El experimento que revolucionó el beisbol: A 15 años del draft de Moneyball
Illustration by Maceo Eagle

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El experimento que revolucionó el beisbol: A 15 años del draft de Moneyball

Para esta historia oral, hablamos con más de una docena de personas que estuvieron involucradas, directa o indirectamente, en el draft de 2002 de los A's de Oakland, el draft que revolucionó al beisbol.

En 2003, el autor Michael Lewis publicó Moneyball, una crónica de la estrategia analítica revolucionaria de los Athletics para evaluar jugadores. El núcleo de la historia se centra en la preparación del equipo rumbo al draft amateur de 2002. Esa era la primera vez que los A's usarían estas nuevas técnicas para reclutar y firmar talento hacia el profesionalismo.

El libro desató una revolución en el beisbol. Al final, todos los equipos adoptaron algunos o todos los conceptos que Lewis documentó. Para el final de la década, la palabra "Moneyball" se convirtió en la etiqueta que se le colgaba a cada equipo que basaba su estrategia en las estadísticas, no solo en el beisbol, sino cada vez más, también en otros deportes.

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Lo que sigue es una historia oral, basada en decenas de entrevistas, sobre aquel draft que se narró en Moneyball y el impacto que tuvo en el beisbol, según lo cuentan muchas de las personas que se involucraron en él y también que se afectaron con él. Los jugadores están enlistados por su posición al momento del draft, su colegio, y número de selección. Todo el personal de oficina está enlistado por su cargo en el momento en que se realizó el draft de Major League Baseball en 2002.

Billy Beane, fotografiado durante el draft amateur de 2005, creía que el draft podía ser la forma para que Oakland compitiera frente a equipos de mercados más grandes. Foto por Michael Zagaris /Fotos de MLB via Getty Images.

"El draft 'Moneyball', para bien y para mal, es el lugar donde se marcó la línea entre cómo se habían hecho las cosas antes y cómo se hacen hoy. Fuimos como una especie de conejillos de indias en este experimento, para ver si resultaría o no".

— Stephen Obenchain, unas de las siete selecciones de primera ronda de los Oakland Athletics en 2002

En 2002, Billy Beane iba rumbo a su quinto draft de Grandes Ligas desde que remplazara a Sandy Alderson como gerente general en Oakland. Este draft sería diferente. Por una parte, su lugarteniente y director de personal, J.P. Ricciardi, se había marchado a los Blue Jays. Por la otra, Beane creía que, tras años de desarrollo, estaba listo para debutar una nueva estrategia basada en analítica para observar jugadores. Para los A's, que por mucho tiempo habían operado con un presupuesto ajustado, el experimento podría pagarles dividendos. Lo único que Oakland tenía que hacer, era comprometerse.

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J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Creo que Sandy (Alderson) merece mucho del crédito por sentar las bases, y Billy tomó la estafeta y siguió con ella. Creo que tan pronto como nos dimos cuenta de que de manera definitiva seríamos un equipo de un mercado muy pequeño, tuvimos que encontrar una manera distinta de hacer las cosas.

Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: Las cosas no ocurren de la noche a la mañana. A veces el proceso de pensamiento se da durante varios años. Ves el draft, y analizas los resultados de ese draft. No creo que sea una cosa del azar. Sandy sentó las bases y Billy trabajó con él, y luego J.P. Ricciardi trabajó con Billy.

J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Yo contraté a Paul (De Podesta, asistente del gerente general entre 1999 y 2004). En el caso de Paul, yo sabía que su dinámica encajaría bien con lo que Billy y yo hacíamos. Yo jugué beisbol con Billy, y estuve con Billy mucho tiempo. Yo sabía cuál era la pieza que nos faltaba en la oficina, y Paul era el perfil perfecto para eso.

Stephen Obenchain, Pitcher Abridor, Universidad de Evansville, Selección 1s.37: Su nómina era minúscula comparada con la de la mayoría de los equipos, y microscópica, comparada con la de los equipos principales, y sin embargo, se luchaba por llegar a la postemporada y ganar una Serie Mundial. El dinero no resolvería el problema, así que tenían que encontrar otra forma de hacerlo.

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Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Teníamos que encontrar un área en la cual pudiéramos competir y obviamente no era el mercado de la agencia libre, donde no éramos tan atractivos como Nueva York o Los Ángeles por cualquier razón, ya fuera dinero, prestigio, o como le quieras llamar…

Cuando Paul llegó, comencé a ver que necesitábamos encontrar una forma para competir. ¿Cómo? ¿Cuáles eran las respuestas? No creo que realmente tuviéramos respuestas. Simplemente intentábamos encontrar un área que no necesariamente fuera nuestro nicho, pero donde tuviéramos alguna posibilidad de superar a alguien. Comenzar a ver las cosas un poco de forma diferente, pensar fuera de la norma, en términos de un scouteo que no fuera tradicional. Era nuestra forma, no solo de ser relevantes, sino también de sobrevivir en el juego.

Beane y su staff llegaron a la conclusión de que el draft amateur podría ser esa ventaja. En ese momento, a los equipos que perdían jugadores importantes en la agencia libre se les daban dos selecciones tempranas en el draft. Para Oakland, un equipo que regularmente perdía jugadores en la agencia libre al no poder competir con las ofertas de los equipos más grandes, el draft era la única veta de la cual podrían obtener recursos humanos.

Después de la temporada de 2001, los A's perdieron en la agencia libre al primera base Jason Giambi a los Yankees, al jardinero central Johnny Damon a los Red Sox, y al cerrador Jason Isringhausen a los Cardenales. Eso les entregó siete selecciones de primera ronda en el draft: cuatro en la primera ronda tradicional, y tres más en la ronda complementaria del draft.

