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Los Rockets de Houston y su constante mediocridad

Houston ha encontrado una forma eficiente y efectiva de jugar a la ofensiva, pero deja a los oponentes jugar de la misma forma. Los resultados han sido insípidos.
Photo by Troy Taormina-USA TODAY Sports

En teoría, los Rockets de Houston parece un equipo en el cual confiar. La mezcla de veteranos y jóvenes en el plantel arroja una edad promedio de 27.5 años —casi con exactitud la edad en la cual el basquetbolista promedio alcanza su mejor nivel—. Dicho plantel tiene una rotación con jugadores de calidad, cinco de los cuales tiran de tres por encima del promedio o un poco mejor. El equipo está plagado de atletas con largos miembros como para apabullar a los equipos contrarios a la defensiva. También cuentan con uno de los mejores, tal vez el más estético, jugadores del planeta en James Harden. Para cualquier equipo, esto es más que un buen comienzo.

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Y, aún con todo esto, no se puede confiar en los Rockets. Justo cuando es tiempo de creer —digamos, cuando ganan cuatro partidos seguidos después de perder tres al hilo al inicio de la temporada— vuelven a perder cuatro (suficiente para despedir a Kevin McHale) y después siete más como respuesta de ello, incluyendo tres de los primeros cuatro partidos con J.B. Bickerstaff como coach. Se reponen de su debacle al ganar siete juegos de los nueve siguientes, sólo para verlos regalar ambas partes en los juegos de ida y vuelta contra los Nuggets y los Kings. Ganan otros cuatro de cinco, el último de estos siendo la victoria en Navidad frente a los todopoderosos Spurs, y siguen sin poder mantener la racha al perder cuatro partidos más. Los Rockets son todo lo que deberían ser en teoría, pero en la duela con un desastre.

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Pensé que tenía todo bajo control en el mes de enero, pero las últimas dos semanas lo arruinaron todo. Cuando Houston perdió ante los Spurs y los Cavaliers mientras derrotó al Jazz (dos veces), Pacers, Grizzlies, Wolves, y Lakers, pareció que empezaban a consolidarse como el buen equipo que podía vencer a todos menos a los mejores de la liga. Después contra unos Clippers son Blake Griffin, regresaron en el marcador al inicio del último cuarto después de estar 14 puntos abajo, y todo para perder seguido de otra derrota en casa ante los Pistons. Una vez más nos hicieron creer que habían enderezado el camino al derrotar a Milwaukee, Dallas, y New Orleans, pero fueron apaleados por San Antonio, y dejaron ir un juego ante el Thunder en el cual Dwight Howard fue expulsado y Russell Westbrook los encendió con un triple-doble. Después dejaron ir una ventaja de seis puntos con tres minutos en el reloj contra los Wizards después de que Howard fuera expulsado (otra vez) al principio del último cuarto. Puras decepciones con los Rockets.

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Cuando te crees un Rocket en demasía. Foto por Taormina-USA TODAY Sports

¿Qué se hace con un equipo como este? Un equipo tan constantemente inconstante que tiene una marca de 25-25 después de 50 juegos, un equipo con cinco racha ganadora de tres juegos o más y cinco rachas perdedoras de tres partidos o más. Un equipo que ha sido apabullado el 20 por ciento de sus juegos —con 11 derrotas de doble dígitos— pero que se las ha arreglado para ganar 18 de 29 cuando el marcador no pasa de los cinco puntos en los últimos cinco minutos. Este es un equipo que tiene récord de 12-10 frente a los mejores 10 equipos en el Oeste, y 4-8 frente a los top diez en el Este. No hay nada más que hacer más que admitir que los Rockets son lo que sea que son en una noche cualquiera, y que la forma en que jueguen dicha noche no tiene relación alguna con lo que fueron un juego antes o después.

Lo único en lo que podemos contar con los Rockets a estas alturas es en sus tiros —son los mejores en la NBA en cuanto al índice de tiros libres, colocándolos en su cuarto año consecutivo entre los primeros cuatro lugares— y con sus errores a la defensiva en momentos inoportunos. Por ejemplo, miren esta jugada de su reciente derrota ante los Wizards:

No puedes confiar en un equipo que hace esto. Están abajo por dos puntos y 38 segundos en el reloj, y sólo 2.4 segundos para tirar. Necesitan frenarlos. No pueden darse el lujo de tener problemas de comunicación y dejar que el rival entre hasta la cocina. Aun así, Harden y Jason Terry se pierden por completo en lo que parece ser un cambio de marca, y Jared Dudley termina anotando los puntos más fáciles en toda su carrera.

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Los Rockets comenten este tipo de errores todo el tiempo. Cuando juegan a la defensiva, a menudo nos dan la sensación de que no saben comunicarse y que jamás en sus vidas se han dirigido una sola palabra. Este equipo está en el lugar 28 en cuanto a eficiencia defensiva, y siguen cayendo con toda razón. La tendencia de jugadores como Patrick Beverly y Corey Brewer para hacer cosas de más, las lagunas mentales de Harden y Ty Lawson, la incapacidad física de Dwight Howard para cubrir espacios como solía hacerlo, todo se agrega a una discontinuidad general que crea fisuras en su defensiva en los peores momentos.

En los últimos años, los Rockets se han caracterizado por su increíble compromiso por encontrar los tiros más eficientes. La versión de los Rockets de este año sigue cumpliendo con dicha fama, pero también permiten a los contrincantes hacer los mismo sin mucha resistencia.

Como porcentaje de intentos totales, los oponentes de los Rockets tiene más tiros de tres que todos excepto cinco equipos, y menos tiros de media distancia que todos excepto uno. Además de esto, los Rockets han permitido a sus oponentes convertir un alto porcentaje —el cuarto más alto en la NBA— de sus tiros en el área restringida, a pesar de que Houston cuenta con protecciones en el aro como Howard (aunque no ha sido una protección extra como en años pasados). Houston ha descifrado una forma efectiva y eficiente para jugar a la ofensiva, pero aún no encuentran cómo mantener a la oposición alejada de jugar de la misma forma.

Hasta ahora, Houston juega con el tipo de defensiva que hace que un equipo sea eliminado rápidamente de los playoffs; siendo más francos, juegan el tipo de defensiva que hace que los equipos ni siquiera lleguen a esas instancias. Una salida en primera ronda sería la tercera en cuatro años para los Rockets de la era Harden, y la segunda en tres años para la dupla Harden-Howard. El escenario parece similar conforme el descanso del All-Star Game se aproxima.

Daryl Morey es un pepenador de planteles en la mejor de las circunstancias, y es posible que Houston arranque fresco; Howard, Lawson, Terrence Jones, y Donatas Motiejunas serán agentes libres el próximo verano. Con todo esto y la forma en que el equipo se ha visto en toda la temporada, es muy posible que veamos a unos Rockets muy diferentes en la duela el próximo año. Este equipo no ha podido descifrar lo que es, o lo que quiere ser. El próximo al menos sabrá qué problemas tiene que resolver.