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El mensaje secreto del holograma de Albert Rivera

Este holograma de Albert Rivera ha venido para lanzarnos un mensaje oculto.

Ayer a las 12 de la noche empezó la campaña electoral para los candidatos a la presidencia de España, el punto de salida de una campaña que esperemos esté plagada de momentos tristemente épicos, extraños y escandalosos. Albert Rivera, pasados escasos segundos de la medianoche, se lanzó con una truculenta propuesta cargada de transhumanismo barato de plató de televisión, un apretón de manos sin sentido a la tecnología que nos podría recordar la inutilidad e incongruencia de canciones como "Atrapados en la red" de Tam Tam Go o "Mi PC" de Juan Luís Guerra, un intento de adaptación a la contemporaneidad patoso y desinformado que, en su intento de molar, se torna entrañable.

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Sucedió ayer en Madrid vía Pedraza. El líder de Ciudadanos se encontraba en la localidad segoviana para presentar el cartel de su campaña cuando, en un giro de guión digno de Shyamalan, afirmó que "Ahora, me permitiréis aquí, en Pedraza, que aunque hemos empezado aquí la campaña, me vaya a Madrid. En diez segundos voy a Madrid, ahora vuelvo". Entre las risas de los simpatizantes el candidato se retiró y, de repente, en la sede madrileña de Ciudadanos en la calle Alcalá, apareció Rivera en forma de holograma listo para lanzar su discurso a todos los medios que allí se habían congregado. Era evidente, era un hecho, Albert Rivera se había convertido en un holograma.

Pero esta muestra hipertrofiada de tecnología, este alarde sin sentido de progreso fue acompañado de una puesta en escena extravagante, cuando no demencial. Un espectáculo descontextualizado cuyos referentes se acercaban más a la estética de la escena artie de The Factory de Nueva York o a un stand vacío y desangelado en el Congreso Internacional de Exportadores de Turbinas Plastificadas que de un inicio de campaña para la presidencia de España. Fijaos, colegas.

Albert Rivera Holograma

Captura de pantalla vía EFE/YouTube

¿Qué diablos es esto? ¿Puede existir más tristeza en dos metros cuadrados? Unidos a esa imagen transparente de un Rivera que parece estar flirteando con el mundo del ilusionismo y la magia de fiestas de pueblo —"El Mago Rivi", lo llamaban— encontramos unos elementos a cual más sobrecogedor. Se entiende que detrás de esta puesta en escena existe un equipo de profesionales que ha considerado esencial la presencia de esos objetos y que los ha distribuido de la forma más eficaz para que, sin que nosotros lo sepamos, nos transmitan un mensaje cifrado que se nos repetirá en los sueños una y otra vez. Ahí debe de haber un programa de manipulación de masas, este decorado es demasiado concreto como para que solo sea fruto de la casualidad, las prisas o un decorador con problemas de autoestima.

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Empezando por la izquierda tenemos esa planta, una palmera de interior clásica —Dypsis lutescens— calzada en un tiesto blanco que, compositivamente, busca cierta simetría en el plano, pues en el lado opuesto encontraremos otras figura sólida del mismo color y, un poco más allá, otra planta de características similares. A través de las hojas de la planta se cuela un haz de luz que, si ponemos mucha imaginación, aporta un toque tropical al escenario, como si de una puesta de sol en una playa se tratara. Ha habido gente pensando en esto, gente que quiere meternos en la cabeza que una España gobernada por Rivera se asemejará a un paisaje de ensueño.

Avancemos hacia la derecha y nos encontraremos con el cartel oficial de la campaña de Rivera, que no merecería la pena comentarlo si no fuera por la inoportuna dualidad que genera al encontrarse codo con codo con el holograma de Rivera. Dos Alberts en menos de 50 centímetros —pesadilla para algunos, paraíso para otros—, una especie de trampantojo ombliguista que sale mal, porque si nos fijamos, el Rivi del holograma no se parece en nada al del cartel, en una suerte de ejercicio programado para evidenciar los retoques de Photoshop en la foto de la campaña. Por un lado tenemos al Rivera atractivo, serio, tenaz, fuerte y decidido y por el otro lado tenemos al puto "Mago Rivi".

Y ahora llega lo bueno. Esa especie de estructura metálica de color blanco en forma de taburete de estudio de pintor y una mesa como de bar en la que han posado UN ZUMO DE NARANJA encima. Pero no solo el vaso, también la jarra, como intentando generar un ambiente distendido y relajado. Se supone que todos esos elementos están ahí por si al holograma de Rivera le entra sed y decide aclararse el gaznate con un poco de zumito. Esta idea genera una tensión que solo puede incomodar al espectador, esto es puro suspense: los elementos están ahí, el zumo de naranja y Rivera. ¿Qué diablos pasará cuando estos dos elementos interactúen? ¿Podrá el holograma coger el vaso? ¿Lo atravesará? ¿Podrá beberse el zumo? ¿Hasta dónde llegan las habilidades de un holograma? Todas estas preguntas que nos atormentan serán dilatadas en el tiempo de tal manera que la espera nos desquiciará y solo podamos gritarle a la pantalla "PERO COGE YA DE UNA VEZ EL PUTO ZUMITO".

Los espectadores necesitamos respuestas y este vídeo de Rivera no nos las dará, nos dejará con la incógnita, con la duda de si Rivera podrá coger o no ese vaso. Si podrá alzarlo y mantenerlo sujeto o si sus dedos lo atravesarán. O si, incluso, de una forma incomprensible, logrará cogerlo pero solo durante unos instantes, haciendo que el vaso caiga al suelo y se genere una sangría de cristales rotos y naranja. Estas dudas podrían ser las mismas que tendremos nosotros, sin ser conscientes de ello: ¿Podrá Rivera coger la riendas de España sin que esta se rompa? Este podría ser el mensaje oculto de esta demencial puesta en escena, generarnos esa duda para tener que votarle y así, finalmente, resolver el suspense.

Sigue a Pol Rodellar en @rodellaroficial.

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