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No hay quien detenga la sangrienta guerra de la mafia en Montreal

Tras años de paz relativa, los máximos estandartes de la mafia de Montreal, una de las más violenta del Canadá, se posicionan de nuevo para repartirse el trono de la familia de los Rizzuto, el cual parece estar en manos de un violento candidato.
Le cercueil de Nick Rizzuto, le fils de Vito, en 2010. (Canadian Press/Paul Chiasson)
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Rocco Sollecito era el último de los grandes mafiosos del Canadá, probablemente el número 1. Lo fue hasta que el pasado 28 de mayo, cuando la policía descubrió su cadáver en el interior del todoterreno de lujo que conducía. El vehículo había sido acribillado apenas a un puñado de metros de distancia de la comisaría de Laval, una población enclavada al sur de Canadá.

En realidad, el siniestro hallazgo es tan solo el último de una infatigable cadena de ajustes de cuentas entre bandas rivales en la ciudad canadiense, un lugar en el que la mafia italiana se las ha visto y se las ha deseado para hacerse con el vacío de poder provocado por años de disensiones internas y de emboscadas policiales.

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Lo que fue en su día una red perfectamente engrasada de la que participaban mafiosos italianos, pandillas callejeras, los Ángeles del Infierno y agentes de policía corruptos ha conocido su declive y su desmoronamiento a lo largo de la última década. La decadencia ha provocado que la violencia se haya disparado y que cada vez sean más los cadáveres acumulados.

Se trata de uno de los momentos más nefastos en la historia de la mafia de Montreal, una organización proverbialmente considerada por las autoridades locales como la más fuerte del país.

Hoy sin embargo su declive es un hecho y sigue siendo todavía una incógnita cuál es la organización que hay detrás del actual derramamiento de sangre. Claro que como confiesa a VICE News un experto en mafias: "sea cuál sea el grupo que está detrás de lo que está pasando ahora es mucho más fuerte que sus antecesores".

La policía registra el todoterreno de Rocco Sollecito en Laval, donde fue hallado su cuerpo sin vida. (Canadian Press/Graham Hughes)

La lucha por el poder

La voz de Francisco de Balso se escucha a través de una grabación pinchada. Suena tranquila.

"Quiero mi jodido dinero hoy o dice Lorenzo que va a ir a por ti y que te va a convertir en picadillo. Más te vale no andarte con chiquitas con él, te lo advierto, hermano".

"Escúchame bien lo que te digo: si quieres salvar el pellejo sal ya a por esos 112 de los grandes".

Tal es la versión de la mafia canadiense de lo que sería una agencia recaudatoria.

En el momento de la grabación, Del Raso era un conocido apostador y uno de los peces gordos de la infame familia mafiosa de los Rizzuto. El Lorenzo al que alude en la cinta es muy probablemente Lorenzo Giordano, un íntimo colaborador de Del Balso, y el capo al que se considero durante mucho tiempo como al líder de hecho de la familia.

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La familia de los Rizzuto era una organización tan poderosa durante el reinado de Vito Rizzuto que a menudo se la comparó con las igualmente infames "Cinco Familias" que controlaron durante años la mafia de Nueva York durante su época de esplendor. En realidad, el FBI considera que el sindicato de los Rizzuto no es más que una extensión de la tristemente legendaria familia de los Bonanno, de Nueva York.

Los Rizzuto habían sido la única familia al frente del crimen organizado durante años. Ahora, sin embargo, los expertos apuntan a que la estirpe estaría debilitada, probablemente a la espera de que irrumpa alguien con mano de hierro para hacerse cargo de sus finanzas; o, incluso, resignada a que alguna otra organización le arrebate el poder a la fuerza. Lo cierto es que los Dones de la familia hace años que las están pasando canutas para sobrevivir.

Uno de los mayores golpes que se ha asestado contra la organización fue la llamada Operation Colisée, una operación desplegada por las fuerzas del orden a lo largo de tres años, que terminó con los arrestos de Del Balso, Giordano, Solleccito y de un importante número de proverbiales aliados de los Rizzuto. La operación se saldó con sentencias por tráfico de drogas, extorsión y amaños de apuestas, cargos que pusieron a los protagonistas entre rejas.