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Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: Cuando llegamos ahí por primera vez (en 2002, antes del draft), era muy claro que había mucho más énfasis en los chicos de preparatoria, más que nunca. Y había un grupo de gente en la organización que seguía pensando que no se debía descartar a los de preparatoria, que había algunas excepciones que se podían hacer. No creo que Billy pensara que había excepciones. No quería excepciones. No quería hablar de excepciones. Estaba convencido de que su ruta era la mejor ruta en la podríamos ir y que probablemente era más fácil seguir esta ruta en lugar de hacer alguna posible desviación. No había desviaciones. Esta era la ruta en la que iríamos.

Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: El costo de equivocarse era prohibitivo para un equipo como nosotros. Cuando selecciones 50 chicos en el draft y dos o tres llegan a las Grandes Ligas, a veces consideras eso como un muy buen draft. Pero era prohibitivo para nosotros un escenario en el que tu selección de primera ronda no llega a Grandes Ligas, y pagaste 1.8 millones de dólares o 1.5 millones, cuando tu presupuesto es de 3 o 4. Buscábamos encontrar una mejor forma de tener regreso sobre nuestros dólares. Eso es todo lo que buscábamos.

John Sickels, escritor principal de prospectos, ESPN.com: Se dieron cuenta de que el análisis estadístico de jugadores al nivel colegial era algo que, aunque sí se había utilizado, no se había aprovechado lo suficiente, como para encontrarle una ventaja competitiva.

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Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: Creo que ahí fue donde se cometieron algunos de los errores de los primeros drafts, donde se basaban excesivamente en la proyección. Automáticamente pensaban que el chico se haría más grande, más fuerte, que tiraría más duro, que batearía más lejos. Y eso no siempre sucede. Algunos muchachos llegan a su límite de fuerza en el brazo a los 16. Ya no tirarán más fuerte.

Una vez que vas por la ruta de las universidades, tienes jugadores un poco más maduros que los preparatorianos. Muchachos tres o cuatro años más grandes, así que no tenías que depender tanto de la proyección.

Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Nos seguían gustando mucho los chicos que mostraban herramientas y proyección, pero a veces el jugador universitario era más atractivo para nosotros porque teníamos un historial un poco más largo sobre ellos y había menos adivinación. A veces, eso significaba que el techo que podían alcanzar esos jugadores era menor, pero de nuevo, el costo de equivocarnos era prohibitivo para nosotros.

John Sickels, escritor principal de prospectos, ESPN.com: Los scouts siempre estaban al tanto de lo que los prospectos estaban haciendo. La parte difícil era saber si ese jugador que estaba destrozando el beisbol universitario podría seguir haciéndolo en profesional. Siempre había una distorsión en el beisbol universitario porque utilizan bates de aluminio, y muchas veces un jugador que era impresionante en universidad recibiría una valoración algo menor porque los scouts no estaban seguros de cómo se trasladaría al beisbol profesional, ya con bates de madera. Lo que ocurrió con la estrategia Moneyball, es que Oakland se dio cuenta de que las estadísticas universitarias pueden tener una distorsión pero que hay formas de hacer ajustes.

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Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Creo que les decíamos a nuestros scouts que cuando veían a un jugador en cierto momento era como tomarle una foto, que retrata solamente ese día en que lo vieron, mientras que las estadísticas y los números nos cuentan la historia completa de todo el año. Te dan la película completa, y no solo un fotograma. Nadie decía que había que regresar a ver un jugador porque está bateando .400 con 20 jonrones. Ese no era el propósito, sino pensar en que quizás debíamos darle un segundo vistazo al chico. Si nos equivocábamos, eso nos relegaría en formas en que no relegaría a otros equipos. Puedo recordar que le comenté al director de desarrollo de jugadores, Keith Lieppman, que o nos veríamos realmente bien o tendríamos una organización llena de jugadores Doble A.

Nick Swisher became the face and star of Oakland's Moneyball class. Photo by Tom Szczerbowski-USA TODAY Sports

Nick Swisher se convirtió en la cara y la estrella de la generación Moneyball de Oakland. Foto: Tom Szczerbowski-USA TODAY Sports.

El draft de 2002 comenzó mejor de lo esperado. Con su primera selección, la número 16, los A's tomaron al estelar de Ohio State, Nick Swisher. Ocho selecciones después escogieron al lanzador derecho de la universidad de Kentucky, Joe Blanton. Ambos eran prospectos de primera ronda por consenso, jugadores que habían pasado el filtro de la analítica y también el del ojo humano. Nadie en el beisbol se sorprendió con esas selecciones.

A partir de ahí, fue todo analítica y la nueva estrategia de Oakland se hizo evidente. En lugar de enfocarse en la habilidad cruda o el tipo de físico, los A's se enfocaron en ciertas destrezas. Para los bateadores era el porcentaje de embasamiento. Para los pitchers, priorizaron brazos finos por encima de la velocidad cruda. Y en ambos casos, las estadísticas colegiales fueron de suprema importancia.

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¿El resultado? Una colección de nombres, que en conjunto, conmocionaron al mundo del beisbol. En muchos casos, los más sorprendidos fueron los jugadores mismos.

Stephen Obenchain, Pitcher Abridor, Universidad de Evansville, Selección 1s.37: Hablé con los Cardenales y su área de scouteo, me dieron que me tomarían en la 55. Tardé un poco en procesarlo. No me está diciendo la ronda 55, me está diciendo la selección 55 global. No tiene sentido. ¿Yo? No soy tan bueno.

