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Identidad

Un estudio afirma que los hombres están genéticamente jodidos

Una nueva investigación sugiere que el motivo por el cual las mujeres viven más que los hombres está en nuestro ADN.
Photo by HOWL via Stocksy

Determinados grupos de población viven más que otros: las mujeres suelen sobrevivir a los hombres y los hispanos cuentan con tasas más bajas de mortalidad que otros grupos étnicos. Pero el misterio es por qué. Existen numerosas teorías sociales y médicas que han tratado de explicar este fenómeno, pero en un intento por ofrecer una respuesta definitiva a la pregunta, Steve Horvath, profesor de genética humana en la Escuela de Medicina David Geffen de UCLA, fue directamente a la fuente de origen: nuestro ADN.

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Llamé a Horvath después de que amablemente accediera a explicarme su complicado estudio sobre lo que previamente había bautizado como "reloj epigenético" como si yo tuviera cuatro años. Horvath es alemán y, por teléfono, su fuerte acento al explicarme sus recientes descubrimientos acerca de cómo los indicadores genéticos contenidos en nuestra sangre y en nuestros tejidos celulares pueden medir nuestra edad —y cómo dichos indicadores pueden diferir entre sexos o etnias— hizo que en mi cabeza sonara un poco a científico chiflado.

"Ya se sabía que diferentes grupos étnicos y raciales cuentan con riesgos diferentes de mortalidad, o que algunas personas viven más que otras", me contó, "pero, ¿cómo puede medirse realmente ese envejecimiento? Antes de nuestro estudio había muy pocas investigaciones en torno a la tasa de envejecimiento, pero había un motivo técnico para ello: se habían realizado muy pocas mediciones del envejecimiento".

Ahí es donde entra el reloj epigenético de Horvath, una medición molecular del envejecimiento. Horvath descubrió que nuestro ADN, aunque permanece inmutable, puede decirnos nuestra edad mediante las modificaciones epigenéticas que sufre con el tiempo. "Existe una cosa llamada metilación del ADN, que es una modificación química de las moléculas de ADN. Eso es lo que estamos observando. Conforme envejecemos, algunas partes de nuestro ADN reciben metilación y otras la pierden. Al observar todos esos cambios a lo largo del tiempo, realmente es posible medir con gran precisión la edad de las personas. Este es el primer estudio que emplea una medición altamente precisa de la edad biológica", me explicó Horvath. "Si me hicieras llegar una muestra de tu sangre podría decirte qué edad tienes", añadió.

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No hay duda de que los hombres lo tienen peor que las mujeres

El estudio analizó dos mediciones de la sangre que son indicadoras de la edad en 6.000 personas de diversos grupos étnicos —por una parte la aceleración epigenética intrínseca de la edad (IEAA, por sus siglas en inglés), que no puede verse influida por factores propios del estilo de vida (como beber o fumar) y por otra la aceleración epigenética extrínseca de la edad (EEAA, por sus siglas en inglés)—, que fueron a su vez subdivididas por sexos. Lo que Horvath descubrió es que los latinos tienen menos IEAA que otros grupos, lo que significa que fundamentalmente envejecen más despacio. Las mujeres latinas que participaron en el estudio, por ejemplo, resultaron 2,4 años más jóvenes que las no latinas de la misma edad cuando se realizó la medición conforme al reloj epigenético.

"Podemos demostrar que los hispanos envejecen más lentamente independientemente de los cambios producidos en sus células sanguíneas", explicó. Sin embargo, los hombres y mujeres latinos presentan un riesgo mayor de sufrir enfermedades como obesidad, enfermedad hepática crónica o diabetes. En otras palabras: su EEAA es elevada. Horvath sostiene la hipótesis de que la tasa de envejecimiento más lenta de los hispanos ayuda a neutralizar su mayor riesgo para la salud.

El estudio también descubrió que, en promedio, las mujeres de todas las etnias envejecían más lentamente que los hombres. "No hay duda de que los hombres lo tienen peor que las mujeres. Eso sucede en todos los grupos étnicos y raciales. Observamos varios grupos de tejidos, sangre y saliva. Son malas noticias para los hombres".

Horvath tiene intención de seguir estudiando el mecanismo molecular que protege a los latinos del envejecimiento y provoca que las mujeres envejezcan más lentamente que los hombres.

Le pregunté si esta investigación podría sentar las bases de la interrupción del envejecimiento. Pensé en esos experimentos con ratones en los que se cose un ratón anciano a uno más joven y el primero rejuvenece por medio de la sangre del segundo, y me imaginé un extraño futuro: ¿hará cola la gente para recibir transfusiones de sangre hispana, con Peter Thiel a la cabeza?

Por suerte, Horvath cree que estamos muy lejos de eso, aunque le divirtió mi idea. "En teoría podría suceder, pero no tengo ni idea", contestó riendo. "La gran esperanza es que quizá encontremos determinados fármacos que influyan en la tasa de envejecimiento epigenético, pero a día de hoy el envejecimiento no se puede interrumpir".