Testimonios de personas que vivieron el sismo en la CDMX
Foto: Hans-Maximo Musielik | VICE México

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Testimonios de personas que vivieron el sismo en la CDMX

"Ahora vamos a ayudar a nuestros vecinos más afectados. Aún hay gente entre los escombros".

Cientos de personas corren de un lado a otro. Unos, con megáfonos, dan órdenes, pocos las respetan. Traen palas, picos, cascos y botellas de agua. Son ciudadanos que han acudido a apoyar las labores de rescate para poder sacar con vida a las personas que aún se encuentran debajo de los escombros: hace unas horas un terremoto de 7.1 grados los sepultó debajo de toneladas de cemento. Saben que hay gente viva ahí abajo porque se han comunicado con ellos mediante el celular. Están desesperados.

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El Ejército Mexicano, la Marina Armada y la policía de la Ciudad de México impiden el paso para que no se desorganicen, aún más, los trabajos. No hay momento en que las sirenas de las ambulancias dejen de sonar. Bomberos van y vienen. Carritos de supermercado son llenados con agua y medicinas. Se improvisan listas de personas rescatadas, pero no se sabe a qué hospital los han llevado.

En algunos puntos los rescatistas exigen silencio total para escuchar los gritos de las personas atrapadas. Empieza a oscurecer, no hay luz. No hay tiendas de autoservicio. Se forman cada vez más brigadas de auxilio. Médicos, estudiantes, amas de casa, comerciantes y más ofrecen sus manos para el rescate. Una voz alerta una fuga de químicos. La gente huye despavorida por una posible explosión. Es la colonia Roma Norte, una de las más afectadas por el terremoto.

Foto por Rogelio Velázquez.

Rebeca, 27 años

Venía en mi bici sobre Álvaro Obregón cuando escuché la alarma sísmica casi llegando a Insurgentes. Sentí un jalón hacia el piso. Me caí y me lastimé el brazo y los nudillos. En ese momento, de mi lado derecho comenzó a caerse un edificio. Los cables latigueaban y ya no pude avanzar más.

Me subí a mi bici y encontré partes de mi edificio derrumbados y otras partes como si se hubieran despegado. A mi me urgía llegar porque mi mamá se pone bien loca con los temblores. A dos cuadras de mi casa se cayó un edificio.

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Tengo un perrito que se llama Talibán y durante el temblor quedo dentro de mi departamento, hasta que yo llegué lo pude sacar. Toda la colonia Roma Norte olía a gas por las fugas. Ahorita no puedo regresar a mi edificio porque no sabemos qué tan afectado está.

Bruno, 15 años

Estaba durmiendo en el segundo piso del departamento que está en la calle de Puebla en la Roma Norte cuando me despertó el temblor. No escuché la alerta sísmica. Pero me asusté por el ruido del edificio de enfrente que quedó inhabitable. Parecía que se caía.

Tomé las llaves de la casa y descalzo salí a la calle a resguardarme sobre la acera. Era un caos, toda la gente estaba asustada. Me dio mucho miedo. La red de telefonía estaba colapsada. Me dio más miedo este sismo que el pasado porque en esta ocasión estaba solo. Ahora vamos a ayudar a nuestros vecinos más afectados. Aún hay gente entre los escombros.

Foto por Rogelio Velázquez.

Jéssica, 29 años

Soy médico. Vengo con mi hermana y mi novio a ayudar en lo que se pueda, pero ahorita en la calle de Valladolid nos acaban de desalojar porque ahí se cayó un laboratorio y los químicos quedaron expuestos, y puede haber un accidente. Venimos por altruismo porque sabemos que necesitan nuestra ayuda.

Ramsés, 27 años, novio de Jéssica

Cada quien hace su parte, nosotros tenemos que hacer la nuestra: la humana y médica, por eso estamos aquí. Hemos visto mucho apoyo de las personas de distintos puntos de la ciudad. Vamos a estar el tiempo que sea necesario para poder apoyar a los que más necesitan de nosotros. Necesitamos vendas, gasas y material de curación en general para los heridos. Esperamos que todo aquel que pueda ayudar se sume a las brigadas de rescate.

Guadalupe, 55 años

Fue algo horrible. En los 31 años que tengo en México no había sentido algo así. Quise bajar las escaleras de mi departamento pero no podía de lo fuerte que se sentía el terremoto. Los edificios de al lado se tambaleaban y tiraban mucho polvo, como a punto de derrumbarse.

Como pude, bajé, pero me caí y me lastimé el antebrazo. Lo tengo todo raspado. Todo se cayó en la casa, los muebles y todo se vino abajo. Ahorita no funciona nada en la colonia, no tenemos luz y no hay Oxxos. Mi edificio fue construido en los años 50, pero ahora parece que quedó de lado.

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Uno de los problemas es que esta zona es sísmica y han hecho edificios que han violado las reglas de construcción. El jefe de gobierno no puede estar dando permisos ni vendiendo nuestra colonias a la gente de dinero sin respetar las leyes porque puede pasar una tragedia mayor.

Foto por Rogelio Velázquez.

Dulce, 28 años

Me encontraba en el tercer piso del Hospital Obregón porque mi hermana esta internada. Cuando sonó la alarma pudieron salir los pacientes del primer piso y de urgencias pero yo no. Nosotros nos quedamos en el pasillo y regresé a la habitación con mi hermana. El edificio se tambaleó horrible, pero durante el terremoto un camillero regresó por mi hermana. A los familiares de los enfermeros nos obligaron a bajar primero y después salieron los pacientes.

A todos nos pusieron sobre el camellón de la avenida Álvaro Obregón. Desalojaron por completo el hospital porque nos dijeron que había una fuga de gas y que no podíamos estar adentro. Colgaron sábanas de los árboles para protegernos del sol.

A mi hermana sólo le quitaron los sueros del tripié que tenía al lado, mientras nosotros sosteníamos una tina donde drena un líquido que es parte de su operación. En el camellón dividieron a los pacientes que estaba en urgencias y a los que estaban en quirófano. Toda la calle se llenó de enfermos, personal médico y familiares.

Mi hermana estaba muy angustiada porque tuvo que caminar a pesar de no poder hacerlo. Tres horas después regresaron a los pacientes al hospital después de revisar que no corrían peligro. Ahorita todos los pacientes están en la planta baja. Nosotros seguiremos aquí en el camellón toda la noche y, supongo, por varios días.