Realmente no había hablado con Oakland, y uno o dos días antes del draft, mi asesor -que se convirtió en mi agente- dijo que Oakland buscaba tomarme en el lugar 35 o 37, ¿que si firmaría? Yo solo esperaba que alguien me tomara, y cuando dijo treinta y tantos, le dije que me interesaba.

Fue sorprendente porque yo era un chico sin un gran nombre que no venía de un programa universitario importante. Asistí a la universidad de Evansville. Nos conocen por nuestro equipo de basquetbol que usaba mangas y porque Andy Benes lanzó con nosotros.

Steve Stanley, jardinero central, Universidad de Notre Dame, selección 2.67: Dos días antes de que se diera el draft, mi entrenador me llamó y me dijo que me sentara, yo pensaba que alguien había muerto. Pensé que me diría algo malo. Me dijo que no había nada malo, sino que había recibido una llamada de Oakland. Que me querían seleccionar en la segunda ronda por 200,000 dólares. Se me cayó la cara, y comencé a gritar de emoción. En ese momento estaba casado desde hacía seis meses. Los vecinos llamaron a la policía porque pensaron que mi esposa y yo estábamos peleando.

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Drew Dickinson, pitcher abridor, Universidad de Illinois, selección 28.848: Se estaba haciendo tarde. Era la ronda 28 y yo ya estaba frustrado en ese momento. Sabía que me reclutarían pero no tan tarde en las ronda, me decepcionaba un poco. Así que escucho que los Angles, nada; que los Dodgers, tampoco. Así que me levanto de la silla y empiezo a bajar las escalera para ir a buscar algo de beber. A media escalera escucho mi nombre.

Ben Fritz, pitcher abridor, Universidad de California State en Fresno, selección 1.30: Las cosas cambiaron durante el año. Creo que en mi penúltimo año, estaba entre las primeras 10 rondas. Conforme las cosas mejoraron, me empezaban a mencionar entre la tercera y la quinta ronda, luego fue mejorando más. Creo que mi mentalidad estaba más en la segunda.

Para cuando llegamos al draft, obviamente que digan tu nombre en la selección 30 y ser el último de esa primera ronda, fue sorprendente. No hubo mucho diálogo con Oakland. Honestamente, no tenía idea de a dónde iría ese día.

Mark Teahen, tercera base, St. Mary's College de California, selección 1s.39: Conforme se acercaba el draft, esperaba salir en las primeras cinco rondas. Antes del draft, Joe Baker y yo tuvimos un entrenamiento en el Coliseo de Oakland donde solo estábamos él y yo, así que pensé que tenían una buena cantidad de interés.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Recibí una llamada realmente extraña unos días antes del draft de parte de Will Shock que era un scout de los A's en esa época. Me pregunta si estaba dispuesto a ir al Coliseo de Oakland y tomar práctica de bateo para sus scouts. Tienen que entender que yo soy un chico que creció siendo aficionado de los A's. Todo el tiempo intenté pegar un cuadrangular, porque, ¿quién no lo intentaría? Yo lo intenté, con un bat de madera. Estaba emocionado. Después de eso, no me importaba que no me reclutaran, para serte honesto. Estaba emocionado de haber tomado práctica de bateo en el Coliseo de Oakland.

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Me llamaron y me dijeron que sentían que me tomarían en la cuarta ronda si es que quedaba disponible. Me reía, porque yo pensaba que nadie me tomaría antes. Por supuesto que estaré disponible.

Mark Teahen, tercera base, St. Mary's College de California, selección 1s.39: Estaba en casa de mis padres en Yucaipa, California, con mi familia. Seguíamos el draft por internet. En ese punto sabía que los A's me tomarían con la selección 39. Pasó una gran cantidad de tiempo entre la primera ronda y la ronda complementaria y recuerdo estar nervioso en todo ese tiempo pensando en que podrían cambiar de opinión. Afortunadamente, no lo hicieron.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: El día del draft, fui con mi novia de ese entonces -ahora mi esposa- al centro de Walnut Creek a comer crepas cuando estaba el draft. Odio decir esto, pero no le creía a nadie, ni siquiera le creía a los A's, necesariamente. Estaba ahí sentado, y comiendo crepas y recibí una llamada telefónica. Me dijeron que tomaron en la cuarta ronda y me felicitaron. Fue en ese momento que pensé que era real. Era sorprendente.

Lloyd Turner, segunda base, universidad de Kennesaw State, selección 16.488: Recuerdo que había un torneo de estrellas en la escuela y a la espera de ser reclutado en el draft, fui a tomar práctica de bateo al campo. Voy caminando con mi bat y mi equipo de entrenamiento, y hay muchos scouts viendo el juego, y cuando voy caminando por las tribunas del lado del jardín izquierdo, veo a estos tipos. No sabía quiénes eran, pero me saludaron y me dijeron que había hecho un gran trabajo ese año. Les agradecí y les dije que esperaba continuar mi carrera. Voy a entrenar. Me dicen que no tengo nada de qué preocuparme, que soy un buen pelotero. Seguí con lo mío, me seleccionó Oakland. Llegué a mi primera pretemporada, y cuando voy caminando por el vestidor hacia afuera veo a este mismo tipo que me dice que recordara cuando él me dijo que no tenía nada de qué preocuparme. Era el director de scouteo de Oakland, Eric Kubota.

