
Justin alegó, y nunca había oído del programa Campo de Conservación cuando él y su mujer, Kelly, fueron sentenciados en el condado de Fresno, California, por llevar a cabo una enorme operación de fraude hipotecario.“Vinieron al juicio vistiendo ropas de calle”, reza el artículo del periódico local afiliado a la ABC sobre la vista en la que Justin fue sentenciado a casi diez años de cárcel, “pero les deja- ron puestas las esposas”. El artículo se publicó con una foto de Justin y su mujer en el juzgado: Kelly mira directamente al juez, hosca y desafiante. Justin, encorvado, con una franja de barriga sobresaliendo por debajo de un polo verde, mira de forma abyecta a su mujer y parece hundido.Cuando le conocí el pasado mes de agosto, Justin, que pidió que no publicara su apellido, vestía un mono naranja de recluso, a pesar de que estábamos a 20 millas de la prisión más cercana. Estaba sentado ante una de las largas mesas de plástico en el centro del Puesto de Mando de Incidentes de la Ciudad de Tuolumne, una increíblemente ajetreada base de lucha contra incendios construida en un parque en medio de la diminuta Tuolumne, justo al lado del Bosque Nacional de Stanislaus, en la californiana Western Sierra.Una tercera parte de la base estaba ocupada por una serie de carpas de lienzo blanco, no mayores que el garaje de un tractor, dando cada una alojamiento a 32 reclusos. El resto de la base funcionaba como centro de operaciones y hogar de los miles de bomberos y personal de apoyo que trabajaban para contener el incendio de Rim, que empezaba a extenderse por las sendas de los bosques nacionales de Stanislaus y Yosemite y cuyo frente más próximo se encontraba apenas a unas millas de donde nos encontrábamos. Había camiones antiincendios aparcados en las estrechas calles en precaución ante la posibilidad de que el fuego saltara hasta un cañón cercano y bajara rodando hasta el pueblo. El humo era tan denso que nos quemaba los ojos. “Mis hijas saben que sus padres están en la cárcel”, me dijo Justin. “Pero si les preguntas, sólo te dirán, “Mi papá es bombero”.
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