Claro que los capos fueron finalmente liberados. Y uno a uno, todos han caído abatidos. Sollecito es el cadáver más reciente. Los asesinatos arrancaron poco después de que Rizzuto confesara en 2007 de que estaba implicado en el asesinato de tres mafiosos rivales. Vito murió de causas naturales en 2013, convirtiéndose en uno de los pocos miembros de la familia que ha muerto en paz en las últimas décadas.

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Vito Rizzuto, el primero por la izquierda de abajo, fotografiado durante una despedida de soltero. En el extremo opuesto, a la derecha, Juan Ramón Fernández, que fue asesinado durante una emboscada que le fue tendida en Sicilia en 2013. Imagen vía: The Sixth Family: The Collapse of the New York Mafia and the Rise of Vito Rizzuto (La sexta familia: el colapso de la mafia neoyorquina y la ascensión de Vito Rizzoto,) un libro de Adrian Humphereys.

En diciembre de 2009 un pistolero asesinó al hijo de Vito, Nicolo Rizzuto Jr a plena luz del día, en una calle del West End de Montreal. Al año siguiente un francotirador apostado en lo alto de un árbol ejecutó a su abuelo, Nick Sr, cuando el anciano estaba sentado en la mesa de la cocina de su casa.

El siguiente en caer fue Paolo Renda, cuñado de Vito, y de quién se cree que fue en su día el consejero de confianza del mafioso. Renda desapareció misteriosamente en 2010, durante un momento en que la organización se hallaba enfrascada en la búsqueda de un nuevo líder. Su esposa descubrió su vehículo con las ventanillas bajadas y el motor encendido, pero sin rastro de él.

La policía sospecha que el candidato a ocupar el vacío en el liderazgo de la familia era Salvatore el "Trabajador de Hierro" Montagna, quien en su día había dirigido a la familia Bonnano en Nueva York y que había sido deportado de vuelta a Montreal en 2009.

Montagna fue abatido a tiros en una urbanización residencial del norte de la costa de Montreal — claro que sus asesinos fueron algo chapuceros. Montagna sobrevivió al tiroteo, después de arrojarse al río Assomption, un río congelado que lo escupió a la orilla de una pequeña isla instantes después. La policía descubrió allí su cadáver desangrado.

En los últimos tiempos hasta siete individuos se han declarado culpables del asesinato de Montagna. Uno de ellos, Raynald Desjardins había sido la mano derecha de Rizzuto y el objetivo de varias tramas de asesinato.

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En marzo de 2016, meses después de la liberación de Giordano, que fue trasladado de la prisión rumbo a un piso franco, la policía de Laval acudió a la salida de un gimnasio cercano a la autopista después de que alguien denunciara que se habían escuchado disparos. A su llegada los agentes descubrieron a Giordano sentado inconsciente al volante de su automóvil con el cuerpo acribillado por un ráfaga de balas todavía frescas.

Los asesinatos en Canadá han copado también las portadas de la prensa internacional. En 2013, dos miembros de la mafia de Montreal fueron ajusticiados mortalmente en una emboscada tramada desde el país que administra Justin Trudeau.

Se trataba, virtualmente, de los dos últimos peces gordos de la organización que no estaban entre rejas o criando malvas.

La policía ha descubierto recientemente, que el liderazgo de la familia había sido repartido entre el hijo de Sollecito, Stefano, y el abogado de Montreal Leonardo Rizzuto, el segundo hijo de Vito. Ambos fueron arrestados el año pasado por las autoridades canadienses.

Caos

Durante años, las tres alas del sindicato del crimen organizado habían conocido algo comparable a un paz relativa. Tal fue uno de los legados que dejó Vito Rizzuto. A pesar de que contó con algunos opositores, el ex líder logró sellar un acuerdo entre los moteros (los Ángeles del Infierno), y las pandillas callejeras alrededor de uno de las mayores fuentes de ingresos del crimen organizado de Montreal: el tráfico de cocaína. El acuerdo sirvió para mantener la paz y para que todos los bandos se llenaran los bolsillos de dólares. Los moteros se dedicaban a mover la mercancía y las pandillas callejeras a venderla, mientras que la mafia gestionaba la operación en su totalidad.

"La familia de los Rizzuto estaba implicada en todo el sistema de importación, los Ángeles del Infierno (los moteros), se encargaban de la distribución, mientras que las pandillas callejeras se encargaban de su venta", relata Antonio Nicaso, autor de varios libros sobre la Cosa Nostra del Canadá. "Todos estaban felices con aquel acuerdo".