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John Baker (centro) y Jeremy Brown (derecha) fueron seleccionados en el draft Moneyball. Baker jugaría siete temporadas en Grandes Ligas, mientras que Borwn se retiró abruptamente a los 28 años. Foto: Michael Zagaris /MLB Photos via Getty Images.

En total, ocho miembros de la generación del draft 2002 de los A's llegarían a las Grandes Ligas. Gradualmente, dos jugadores se establecerían como las caras del grupo. Uno fue la primera selección de Oakland ese draft: Nick Swisher. Hijo del ex Grandes Ligas, Steve Swisher, tenía una extraña combinación de poder y paciencia, empaquetado en un cuerpo musculoso de más de 1.80. Pero su estilo de juego era solo parte de su atractivo. Ninguno de los reclutados en el draft Moneyball tenía más herramientas que Swisher, y ninguno tenía una personalidad de ese tamaño.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: El primer día que llegué al beisbol profesional, tuvimos una junta de equipo. Estábamos en Salem, Oregon, y el mánager empieza la junta. Todos estábamos sentados, empieza a hablar y hablar, y nota que alguien falta. Y desde la canasta de la lavandería, como una caja sorpresa, salta Nick Swisher que estaba escondido gritando alguna incoherencia. Ese fue mi primer encuentro con Nick, con él asustándome. ¿Quién es ese?, pregunté, y alguien me contesta que es el de la primera ronda. Así es como me imaginaba que serían los reclutados de primera ronda. Era perfecto.

Steve Stanley, jardinero central, Universidad de Notre Dame, selección 2.67: Era la combinación de lo que los scouts querían y lo que Billy Beane quería en Moneyball. Era el experimento científico perfecto. Era mucho más fácil comprarle a Nick Swisher por su potencial de batear poder.

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Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Si nunca hubiera existido la estrategia Moneyball, creo que Nick seguiría siendo un tipo en el que estábamos muy, muy interesados. Absolutamente, habría sido nuestra selección, y su carrera lo ha demsotrado. Era un seleccionado nacional, un jardinero central en un programa estudiantil importante que había tenido éxito en una conferencia colegial importante. Esa era una cosa en la que no éramos más inteligentes que los demás.

Mark Teahen, tercera base, St. Mary's College de California, selección 1s.39: Swisher se convirtió en el rostro de nuestra generación en el draft, y no podía ser de otra forma. Tiene una tonelada de personalidad y recuerdo que justo después del draft hubo una llamada conmigo y John Baker, porque eramos los chicos locales que habían reclutado los A's, y Nick Swisher, porque era la primera selección. En la llamada, John Baker y yo respondimos cada uno una pregunta rápida y luego el resto de la llamada se centró en Swisher hablando.

Suelo reírme todavía cuando veo a Swisher con traje en la televisión, porque en nuestra primera liga instruccional, Drew Dickinson tenía que llevarlo al centro comercial para decirle cómo comprar camisas de cuello.

John Baker, receptor, Universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Creció en un vestuario de Grandes Ligas. Se comportaba como un jugador de Grandes Ligas cuando todavía no lo era, y eso hacía enojar a mucha gente. Pero el beisbol es muy complicado con esas cosas, porque ¿cuánta gente siente envidia de que fue reclutado en la primera ronda y obtuvo más dinero y a cuántos simplemente les enojaba porque se comportaba así?

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Recuerdo todas mis experiencias con Nick, incluso cuando bateaba detrás de él en Doble A, y me daban pelotazos porque él perreaba jonrones que no libraban la barda, y luego a mí era al que le daban el pelotazo. Ocurrió varias veces, pero cuando recuerdo a Nick Swisher como compañero, siempre me río y me pone una sonrisa en la boca.

El segundo rostro de 'Moneyball' era mucho más renuente a estar bajo las luminarias. Jeremy Brown, el quinto de los siete seleccionados de los A's en la primera ronda, fue un catcher que impuso récords en la Universidad de Alabama. Tampoco era, bajo el ojo convencional, un talento de primera ronda. Eso lo convirtió en el ejemplo perfecto de la estrategia 'Moneyball'. Sobre ningún otro reclutado se habló tanto en el libro de Michael Lewis ni se le dedicó tanta pantalla en la película como a Brown. Para un jugador con otra personalidad, esa habría sido la gran oportunidad de su vida, pero de acuerdo a varios de los más cercanos a Brown, la atención le pesó como un ancla. Se convertiría en un detonante de su retiro prematuro, y abrupto, a los 28 años.

John Sickels, escritor principal de prospectos, ESPN.com: El único que creo que era una verdadera sorpresa en ese momento, era Jeremy Brown. Era visto más como un jugador de cuarta o quinta ronda. Y, por supuesto, la historia es que tuvo números realmente buenos en colegial pero no tenía un buen cuerpo, no era un tipo que fuera un verdadero atleta puro y era alguien que no gusta a los scouts tradicionales. Creo que eso era muy cierto. Él fue básicamente el primer jugador con el que todos dijeron, "¡Wow! ¿por qué escogieron a ese chavo?"… Resultó ser en quien se centró mucha de la atención.

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Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Tener siete selecciones de primera ronda era grandioso. Pero tener el dinero para firmar a siete selecciones de primera ronda era otra cosa. Era jugador de último año. Lo firmamos como jugador de último año y eso liberó dinero para hacer otras cosas. En resumen, eso nos permitió firmar al resto del draft.

Drew Dickinson, pitcher abridor, Universidad de Illinois, selección 28.848: Jeremy era el buen tipo por excelencia. Siempre intentaba pagarnos todo. Creo que fue el que tuvo el menor dinero de todos esas selecciones de primera ronda, algo así como 350,000 dólares, pero trataba de invitarte la cena o los tragos. Era ese tipo de persona. Una de las mejores personas que he conocido.

