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¿Por qué pagar 90 millones por Higuaín no es una mala idea para la Juventus?

Gonzalo Higuaín es sólo una parte de lo que probablemente terminará siendo el fichaje más significativo de cualquier club en Europa.
Winslow Townson-USA TODAY Sports

La verdadera importancia de los 90 millones de euros que la Juventus gastó para llevarse a Gonzalo Higuaín del Napoli, su competencia más cercana, para colocarlo al frente de su ataque en realidad no tiene que ver con la cantidad en sí. Higuaín es sólo una parte de lo que probablemente terminará siendo el fichaje más significativo de cualquier club en Europa.

De todos modos, 90 millones de euros es muchísimo dinero para desembolsar en un solo jugador. De hecho se trata del tercer fichaje más caro de la historia del futbol, tan sólo superado por el pase de Cristiano Ronaldo (94 millones) y Gareth Bale (100 millones) al Real Madrid. Luis Suárez, antes el delantero más caro de la historia, se fue al Barcelona por 82 millones. Ronaldo y Bale tenían 24 años cuando fueron transferidos; Suárez tenía 25. Ronaldo y Suárez se encontraban cómodamente entre los mejores cinco futbolistas del mundo, mientras que las actuaciones revelación de Bale en el Tottenham le aseguraban que algún día llegaría a tal nivel.

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Ronaldo, Bale, Suárez, Higuaín. Uno de ellos no es como los demás. El argentino cumplirá 29 años en diciembre, y en su carrera ha sido bueno pero no espectacular. Con excepción de su notable rendimiento la temporada pasada cuando logró la marca de más goles en una campaña de la Serie A. No sólo Higuaín acabó con el récord de 36 goles de Gunnar Nordahl que había durado 66 años, también dejó atrás a su seguidor más cercano que ni siquiera logró anotar 20 goles. La distancia de 17 goles entre Higuaín y Paulo Dybala, su nuevo compañero en la delantera de la Juve, acabó con la marca anterior de diez goles que había estado en pie desde 1930.

Es muy probable que Higuaín, quien había anotado un total de 35 goles en liga en las pasadas dos temporadas antes de su marca récord, jamás llegue a replicar o superar lo que logró el año pasado. En este sentido, es verdad que 90 millones de euros parecen una exageración, incluso cuando se diga que es menos trascendente que los acuerdos cerrados al finales del siglo pasado.

Pero el fichaje de Higuaín —y, por consiguiente, el mercado total de la Juventus— importa más cuando se le contextualiza desde dos puntos de vista de crecimiento. El primero implica que la Juventus adquiriría el modelo caníbal del Bayern Múnich contra su competencia en casa. Se trata del producto derivado del Juego Limpio Financiero, un supuesto remedio para el dominio de los clubes más poderosos que terminó por empeorar el problema al acabar con la "clase media" del futbol. El futbol inglés posee demasiado dinero como para verse afectado, mientras que el insoluble dúo Barcelona-Real Madrid está a salvo de la unipolaridad en La Liga.

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Este tipo de balance no existe en otra parte. El Bayern ha terminado con el ascenso del Borussia Dortmund siempre que puede, llevándose a jugadoras como Robert Lewandowski, Mats Hummels, y Mario Götze; recientemente masticó y escupió a éste último de regreso al Dortmund por 11 millones menos de lo que costó originalmente. En tres años, la brecha entre el club más ganador de la liga alemana y su único rival se ha visto reflejada en un gol en la final de la Champions del 2013 y cuatro títulos consecutivos de liga para el Bayern.

Lo mismo parece estar sucediendo en Italia, donde la Juventus, cinco veces campeón defensor, tiene pescada a la Seria A por el cuello. Sacada a flote por el único estadio moderno de Italia, los ingresos de "La Vecchia Signora" opacan al resto de la liga. Además, ningún otro equipo fue golpeado tan fuerte por las regulaciones del juego limpio financiero de la UEFA como los clubes de Milán, cuyos dueños ya no pueden deducir las entradas del San Siro de sus fortunas personales de la forma en que Silvio Berlusconi y Massimo Moratti lo hicieron hace una década. La triada tradicional del Calcio se ha reducido a un monopolio, ya que la última vez que el Inter disputó la Champions League fue en el lejano 2011-12 y el Milán terminó en el décimo y séptimo lugar en sus últimas dos campañas de la Serie A.

Miralem Pjanic es el otro fichaje masivo de la Juventus en este verano. Foto por John E. Sokolowski-USA TODAY Sports

En esta baja de temporada actual, más que ninguna otra, la Juventus se ha dedicado a cazar a los posibles contendientes a su trono menos establecidos. La compra de Higuaín de uno de los favoritos al título, el Napoli, es un punto crítico, pero haber pagado 32 millones por Miralem Pjanic de la Roma fue igual de crucial. La adquisición del central Medhi Benatia proveniente de un préstamo al Bayern es una ruta más directa al mismo destino. El francés dejó a la Roma hace dos años en busca de un campeonato y su decisión de regresar a Italia con la Juve nos recuerda a uno de los fichajes del Intern de otro defensor de la Roma, Walter Samuel, hace una década.

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Cada uno de los tres jugadores encaja en el plantel. La suave armonía para crear jugadas y colocar balones de Pjanic llena el vacío que dejó la partida de Andrea Pirlo. Higuaín es una versión tardía de Carlos Tévez. Benatia será el sucesor de Andrea Barzagli en aquella famosa línea defensiva.

Pero el lugar de donde provienen importa tanto como lo que hagan en la cancha. Fichar al mejor jugador de cada uno de los últimos dos clubes italianos clasificados a la Champions League es un golpe simbólico en contra de la quebrantada infraestructura de la Serie A; una señal innegable de que los jugadores están al corriente, como todo mundo, de que la liga, por el momento, se encuentra inclinada a favor de un solo club. Es un arrogante recordatorio de que la Juventus tiene control interminable de la liga; si bien no en la realidad, sí en la percepción.

Hablando pragmáticamente, esto le ayuda mucho más en el extranjero. La Champions League es la frontera final para la Juve y aunque disfrutará el impacto inmediato de sus fichajes en Italia, estamos hablando de una operación de suma cero. Entre más débil sea la competencia en casa, más oportunidad habrá de proyectarse en el continente.

Los 90 millones de euros hicieron mucho más que comprar una pieza faltante en el ataque. Le compró tiempo a la Juventus, e incluso mucho más comodidad.

Se pueden dar lujos, y más ahora gracias a la esperada y posible venta histórica de Paul Pogba al Manchester United. Todo tiene sentido desde cualquier punto que se le vea. La Juventus será recompensada copiosamente por un bien que adquirió en la ventana de transferencias y el United es el tipo de club que desembolsaría una cifra de nueve números para adquirir a un jugador que alguna vez tuvo en sus manos. Pogba lo vale, es un centrocampista completo que ya domina el campo a los 23 años.

De suceder, la Juve alteraría dos de las ligas más prestigiosas con tan sólo tres movimientos, y al mismo tiempo sería parte de dos de las transferencias más costosas de la historia. Otros clubes pondrán dinero en la mesa o importarán más jugadores, pero ninguno tendrá tanto impacto a gran escala. "La Vecchia Signora" ha escalado a la cima de la Seria A con inteligencia. Los 90 millones de euros parecen demasiado por Higuaín, pero valdrá la pena cuando el club recupere lo que pagó.