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¿Sobrevivirán las relaciones entre entrenadores y jugadores de la NBA tras el cambio en el tope salarial?

Un lucrativo nuevo contrato televisivo está a punto de multiplicar los salarios de los jugadores de la NBA... y ello podría afectar seriamente el equilibrio de poder en los vestuarios.
Steve Mitchell-USA TODAY Sports

El gran Red Auerbach se reclinó en la silla de su oficina, dio una calada a su cigarro, y me dijo que, como más pagas a un gran jugador, más quiere demostrar su valía el jugador en cuestión.

Ahora que los salarios de la NBA están a punto de estallar, estamos muy cerca de saber si Auerbach tenía razón.

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Quizás os haya llegado ya la noticia: el nuevo contrato televisivo que firmará la NBA por valor de 24.000 millones de dólares (unos 21.700 millones de euros) va a mandar el tope salarial a la Luna. Es probable que algunos equipos pasen de un límite de 60 millones de dólares a uno de 100 millones. De media, los jugadores podrían llegar a recibir sueldos anuales de 7,5 millones de dólares (6,8 millones de euros); las superestrellas con macrocontratos podrían llegar a ganar hasta 40 millones de dólares al año (36 millones de euros).

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Este próximo aumento ha encendido las alarmas en la liga: muchas franquicias intentan anticipar los cambios dramáticos que estos nuevos ingresos traerán consigo. En la Liga de Verano de la NBA en Las Vegas, uno de los mayores debates era precisamente el efecto que el influjo de dinero tendría en los entrenadores.

Una antigua superestrella, que se encontraba en el estado de Nevada para observar a los 'rookies' de la liga, me dijo que esperaba un cambio en el equilibrio de poder entre los jugadores y los técnicos. Para explicarlo, usó un ejemplo sacado de su propia carrera.

"Mi entrenador y yo tuvimos una fuerte discusión un día en un entreno", me aseguró el jugador, que quiso mantener el anonimato. "Seguramente él tenía razón. Yo estaba hecho un lío y no era capaz de dar lo mejor de mí mismo. Pero yo era un 'max player' [el jugador con el mejor contrato del equipo]. Así que discutimos, era un 'tú o yo', un 'max player' contra un entrenador".

"En realidad, él era un gran técnico. Y además era un buen tío. Había llevado un equipo a las Finales de la NBA. Pero al día siguiente, cuando llegué al entrenamiento, él ya no estaba. No me habían amonestado ni nada: pensadlo, yo era un 'max player'. No me llamaron y me dijeron, 'vamos a arreglar esto'. Simplemente basándose en los números, echaron un vistazo a la situación y dijeron, 'el entrenador está fuera'".

"Esto pasó en el 2000", añadió el jugador. "Ahora estamos en 2015 y las cifras de los contratos han crecido enormemente. Esto te puede dar una idea de hacia adónde va la NBA".

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¿Quién decís que manda aquí? Foto de Brad Penner, USA Today.

Gracias al trato colectivo alcanzado mediante su sindicato, a los jugadores se les garantiza alrededor del 50% de las ganancias de la competición. Cuando aumentan los ingresos televisivos, también aumentan los salarios de los deportistas. Para los entrenadores, en cambio, es distinto: no tienen sindicatos, ni son tan numerosos como presionar, así que no disponen de garantías.

Este verano, una multitud de jugadores de calidad pero aún sin contrastar en la liga —como el base de los Detroit Pistons Reggie Jackson, por ejemplo— han firmado contratos por valor de 80 millones de dólares o más. Y llegarán acuerdos aún mayores en el futuro.

Por contraste, los entrenadores ganan una media de 3,5 millones de dólares (3,2 millones de euros). El antiguo jugador con el que hablé me dijo que, a menos a corto plazo, el equilibrio entre técnicos y jugadores se vería seriamente afectado —para mal.

"Va a cambiar todo", me dijo, porque según él cuando un equipo invierte 200 millones de dólares en un jugador, éste deja de ser 'uno más' en la plantilla.

"Son marcas", aseguró. "Marcas muy caras".