Brian Stavisky, jardinero, Universidad de Notre Dame, selección 6.188: Nick realmente quiere los reflectores y se siente cómodo con ellos. Realmente disfruta la atención. Jeremy es lo contrario.

Joe Blanton, pitcher abridor, Universidad de Kentucky, selección 1.24: Si ves la película, esa atención no era la más halagadora. No creo que con el libro haya ocurrido eso, pero al final los medios le dieron su propio giro y se convirtió en, "Mira, no es una selección normal del draft, no tiene la estatura ni los músculos". No entraba en ese molde, pero era un gran pelotero.

Drew Dickinson, pitcher abridor, Universidad de Illinois, selección 28.848: Yo pensaba que Jeremy Brown sería un jugador de Grandes ligas. Jeremy era tan bueno que realmente bateaba con poder, y siempre estaba muy involucrado con uno como pitcher. No se ponía a pensar en sus cuatro turnos al bat, o lo que podía hacer. Hacía lo que hacen los receptores de Grandes Ligas: manejar el pitcheo.

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John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Creo que si la gente indaga más en esa historia y llega hasta la razón por la que Jeremy Brown se retiró tan pronto del beisbol, creo que es porque la presión se volvió demasiada. Porque es injusto venir de un lugar que es tan pequeño y tener a tanta gente esperando cosas de ti. Incluso ponerte en lugares para los cuales tu nivel de beisbol aún no está listo, como que te suban o te bajen a Grandes Ligas sin estar listo, solo porque tienen esas expectativas de ti.

Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Sé que la gente dirá que jugó ahí solo porque Billy lo quiso. El tipo jugó Grandes Ligas. Cuando juegas para intentar demostrarle a los demás que se equivocaron o que acertaron, se convierte en un juego muy difícil. Desafortunadamente para Jeremy, lo convirtieron casi en una caricatura de sí mismo y de sus habilidades. No creo que haya sido justo con ese muchacho.

Ben Fritz, pitcher abridor, Universidad de California State en Fresno, selección 1.30: Vivimos juntos en un par de ocasiones en las Ligas Menores, y si es que Jeremy tenía problemas para lidiar con la presión, esa presión se la guardaba para sí mismo. Nunca lo verbalizó de alguna forma. Creo que a todos nos sorprendió un poco cuando decidió dejar de jugar. Especialmente cuando está cerca de conseguir un trabajo en Grandes Ligas. El momento en que lo decidió fue sorprendente para mí, claro, pero nunca sabemos todo lo que ocurre detrás de una puerta cerrada. Jeremy hizo un buen trabajo ocultando cualquier cosa por la que estuviera pasando, y eso fue lo que causó que se retirara.

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Drew Dickinson, pitcher abridor, Universidad de Illinois, selección 28.848: Jeremy tenía toda esta problemática fuera del terreno que lo desgastó y nunca tuvo la carrera en Grandes Ligas que pensé que podría tener. En el mejor de los casos, se habría convertido en un tipo Henry Blanco, un sustituto durante 15 años. Así de bueno creo que pudo haber sido. Siempre me sentí mal de que no pudiera lograrlo.

Tabitha Soren, fotógrafa y periodista, esposa de Michael Lewis, escritor de Moneyball : A Jeremy, no le gustaba realmente estar fuera de casa. Le gusta vivir en Hueytown, Alabama. Le gusta estar con su familia. No necesita estar en el escenario mundial. Ama el beisbol, pero le encantaría ser alguien que tenga una academia donde pueda entrenar niños todo el año y tener esa escuela en Hueytown. En lugar de eso, regresó, le pagaron muy bien y tuvo increíbles beneficios médicos para ser minero en Alabama con su padre y trabajar el turno de la noche. Si su vida no hubiera implosionado, creo que seguiría ahí. Dice que no tiene ningún arrepentimiento. Se ve feliz.

J.P. Ricciardi, izq., y Sandy Alderson, der., ayudaron a Beane a construir los cimientos de Moneyball. Ambos trabajan hoy en la oficina de los Mets de Nueva York. Foto: Rich Schultz/Getty Images.

El 17 de junio de 2003, poco más de un año después del draft de 2002, el libro "Moneyball" de Michael Lewis llegó a las librerías. De inmediato, se convirtió en una sensación de ventas, disparándose a lo alto de las listas de libros más vendidos y reverenciado lo mismo por aficionados casuales que por aficionados asiduos.

Dentro del juego, sin embargo, el libro provocó más controversia. Beane y muchos de su oficina quedaron como estridentes y hasta arrogantes. Una cosa era que una oficina expusiera nuevas ideas. Otra cosa es que escupieran sobre la tradición. Dentro del beisbol, muchos en la comunidad de scouteo consideraron que el libro hacía esto último. En algunos casos, incluso se preguntaban si la verdadera misión de Oakland era erradicar su modo de vida.

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Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: Yo no sabía nada, para serte honesto. Hasta que en una farmacia, quizás en octubre o noviembre, vi un número de Sports Illustrated entre las revistas y uno de los balazos en la portada hablaba sobre el draft Moneyball de los A's, o algo así. Por supuesto, eso captó mi atención. Creo que publicaron un par de extractos de los capítulos.

Me senté en el sillón, leí esos capítulos y pensé que eso generaría mucha atención. Que iba a salir en las noticias y se convertiría en algo grande. Y sabías que a algunas personas no les iba a gustar algunas cosas que se mencionaban ahí. Algunas personas no lo verían de la misma forma que el resto.