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Maurice "Mom" Boucher saluda a sus colegas, los Ángeles del Infierno, durante un combate de boxeo en 1998. (The Canadian Press/Ryan Remiorz)

Claro que a la muerte de Vito todo empezó a resquebrajarse.

"En la mafia de Montreal el líder necesita ser alguien capaz de inspirar confianza entre sus distintos clanes, alguien con la influencia que tenía Vito Rizzuto, alguien capaz de convertirse en un negociador. Lorenzo Giordano no reunía ninguna de esas virtudes", explica Pierre de Champlain, un antiguo miembro de la policía montada del Canadá, analista y autor que ha escrito largo y tendido sobre el crimen organizado de Montreal.

Nicaso está de acuerdo. Según él, Giordano era poco más que un elemento contundente de escasa mano izquierda. "Era uno de los miembros de la organización que operaban a nivel callejero, se ocupaba de algunos aspectos más violentos de la organización".

Armas, cocaína y contratos: cómo la nueva mafia está tratando de apoderarse de Cerdeña. Leer más aquí.

Bajo el débil liderazgo de Giordano y durante los periodos de incertidumbre que precedieron y que siguieron a su reinado, se fraguaron varias disensiones internas y se desataron las luchas por los eslabones más elevados de la jerarquía, movimientos que se cobraron un considerable número de cadáveres. Mientras la mafia procuraba mantener el orden doméstico, el resto de ramas de la organización se enzarzaron en luchas de poder.

Chenier Dupuy, el responsable de la pandilla callejera de los Bo-Gars fue asesinado en el estacionamiento de un centro comercial en 2012. Según apuntan las pesquisas abiertas a su muerte, Dupuy habría caído después de oponerse a que los Ángeles del Infierno centralizaran parte del negocio del tráfico de drogas. Horas después de que Dupuy fuera abatido, su hombre de confianza, Ducarme Joseph, el reputado líder de la pandilla callejera de los 67, proverbiales rivales de los Bo-Gars, fue asesinado en plena calle. Corría el año 2014.

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Maurice "Mom"Boucher, mientras tanto, fue recientemente acusado de tramar un asesinato desde la celda en la que cumple condena. Boucher, jefe de los Ángeles del Infierno en Quebec, lleva una década encarcelado por sendas sentencias de asesinato en primer grado.

La policía alega que Boucher, su hija y su antigua mano derecha, tramaron conjuntamente el asesinato de Raynald Desjardins — el mismo individuo que se había declarado culpable por la muerte del "Trabajador de Hierro" Mantegna.

Las operaciones que sirvieron para apresar a Boucher fueron las mismas que llevaron a la detención de Leonardo Rizzuto y de Stefano Sollecito, además de la de Gregory Wooley, un miembro de los Ángeles del Infierno que habría sido el responsable de unificar a las pandillas callejeras del norte —un movimiento al que Dupuy y Sévère Paul se habrían opuesto.

En el otro extremo de los negocios del complejo entramado del sindicato, una investigación provincial relacionó a la familia de los Rizzuto con una alambicada red de gestión y de concesión de licencias fraudulentas en la industria de la construcción. El entramado provocó la caída de dos exalcaldes consecutivos de Montreal, e implicó a gran número de políticos regionales y municipales, a firmas de ingeniería y a varios burócratas.

Los investigadores concluyeron que miembros de la industria y del gobierno habrían conspirado para reventar los precios de las construcciones públicas y de los trabajos de ingeniería, a cambio de prestaciones políticas. Algunas figuras relacionadas con la mafia se encargaron de que la red funcionara como la seda y castigaron a todos aquellos que intentaron eludir sus mecanismos.

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Un vídeo de vigilancia de la policía montada del Canadá mostrado durante una investigación sobre la corrupción en la industria de la construcción de Quebec, muestra a Nick Ruzzato Jr., a la derecha, intercambiando decenas de miles de dólares con Nicolo Milioto, a la izquierda, exresponsable de una constructora local. (Canadian Press/Graham Hughes)

La pérdida de aquella red se revelaría inevitablemente desastrosa para el negocio. Y ya se sabe que cuando los negocios van mal, las cosas se ven al diablo.

