que me he formado, con una cierta comodidad. A veces me gustaría ser más valiente y pensar más en grande, pero soy bastante conservador. Y al fin y al cabo mis clientes valoran que sea pequeño porque saben que hablarán conmigo directamente.