J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Creo que el prejuicio más grande era que la comunidad de scouts veía a cualquier persona asociada a los A's básicamente como los tipos que se iban a deshacer de todos los scouts, que comenzaríamos a hacer drafts de forma totalmente diferente. Tenían esa idea equivocada de lo que haríamos y de los que estábamos haciendo, y nada podía estar más alejado de la verdad. Pero fue una conmoción en la industria porque era un cambio de paradigma, y generó una gran paranoia entre los scouts tradicionales, y entre los reporteros tradicionales que eran amigos de los scouts, de quienes obtenían toda su información.

Eddie Bane, asistente especial del gerente general, Tampa Bay Rays: Creo que los scouts tradicionales, ya fuera que lo dijeran o no, se sentían amenazados. Porque muchas veces, no lo entendieron, y cuando no entiendes algo, siempre te sientes amenazado. Creo que los viejos scouts, pensaron que eso les costaría el trabajo. Fue por eso que muchas personas se encendieron tanto. Sentían que se estaba amenzando su forma de vida. Lo que no creo que fuera cierto.

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Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: Inicialmente, lo que proponía Moneyball era muy dramático y generó mucha prensa. Automáticamente se creó una división entre la vieja escuela y la nueva escuela. Eso siguió por muchos años después. Por un lado había los que decían que no se necesitaban estadísticas, y otros que decían que sí se necesitaban. En realidad, lo único que se necesitaba saber era que se necesitaban las dos cosas. Necesitabas el entendimiento que tienen los scouts y necesitabas los números para hacer cosas. Por un tiempo, definitivamente, no había dudas de eso, era la vieja escuela contra la nueva escuela. No había de otra. No podías entrar a un parque de pelota sin que alguien mencionara Moneyball o el draft, y pensara que esa forma de pensamiento era mejor.

Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Sentí la frialdad de muchos al entrar a un estadio. La gente no te habla. En casos particulares, puedo recordar, por ejemplo, que un tipo no me habló durante un par de años. Creo que cuando vas y cuestionas la forma en que alguien se ve a sí mismo, puede ser irritante, obviamente.

J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Hay gente que me ha dicho que yo soy un tipo de analítica. Bueno, no podrían estar más lejos de la realidad, pues fui scout de área por casi 10 años. Firmé 10 ligamayoristas, jugadores no drafteados, agentes libres. Todo mi contexto era en el scouteo hasta que alguien me colgó la etiqueta de nerd.

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Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: Billy Beane no escribió el libro ni tampoco lo escribieron los A's de Oakland. ¿Abrimos demasiado la puerta? Sí, probablemente. Creo que si le preguntas a la mayoría de las personas de nuestra oficina si nos arrepentimos de haber dicho cosas o de dar acceso a cosas que salieron en el libro. Sí, seguramente. Creo que probablemente dimos más acceso de lo que hubiéramos querido en ese momento. Mucho era simplemente plática de vestidor que salió en el libro. No podría hablar a nombre de Billy ni de nadie más, pero al final creo que a pesar de eso, si nos dieran la oportunidad de hacerlo de nuevo, lo volveríamos a hacer.

Mark Teahen se convirtió en uno de los tres de los tres jugadores de primera ronda en el draft Moneyball en hacer carrera en Grandes Ligas. Foto: Jerry Lai-USA Today Sports.

A diferencia de los hombres que los seleccionaron, los miembros de la generación del draft 'Moneyball' tenían poco interés en cambiar la forma en que se juega el beisbol. "No es que nosotros dijéramos que queríamos ser parte de este experimento", asegura Obenchain. "Todos decíamos que queríamos ser beisbolistas profesionales". Simplemente nos escogieron.

Sin embargo, eso no evitó que mucha de la enemistad que había en la oficina llegara al campo de juego. Ocasionalmente, era de forma malévola. Al final, se resumía en la misma cosa: la generación del draft 'Moneyball' estaba marcada, y no solo desde afuera de la organización.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Fue al año siguiente del draft, en la pretemporada, cuando la gente se enteró de que saldría un libro. A la generación del draft previo, se les podía ver en los ojos. Sentían que ya podían culpar el no llegar a las Grandes Ligas a ser parte del experimento del draft Moneyball.

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Mark Teahen, tercera base, St. Mary's College de California, selección 1s.39: Muchos de los otros prospectos y jugadores definitivamente sabían que éramos parte del draft Moneyball. La gente que no leyó el libro de cualquier manera comentaba porque escuchaban que se trataba de bases por bolas y de que los scouts no eran tan importantes como antes. Obviamente, el libro era mucho más complejo que eso. Pero en su mayor parte, la gente nos apoyaba, pero a comienzos de mi carrera noté que algunas personas de otras organizaciones querían que nos fuera mal para que la filosofía Moneyball se viera mal.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Los jugadores que habían sido seleccionados en el draft anterior al de Moneyball creían que a nosotros nos subían más rápido en las sucursales sin tener el mérito. Así lo sentía en ciertos momentos. No lo decían con malicia, pero simplemente lo decían en voz alta. No digo que sintiera una mala vibra, pero decían que ojalá los hubieran seleccionado un año después, pues ya estarían en Doble A en ese momento.

