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Música

Una oda a Zedd, la superestrella de EDM que no es un asco de persona

Él es uno de los DJs más grandes del mundo pero, ¿Cuánto sabes realmente sobre Anton Zaslavski?
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Este artículo se publicó originalmente en THUMP Canadá.

Zedd es un misterio. Con tan solo 26 años, el DJ y productor ruso-germano llamado Anton Zaslavski es uno de los nombres más reconocibles del EDM, con una serie de hits radiales masivos que incluyen "Clarity", "Stay the Night", y el más reciente, "Starving" con Hailee Steinfeld. Pero, incluso con todo esto, ¿cuánto sabemos realmente de este chico? Skrillex es un genio del pop con un pasado emo muy bien documentado. Dillon Francis es el tipo de chavo con el que probablemente quisieras irte de fiesta si se diera la oportunidad, y deadmau5 se convierte en un bromista cuando se desmonta la cabeza de ratón. Zaslavski, por otro lado, se ha mantenido relativamente con bajo perfil a través de los años, escogiendo resaltar su música por encima de su personalidad pública. Si hay algo llamativo que encontrar aquí, no es más que sus beats radiantes y alegres. Pero, ¿dónde deja eso a Zedd, el hombre?

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Para sumergirnos verdaderamente en el maravilloso mundo de Zedd –y apreciar a la persona detrás de tantos hits rompe-carteleras– necesitamos escavar en su historia. En en mini documental de su gira del 2013, Moment of Clarity, supimos que Zaslavski nació en Saratov, Rusia, antes de emigrar a Kaiserslautem, Alemania, cuando era un niño. Sus padres son músicos; su madre es profesora de piano, y su papá, guitarrista –ambos instrumentos fueron adoptados por Zedd cuando aún era niño. A los doce años, comenzó una banda de death metal llamada Dioramic, la cual disfrutó de fama local y eventualmente fue firmada por Lifeforce Records.

Con el tiempo, Zedd desarrollaría un gusto por la música electrónica, declarando en una entrevista del 2015 para Rolling Stone lo importante que fueron los álbumes de Daft Punk y Justice al moldear sus gustos. Luego de enviarle música a ciegas a Skrillex durante el apogeo de MySpace, sus remixes de "Scary Monsters and Nice Sprites" y del éxito de Lady Gaga, "Born This Way", comenzaron a ganar interés en la industria musical. Cuando lanzó "Clarity" en 2012—acompañado de voces delicadas, pero básicamente sosas de la artista Foxes—una estrella había nacido.

Si se puede decir que los beats pulsantes de la música dance moderna pueden imitar el latir del corazón en varios estados emocionales, entonces "Clarity" atrapa al escucha en la cima de ese tipo de excitación que te hace sudar las palmas de las manos. Alrededor del primer minuto, la euforia termina en un drop explosivo y meticulosamente esculpido –algo extrañamente visceral viniendo de alguien que ha dicho una y otra vez que no sabe cantar ni bailar. Aunque, claramente, Zaslavski tiene un entendimiento íntimo de ambas formas de expresión humana. Si no lo tuviera, las canciones no funcionarían.

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El perfeccionismo es un aspecto importante en la excelencia de Zedd. En un nivel fundacional, tiene sentido: primero es productor y luego artista. En otra escena del documental, se le muestra controlando sus sonidos tan solo tocando un botón –algo muy lejano a la desorganización de sus días del rock. En vivo, Zedd es un sabelotodo que trabaja de cerca con especialistas de iluminación para asegurarse que sus canciones salgan con la visualización punzante de alguien con sinestesia; quiere que oigas y sientas los colores mientras los toca para ti –por ello el título de su álbum de 2015, True Colors.

Éstas son las únicas imágenes reales que nos han sido dadas de Zaslavski. En entrevistas, habla abiertamente, pero sólo sobre su música. Hacia el final de Moment of Clarity, Zedd mira fijamente a la cámara y dice, "siempre he querido que cada persona en el planeta me conozca". Aunque no está proyectando sueños de grandeza del estrellato –está hablando de sus canciones.

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No fue sino recientemente que el hombre detrás de la música se convirtió en un alimento para los tabloides. Antes de que "I Want You to Know" –su colaboración con Selena Gómez y el primer single de True Colors– saliera, había un rumor inspirado por TMZ de que se habían convertido en pareja. La cantante acababa de salir de una relación con Justin Bieber, y Zedd nunca antes había sido el tema de chismes de farándula; confrontados por los periodistas, cada uno diligentemente eludía las preguntas sobe el "romance". Desde entonces, ninguna de sus escapadas románticas ha sido publicada, y en realidad no parece que el mundo esté tan interesado. Es raro pensar en la música dance como asexual, pero Zedd –al contrario de los Calvin Harris del mundo– no habla de esos aspectos de su vida privada, y hay algo encantador en eso.

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Otro momento que se sintió especialmente definitorio de su personalidad vino más temprano este año, cuando a la estrella del pop, Kesha se le negó una orden judicial contra Dr. Luke, luego de que acusara a su productor de mucho tiempo de abuso sexual, físico, verbal y emocional. Aunque muchos artistas compartieron mensajes de apoyo en sus redes sociales, Zedd fue un paso más allá al ofrecerse vía Twitter a trabajar con ella musicalmente: "@KeshaRose, siento mucho, mucho saber de toda esta situación. Me encantaría producir una canción para ti, si quieres mi ayuda". La parte clave del Tweet es la segunda mitad: "si quieres mi ayuda". Está ofreciendo ayuda, pero no imponiéndose. En el mundo dominado por hombres del EDM, esa gentileza se fue un gesto refrescante. El par terminó presentando juntos una versión reeditada de la canción de "True Colors" en Coachella, donde el productor prácticamente invitó a la cantante a apoderarse de su propia canción. Cuando el track fue lanzado como single –el primero de Kesha en tres años– el coro parecía decirlo todo: "No me disculparé/Por el fuego en mis ojos/Déjame mostrarte/Mi verdadero yo".

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Recapitulando, Zedd es un príncipe elfo alemán sumamente trabajador que encontró el éxito a través de su amabilidad y perfeccionismo como una plataforma mercadeable. Si bien continúa creciendo exponencialmente en visibilidad –hasta rehízo "Candyman" para un comercial de M&M este año–, la persona tras la laptop parece importarnos poco. Y eso está bien –tal vez el anonimato es un lujo reservado para los mejores y más brillantes representantes del género. Como quiera que sea, estamos destinados a recibir un montón de grandiosas canciones a partir de eso.

Maria Sherman está en Twitter.