Se estima que desde 2009 ha habido unos 25 asesinatos relacionados con la mafia en Montreal, tal y como apunta un artículo publicado en Le Journal de Montréal. Y si bien tal es una cifra que puede resultar pequeña a escala estadounidense, lo cierto es que representa un pedazo muy significativo de los homicidios en la ciudad canadiense, donde el promedio de asesinatos es de 45 al año.

Solo en 2012, el crimen organizado de Montreal estuvo detrás de 18 de los 35 homicidios registrados en la ciudad, tal y como informa el departamento de policía local.

'Siempre hay alguien que asume el relevo'

Sigue sin estar claro quien se postula como futuro candidato a hacerse con las riendas de la familia Rizzuto.

"No paran de reestructurarse", cuenta Marcel Danis, un profesor que imparte un curso sobre crimen organizado en la universidad de Concordia, y que trabaja, además, como abogado defensor y que ha representado a miembros de varias facciones criminales. "Son bastante fuertes y a tenor de lo que hemos comprobado con los últimos arrestos orquestados por la policía, sigue existiendo una alianza entre los Ángeles del Infierno y la mafia".

Es raro que las vacantes se posterguen y la competición puede llegar a ser encarnizada.

"Yo creo que estamos asistiendo a una eliminación paulatina de lo que queda de la familia Rizzuto. Y me parece evidente que hay alguien que está intentando tomar el relevo", opina Danis. "Y ese grupo, quienquiera que sea, parece mucho más poderoso".

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"La familia de los Rizzuto se enfrenta a uno de sus mayores desafíos", añade Nicaso. "Hay gente en la organización que probablemente esté intentando tomar posiciones para actuar. Y existen otras organizaciones que se están alineando para hacerse con un hueco significativo en el horizonte del crimen organizado".

Pero ahora, con el aliento en la nuca de las autoridades y con la salida de prisión de algunos de los peces gordos, como Giordano, hay cada vez más aspirantes a hacerse con un pedazo de pastel ciertamente pequeño.

Los Rizzuto abandonan el funeral de Nicolo Rizzuto Jr. Se rumorea que Leonardo Rizzuto, en el centro, se habría hecho con las riendas de la familia a la muerte de su padre. (Canadian Press/Graham Hughes)

"Hay gente que está saliendo de prisión", asegura Nicaso. "La gente que está en libertad no permitirá que aquellos que salgan ahora de prisión tomen ahora las riendas y lideren la organización".

Sin embargo, es posible que la ambición y el dinero de la droga no sean las únicas causas de la violenta refriega interna. En realidad, es posible que el desencadenante de todos estos crímenes sea un factor mucho más prosaico: la venganza.

Según Danis, la existencia de un francotirador para liquidar a Nick Ruzzuto padre mientras estaba en su casa, indica a que la poderosa mafia calabresa, la llamada Ndrangheta — que fue desterrada de Montreal durante los años 80 después de una violenta guerra de mafiosos — estaría planeando su regreso a la ciudad canadiense. La muerte de Rizzuto, abatido en casa en presencia de su mujer, recuerda poderosamente al método empleado por los Rizzuto para deshacerse de la máxima figura calabresa en la zona durante sus años de máximo esplendor e influencia", relata Danis.

"Existe un indudable paralelismo", relata el experto en crimen organizado. "Y quienquiera que haya disparado a Rizzuto, no cabe duda que se trata de un asesino profesional. El arma que fulminó a Rizzuto fue hallada en el bosque que queda más allá del jardín posterior de la residencia familiar, lo cual significa que el disparo exigía una distancia y una precisión solo al alcance de los más versados. Cuando uno se pregunta por quién le asesinó tiene que concluir necesariamente que no se trató de un ajuste de cuentas entre bandas callejeras. Y debería de descartar igualmente a los Ángeles del Infierno como presuntos autores".

Las muerte de Montagna, de los Rizzuto y de tantos otros cadáveres vinculados con la escena criminal de Montreal apuntan a una sola causa: a una guerra mafiosa a la antigua usanza. Claro que todas las guerras terminan en algún momento. Y lo cierto es que cuando esta termine, lo más probable es que la organización mafiosa más grande del Canadá termine proclamando a su nuevo jefe.

"Siempre hay alguien dispuesto a tomar el relevo", concluye Danis. "Siempre"

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