Las circunstancias únicas en las que se dio el draft 'Moneyball' y en cómo iniciaron sus carreras fueron elementos que terminaron por formar un lazo inusual. También los ayudó, Michael Lewis, el escritor que los hizo famosos. En los años que siguieron a la publicación de 'Moneyball', el autor coqueteó con la idea de una secuela, llamada 'Underdogs', que sería una crónica de la vida de los jugadores desdesde el draft. Mientras tanto, su esposa Tabitha Soren, comenzó a fotografiar a cada uno de los peloteros en el inicio de sus carreras profesionales y siguió haciéndolo por los 15 años siguientes. El trabajo se recopiló en un libro llamado 'Fantasy Life: Babseball and the American Dream', para el cual varios de los jugadores que fueron miembros de esa generación escribieron textos.

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Después de que muchos grupos se han roto y han seguido por caminos separados, la generación del draft 'Moneyball' sigue siendo cercana.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Todos teníamos 21 o 22 años o algo así cuando empezamos la primera temporada, y todos habíamos pasado por tres años de colegial donde desarrollas cómo ser un compañero. Y reclutaron jugadores que eran cerebrales en su manera de jugar el beisbol, así que teníamos todo eso en común. Y agregas el elemento de que todos creen que te suben simplemente porque eres parte de esta generación del draft. Así que todos teníamos algo que nos conectaba.

Mark Teahen, tercera base, St. Mary's College de California, selección 1s.39: Creo que en parte se debía a que muchas personas no querían que nos fuera bien, así que nos unimos y nos alentamos el uno al otro para seguir mejorando y crecer como peloteros.

Joe Blanton, pitcher abridor, Universidad de Kentucky, selección 1.24: No creo que haya sido intencional pero obviamente siete jugadores de primera ronda era bastante y todos avanzamos juntos por las sucursales. Entre 2002 y 2004 había al menos varios de nosotros jugando juntos en cada equipo. Así que fuimos creciendo y jugando juntos.

Ben Fritz, pitcher abridor, Universidad de California State en Fresno, selección 1.30: [Tabitha] estaba ahí cada primavera y era toda la generación del draft, así que nos eran solo cuatro o cinco jugadores a los que les tomaba fotos. Eso creó un lazo más estrecho entre ese grupo de jugadores porque hacíamos cosas como esas juntos. Había 30 chicos juntos para eso. Se terminaba la temporada y seguíamos en contacto porque había algo que hacer con Tabitha y Michael.

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Hoy, Joe Blanton es el último jugador en activo de la generación Moneyball del draft. Hasta la fecha, los ocho firmados de ese draft que llegaron a las Grandes Ligas se combinaron para 41.2 triunfos sobre el remplazo, de los cuales más de tres cuartos le pertenecen a Blanton y Swisher. Ninguna generación del draft es más famosa o ha influido más pero, ¿realmente se tradujo en éxito sobre el campo?

Jim Pransky, Scout de Área, Oakland Athletics: No creo que Swisher y Blanton sean muchachos que no estaban en la mira de otros equipos. Iban a salir en la primera ronda. Creo que es cuando vas más allá de ellos dos, cuando realmente cuando emergen los otros aspectos de Moneyball.

John Sickels, escritor principal de prospectos, ESPN.com: Así que básicamente, de los siete chicos de primera ronda, dos se convirtieron en titulares en Grandes Ligas. Swisher y Blanton tuvieron carreras largas. Un tercero, Teahen, fue un jugador decente de rol. Esos son tres de siete, que es realmente bueno considerando lo difíciles que son estas cosas. Si ves la historia, muchas veces cuando los equipos tienen múltiples selecciones, hay muchos ejemplos de equipos a quienes no les resulta ninguno. Así que en general fue un draft exitoso. No hay duda de eso, en mi opinión.

Eddie Bane, asistente especial del gerente general, Tampa Bay Rays: Joe Klein me dijo una vez, y creo que fue brillante, cuando era mi gerente general en Cleveland, que tu selección de primera ronda será un buen jugador de Grandes Ligas; uno de tus jugadores de segunda a cuarta ronda será un buen jugador de Grandes Ligas, uno de tus jugadores de quinta a décima ronda será un buen jugador de Grandes Ligas y luego acertarás con alguno más. Si lo logras, tienes un draft realmente bueno.

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En base a la escala de evaluación que siempre uso, eso no es un draft exitoso. Necesitas producir más talento de nivel de Grandes Ligas que eso. En el draft 2010 de los Angels, sacamos a Kole Calhoun y Cam Bedrosian. Tuvimos cinco selecciones entre los primeras 80 o algo así y no considero que hayamos hecho un draft exitoso.

J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Había ciertas formas no convencionales, pero si no pruebas cosas, ¿entonces cómo vamos a descubrir cosas? Mira, nos resultó con Joe Blanton y Swisher, pero si el resto de los muchachos no funconaron porque corrimos riesgos, no me sentaré aquí a decir que fue un fracaso. Yo diría que fue un ejercicio para intentar probar algo, y si no resultó, entonces intento otra cosa.

Moneyball es una forma de sobrevivir para equipos que no tienen dinero. El aspecto Moneyball es que siempre vas a tener deficiencias pero probablemente te harás tan bueno como puedas a pesar de tu presupuesto limitado. - J.P. Ricciardi

Creo que hay mucha gente que no entiende eso. Dicen que el enfoque Moneyball no funciona porque no gana la Serie Mundial. Bueno, es muy difícil ganar la Serie Mundial con una nómina de 50 millones de dólares. Lo que estás tratando de hacer es presentar el mejor producto posible y ser tan competitivo como puedas con el presupuesto que tienes, y creo que eso es lo que no ve mucha de la comunidad de scouts y que los llevó a emitir juicios, y lo mismo ocurrió con la prensa que decían que los A's solo eran un equipo de playoffs, pero no de campeonato. Creo que no se dan cuenta de los difícil que es llegar a los playoffs con ese tipo de nómina. Y creo que ese fue uno de los más grandes errores de juicio que hubo.

