Una postal de los Juegos Mundiales de Pueblos Indígenas
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Una postal de los Juegos Mundiales de Pueblos Indígenas

Con más de 2.000 atletas de 30 diferentes países, los primeros Juegos Mundiales de Pueblos Indígenas fueron una mezcla de tradición, cultura y política para el mundo entero.

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Mientras los maoríes neozelandeses de más de 1,80m se enfrentaban a los diminutos componentes de una tribu del Amazonas en el juego de cuerda, adolescentes de la población Paresi de Brasil calentaban para su partido de fútbol que se juega con la cabeza y un grupo de chicas burlaban la seguridad para protestar por los derechos de su tierra.

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Este es un buen resumen de los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas que se celebraron en Brasil: un evento global tan colorido como caótico.

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Con más de 2.000 atletas procedentes de 30 países diferentes, el primer evento multideportivo internacional para los pueblos nativos fue un revoltoso choque de tradición y modernidad, de política y actividad física. Equipos de países tan lejanos como los Estados Unidos de América, las Filipinas y Pakistán se mezclaron con 20 grupos indígenas de Brasil, todos con su vestuario tradicional emplumado y pintura corporal hecha a base de la fruta genipa.

El equipo mexicano vistió camisetas para promocionar su juego de pelota —uno de los deportes más antiguos del planeta— por medio de su página de Facebook. Mientras tanto, la delegación mongola daba una demostración de arquería nativa utilizando sus icónicos arcos curvos y blancos a larga distancia. El presentador, por su parte, se pasó el torneo alentando a los espectadores con lentos aplausos al estilo de un partido de béisbol.

El mensaje del evento, que se realizó en la calurosa ciudad de Palmas en el corazón de Brasil, era muy sencillo: lo más importante no es ganar, sino celebrar la diversidad y promover la supervivencia de los deportes y culturas indígenas en contra de todos los pronósticos y amenazas. La situación, sin embargo, no es tan bonita como podría parecer: mientras tenía lugar esta competición, una comisión especial aprobó una enmienda constitucional que transfería la potestad de delimitar las tierras indígenas del poder ejecutivo de Brasil al Congreso Nacional.

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"Si esta enmienda se aprueba, perderemos nuestra cultura y perderemos nuestra tierra", comentó a VICE Sports Danielle Xakriabá, de 19 años. Xakriabá se las arregló para meterse en la arena con pancartas a pesar de que su pueblo no fue invitado a formar parte de los Juegos. "No habrá lugar en donde vivir para nosotros, ni para practicar nuestra cultura".

Mientras algunos utilizaban los Juegos como plataforma para protestar en contra de los abusos, otros se dedicaron a mostrar sus tradiciones al mundo. Una de las demostraciones fue el xikunahati, o fútbol con la cabeza, un juego practicado principalmente por el pueblo Paresi del estado brasileño de Mato Grosso.

El xikunahati es un deporte colectivo en el que dos equipos de ocho a diez jugadores cabecean una pelota de caucho de fabricación casera de un lado a otro de una valla; es una especie de futvóley, pero solo se permite tocar el balón con la cabeza. Jücinaldo Ezenozokemaecê, de 18 años, explica que su gente juega al fútbol con la cabeza desde la infancia a un nivel similar al del fútbol convencional.

No obstante, aún se aplican algunas reglas tradicionales algo retrógradas: a las chicas no se les permite jugar.

"Es importante que los brasileños sepan cómo jugamos, que conozcan nuestro deporte", explica Ezenozokemaecê. "Estamos orgullosos de él y de estar en los Juegos".

El joven Jücinaldo también opina que el evento entero ofrece una excelente oportunidad para conocer a otros pueblos indígenas: "He conversado con otros grupos étnicos, y aunque no hablamos el mismo idioma, nos hemos hecho fotos juntos para conservar como recuerdo", añadió.

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Una de las demostraciones que más gustó al público fue el juego de pelota mexicano, un deporte precolombino que parece una mezcla de tenis y vóley. Esta disciplina se practicaba originalmente en toda la región de Mesoamérica con influencia azteca: dos equipos se pasan la pelota de caucho usando un guante hecho de piel que pesa entre cuatro y seis kilogramos.

En su versión histórica, en muchas ocasiones la cancha era un lugar sagrado. El juego estaba cargado de simbolismo y tenía un significado ritual: en ocasiones, de hecho, el partido concluía con un sacrifico humano.

El juego de pelota mexicano moderno, llamado pelota mixteca, se originó en el estado de Oaxaca… y por supuesto no incluye sacrificios humanos. Eduardo Arellanes, practicante junto con sus cuatro hermanos, dice que este deporte debe evolucionar de acuerdo a los tiempos.

"El mixteca antiguo era una ceremonia espiritual. Es importante entender sus raíces para no perderlo. Pero ahora hay un proyecto para convertirlo en una deporte convencional practicado en escuelas y clubes deportivos: apoyamos la idea", explica Arellanes.

La pelota mixteca, traída a la Ciudad de México por emigrantes de todo el país en busca de una mejor vida en la capital, ya ha llegado a los Estados Unidos e incluso a Japón. No es un deporte tan fácil como pudiera parecer; aunque Arellanes dijo que no era difícil mantener la pelota en el aire si se le daban golpes potentes, los integrantes de las tribus que lo intentaron no fueron capaces de dirigir bien sus envíos. Los practicantes habituales dieron un gran espectáculo; los que se animaron a probarlo por primera vez… bueno, no tanto.

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Los Juegos también acogieron cientos de otras disciplinas, entre las cuales destacó la arquería. Practicantes de este deporte de varias tribus y generaciones procedentes de todo el globo tuvieron la oportunidad de intercambiar sus diferentes arcos y flechas y probarlos.

El brasileño Marcus Vinicius D'Almeida, de 17 años, probó los arcos de la tribu Pataxó, del noreste de Bahía: "Es muy interesante comparar arcos y flechas procedentes de distintas culturas indígenas. Tenemos mucho que aprender de nuestros pueblos; los indígenas han practicado este arte durante mucho tiempo".

Aunque el espíritu de los Juegos tuvo que mucho que ver con compartir experiencias, la mayor victoria fue sin duda la mayor consciencia colectiva de la situación de los pueblos indígenas de todo el planeta. Según un portavoz de la organización, los Juegos son "un evento muy elaborado con presencia de personas de todo el mundo".

"Los Juegos no son solo deportes: son algo cultural e incluso artístico. Este es un evento humano que se debe dar a conocer en todo el mundo", concluyó el portavoz.

Sigue a la autora en Twitter: @donnabow