Michael H. Goldberg, director ejecutivo de la Asociación de Entrenadores de la NBA, prefiere tomar una perspectiva a largo plazo. Con el tiempo, predice Goldberg, los entrenadores también recibirán su parte, sobre todo porque las fuerzas del mercado harán que sus salarios también suban. "La inversión de estos equipos es grande", dijo. "Ergo el riesgo es grande. Alguien tiene que guiar la nave. Y no vas a encontrar gente dispuesta a hacer esto cobrando once dólares la hora".

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Históricamente, los mejores entrenadores de la NBA (que son, generalmente, los mejor pagados) son capaces de establecer una buena relación con los mejores jugadores. Consultado por VICE Sports, el veterano entrenador Mike D'Antoni asegura que el aumento de los salarios de los jugadores hará que establecer relaciones sanas entre técnico y jugadores sea aún más importante. El objetivo de los entrenadores, al fin y al cabo, será construir puentes tan sólidos como el que tiene Gregg Popovich con Tim Duncan en San Antonio.

La llegada de enormes cantidades de dinero, en cambio, podría hacer las relaciones más volátiles. Pongamos por ejemplo la relación entre George Karl, el nuevo entrenador de los Sacramento Kings, y el pívot DeMarcus 'Boogie' Cousins, el jugador estrella de la franquicia. Durante la Liga de Verano, los dos parecieron tener roces incluso cuando intentaban darse la mano.

Karl ha hablado muchas veces sobre sus relaciones con jugadores de personalidades problemáticas a lo largo de su dilatada carrera. El técnico predice que él y Cousins acabarán sentándose a solucionar sus diferencias este otoño. Pero en el nuevo mundo de los macrocontratos de la NBA, ¿tendrán siquiera la opción de dialogar los entrenadores con sus jugadores?

Gregg Popovich y Tim Duncan están en sintonía en San Antonio, pero a medida que los salarios de los deportistas suban como la espuma, ¿cuántos entrenadores podrán decir lo mismo de sus jugadores? Foto de Derick E. Hingle, USA Today.

Cabe esperar que en el futuro cercano muchos jugadores empiecen a negociar con las franquicias para obtener más poder en los despachos. D'Antoni señaló el ejemplo de Stan Van Gundy, que es a la vez entrenador y director de operaciones deportivas en los Detroit Pistons.

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El 'arreglo' de Van Gundy, sin embargo, difícilmente se convertirá en norma en la NBA; y mientras tanto, los jugadores con contratos gigantes intentarán encontrar los límites de su poder, como muchos dicen que hizo LeBron James el año pasado con los Cleveland Cavaliers y su entrenador David Blatt.

"Se cometerán errores serios", asegura D'Antoni. "Si encuentras al tipo adecuado, bien; si no, tendrás que pagar por el fallo. Poner 200 millones de dólares sobre la mesa por un jugador realmente grande no tiene ningún problema: el asunto es escoger tus inversiones con sabiduría".

¿Qué deberían buscar los equipos? Personalidad y solidez, afirma D'Antoni. "A un tipo como Tim Duncan nunca podrás darle suficiente dinero. Es demasiado valioso".

El nivel de éxito de los equipos de la NBA a la hora de invertir en jugadores estrella es variado, por supuesto. Algunas franquicias (Los Angeles, San Antonio, Dallas…) han sabido elegir a sus 'max players' con acierto; muchos otros han fracasado en el intento. La mayoría de los grandes errores de los últimos años, según D'Antoni, han llegado debido a la voluntad de algunos equipos de 'robar' a un jugador de una franquicia rival.

"Para estos equipos, la mayoría de los problemas terminan siendo profecías autocumplidas", asegura D'Antoni. "Los mejores jugadores son como Duncan: juegan 10 o 15 años en la misma franquicia".

Auerbach comprendió. Como entrenador de los Boston Celtics, Red confió en Bill Russell lo suficiente como para ganar nueve títulos de la NBA; después, nombró a Russell entrenador-jugador y le vio ganar dos anillos más. ¿Habría habido alguna diferencia con un contrato de 'max player' como los de la actualidad? Quizás Auerbach tenía razón: los grandes jugadores siempre quieren demostrar su valor sin importarles cuántos ceros tenga su contrato a final de año.