Real Kids: retratos de un grupo de jóvenes condenados

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Real Kids: retratos de un grupo de jóvenes condenados

Su posesión más preciada era saber quiénes eran.

Esta serie hace parte del Especial de fotografía 2016.

Antes de que una manada de yuppies se tomara Manhattan, sus calles pertenecían a los chicos. Un montón de adolescentes sin plata de diferentes distritos de Nueva York llegó en los noventa al East Village. High vivía en St. Marks Place, la calle más famosa de la zona. Su madre era una mujer descomplicada, así que su apartamento era el lugar al que todos llegaban. Fumaban marihuana, tomaban trago barato envuelto en bolsas de papel, hacían fiestas en las azoteas y patinaban en el Washington Square Park. Ahí fue donde Leo Fitzpatrick, Justin Pierce y Harmony Korine conocieron al director de cine Larry Clark. Tiempo después, su vida terminaría siendo observada por millones de personas. Se hicieron famosos después de protagonizar Kids (1995), una versión ficcionalizada de sus vidas.

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Nueva York cambió después de que el alcalde Rudolph Giuliani limpiara la ciudad. Antes de que eso sucediera, High, Mel y sus amigos vivían en total descontrol. "A los 14, conseguir cerveza en una tienda era tan fácil como conseguir cualquier otro trago en una licorería, o marihuana, cocaína y cualquier otra droga en mi cuadra. Nos dejaban entrar a los clubes y los trenes eran muy peligrosos", escribe Mel en That's a Crazy One, un libro de fotos curadas por ella y por High, que será publicado pronto.

Ni ella ni High aparecieron en Kids, pero sus amigos sí. La película es un retrato de la cultura juvenil de la ciudad; devela un estilo de vida alternativo, que incluye sexo explícito, drogas y violencia. Aunque Kids capturó algo que parecía real, High y Mel piensan que no refleja lo que ellos vivieron. De hecho, consideran que Clark explotó a los chicos: hizo dinero a costa suya y no reveló la verdadera belleza de su mundo. Según ellas, los jóvenes no estaban tan enloquecidos con el sexo como sugiere la película. Además, en Kids se da a entender que lo único en lo que pensaban los chicos era en follarse a las niñas. Las fotógrafas insisten en que las mujeres no eran trofeos sexuales; los chicos y las chicas se veían como iguales y eran amigos.

Más de veinte años después de que Clark filmara Kids, High y Mel decidieron hacer una selección de las fotos que le tomaron a su grupo a comienzos de los noventa. "High y yo fotografiamos a nuestros amigos durante casi toda nuestra adolescencia. Así construimos el cuadro completo que tantas personas han intentado obtener desde afuera", escribe Mel a modo de introducción de la serie. Las fotos son un documento de sus vidas: un adolescente en la ventana de un edificio de paredes agrietadas en el East Village; High y Mel con jeans rotos sobre una azotea en St. Marks; un chico con pantalones holgados en un tren de Brooklyn, desparramado sobre las sillas…

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Es una serie cruda y vulnerable, una colección íntima tomada desde el interior del grupo. Las fotógrafas dudaron de publicarla dado el carácter personal de las fotos; sin embargo, son conscientes de lo importantes que son sus imágenes. La foto de una niña con una camiseta extragrande, botas de combate, jeans desteñidos y una patineta bajo el brazo encarna la desilusión y angustia adolescentes.

Sus años de juventud fueron el fin de los tiempos de una cultura que en la mente de muchos neoyorquinos nunca murió. La ciudad no estaba amordazada en ese momento. Era cruda y peligrosa, y para High, Mel y su grupo era divertida. A diferencia de hoy, que cualquier acto de rebeldía adolescente se sube a Instagram, estos chicos no se exhibían. El grupo era una familia. Pasaban los días juntos, se reunían en cafeterías a fumar y tomar café para no tener que ir a casa. "Estábamos donde se suponía que teníamos que estar", escribe Joanna, otra miembro del grupo. "Éramos lo que se suponía que debíamos ser".

La intersección de St. Marks y la Primera Avenida ahora es irreconocible para ellos en términos culturales. Pero aunque las personas, las tiendas y los precios de los apartamentos han cambiado, esa esquina tiene cierta inmortalidad. Será así mientras que la ciudad se mantenga en pie, un recordatorio eterno de cuando sus vidas se cruzaron tal y como lo hicieron esas calles. "La verdad es que algunos de nosotros logramos salir, algunos de nosotros nos hundimos y algunos estamos en el limbo", escribe Mel.

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Ellas hablan de "amigos que nunca salieron de ahí. Se metieron en problemas, en cosas que eventualmente les quitarían la vida". Algunos fueron arrastrados por un mar de adicciones, la pobreza e incluso por las presiones de Hollywood. Justin Pierce actuó en Kids como Casper y siguió haciendo películas en los años siguientes, pero en 2000 se suicidó en Las Vegas, en una habitación del hotel Bellagio. "Quiero que la gente sepa que, más allá de todo lo que vieron en pantalla, eras un amigo muy leal", le escribió Mel. Según ella, todo cambió tras la muerte de Pierce. Él era la fuerza unificadora que mantenía el grupo a flote, y su muerte hizo que algunos enderezaran sus vidas, pero también tuvo el efecto contrario en otros.

En estas fotos podemos ver su adolescencia, ser testigos de un grupo de jóvenes condenados, cuya posesión más preciada era saber quiénes eran. Hacían lo que fuera por ayudar al otro, pero a veces eran incapaces de ayudarse a sí mismos. No importa ni cuándo ni dónde suceda, crecer es una cosa salvaje. Creemos que esos años van a durar por siempre, pero un día simplemente desaparecen, nos arrebatan la libertad. Los amigos siguen en nuestras vidas, pero se requiere de esfuerzo. La vida toma caminos diferentes, traza rutas imposibles de redirigir. Cuando Mel y High se conocieron en el grupo, su unión fue increíblemente natural, tan natural como cuando se separaron.

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Texto por Diana Tourjee