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Joe Blanton, la selección 24 global en el draft de 2002, ha lanzado en las Grandes Ligas durante 13 temporadas y contando. Foto: Kyle Terada-USA Today Sports.

15 años después, el beisbol ha hecho mucho más para abarazar la ideas que 'Moneyball' planteó. Las ha implementado en casi todos los equipos; cada equipo ha cambiado la forma en que contrata, scoutea, recluta en el draft, y construye sus organizaciones. Mientras tanto, la generación 'Moneyball' de Oakland se distinguió como el más famoso grupo que ha salido de la Regla 4 del Draft. Todo dicho, un día del draft nacido desde la desesperación, se convirtió en uno de los momentos más influyentes en la historia del beisbol.

John Sickels, escritor principal de prospectos, ESPN.com: Los aficionados de un equipo en específico recordarán ciertos drafts, pero para los aficionados al beisbol en general, creo que el draft Moneyball es uno de los más recordados por razones lógicas. También creo que hace 15 años, el draft no recibía tanta atención. Creo que eso ha cambiado, y el auge del internet lo ha vuelto mucho más visible. La MLB ha trabajado mucho para darle mayor atención al draft, y creo que el draft Moneyball ha contribuido mucho a incrementar la atención que ha recibido todo el proceso del draft a lo largo de los últimos años.

Joe Blanton, pitcher abridor, Universidad de Kentucky, selección 1.24: Sobre el tema de las estadísticas, creo que ya se hacía algo antes, pero el draft de 2002 las puso como protagonistas. Croe que ahí fue cuando todos comenzaron a hablar de estadísticas, y como se convirtió en lo que hoy es. Ahora ya hablas de tasa de giro de la bola, velocidad percibida, velocidad de salida, ángulo de lanzamiento. Ahora hablas de tantas cosas, pero ese fue el comienzo.

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J.P. Ricciardi, Gerente General, Toronto Blue Jays: Si revisas hasta dónde ha llegado el juego en los últimos 15 años, creo que si hablas con esos scouts, hoy son mucho más abiertos sobre lo que representan los números. Creo que cada vez que logras un híbrido entre las áreas de scouteo y desarrollo, con la de los números, es ahí cuando vas a obtener el mayor éxito.

Chris Pittaro, Coordinator Nacional de Campo, Oakland Athletics: No sé si podemos hablar de un momento específico, pero después de algunos años, comenzamos a ver que los equipos contrataban personal de analítica. Ves a los gerentes generales que han sido contratados desde 2001 o 2002, y ves los departamentos que han creado, los puestos que han creado, y con el tiempo te das cuenta de que los dueños han entendido que hay algo de valor ahí. Creo que le corresponde a cada equipo identificar qué es.

John Baker, receptor, universidad de California en Berkeley, selección 4.128: Y hoy, si te fijas, muchas de las oficinas de los equipos encajan con cierto perfil. Con personal educado en universidades de Ivy-League o similar, generalmente blancos, de economía o artes liberales, van a la escuela de negocios o de leyes, como en el caso de mi jefe Theo Epstein. Quiero decir que 18 de los 30 gerentes generales encajan con este perfil. Mentes modernas que se se valen de los datos. Si Moneyball no hubiera funcionado, no seguirían en el beisbol 15 años después.

Ese tipo de enfoque ha permeado a todo el beisbol profesional. Y creo que si no lo ves desde esa perspectiva, si no tienes esa investigación y esa área de desarrollo, si no tienes un equipo de analítica estadística, y no estás utilizando esta información, entonces estás rezagado y vas a perder.

Billy Beane (presidente actual de los A's y ex gerente general), Paul DePodesta (ex asistente del gerente general de los A's), David Forst ( actual gerente general de los A's) y Eric Kubota (director de scouteo de los A's) todos declinaron ser entrevistados para esta nota.

Múltiples peticiones de entrevista de VICE Sports hechas al publicista de Michael Lewis, autor del libro 'Moneyball' no fueron respondidas.

¿Dónde están ahora?

Eddie Bane: Asistene especial del gerente general, Boston Red Sox

John Baker: Coordinador de habilidades mentales, Chicago Cubs

Joe Blanton: Lanzador relevista, Washington Nationals

Drew Dickinson: Coach de pitcheo, Universidad de Illinois

Ben Fritz: Manejador, Tri-City Dust Devils (sucursal de clase A de los San Diego Padres)

Jed Morris: Entrenador en jefe de beisbol, Eastern University – St. Davids, Pennsylvania

Stephen Obenchain: Supervisor de servicios de soporte de portafolio, Donaldson Capital – Evansville, Indiana

Chris Pittaro: Asistente especial del gerente general, Oakland Athletics

Jim Pransky: Scout de área, Colorado Rockies

J.P. Ricciardi: Asistente especial del gerente general, New York Mets

John Sickels: Editor ejecutivo, Minorleagueball.com – Lawrence, Kansas

Steve Stanley: Propietario, Stanley Insurance Agency – Scottsdale, Arizona

Brian Stavisky: analista interno de ventas, Dresser-Rand – Olean, New York

Tabitha Soren: Autor, Fantasy Life: Baseball and the American Dream – Berkeley, California

Mark Teahen: Propietario, Sorso Wine Room – Scottsdale, Arizona

Lloyd Turner: Coach de bateo, Vermont Lake Monsters (sucursal clase A de los Oakland Athletics)