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Por qué el encuentro de John Kerry con las FARC en Cuba molesta a algunos colombianos

El encuentro del secretario de Estado de EEUU con miembros de la cúpula de las FARC en La Habana parecía afianzar el rumbo hacia el final de una guerra civil de 50 años. Claro que a muchos colombianos no les ha hecho gracia alguna.
Imagen por GDA via AP Images
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El encuentro de esta semana de John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) parecía señalar el camino hacia un horizonte inevitable: la suscripción de un acuerdo de paz entre el ejecutivo del país latinoamericano y sus incombustibles revolucionarios.

Y si bien la comunidad internacional ya se ha puesto en pie para aplaudir el final de los 50 años de guerra civil en Colombia, la reacción que el encuentro ha suscitado en parte de la población colombiana parece sugerir que lo mejor será no dar por hecha la inminencia del armisticio.

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La reunión entre Kerry y las FARC tuvo lugar este lunes a puerta cerrada y se celebró en La Habana, en el marco de la visita del presidente Barack Obama a la isla de los hermanos Castro. A fin de cuentas Cuba ha sido el escenario neutral en que las negociaciones de paz colombianas, las que han logrado sentar en la misma mesa a miembros de las FARC y del gobierno colombiano, se vienen celebrando desde noviembre de 2014. El encuentro — que ha sido objeto de una masiva cobertura informativa por todos los medios colombianos — tuvo lugar poco después de que la misma delegación de la diplomacia estadounidense se reuniera con la cúpula política del ejecutivo colombiano.

A todo ello hay que recordar que el mes pasado, el presidente estadounidense Barack Obama anunció que una vez se suscriba el acuerdo de paz su administración aportará 450 millones de dólares para facilitar su consumación. Lo cual supone una cambio sustancial en la ayuda de Estados Unidos a Colombia, que ya casi alcanza los 10.000 millones dólares desde 2010. Sucede que hasta ahora la inversión estadounidense había estado consagrada a ayudar al gobierno a combatir a los revolucionarios y a la industrial producción de drogas, no a financiar la rehabilitación de revolucionario alguno

El enfado que la inversión prevista por el gobierno estadounidense ha generado entre los colombianos, pareció estallar después de que se divulgara la noticia de que el secretario de Estado de Obama, John Kerry, se había reunido con los miembros de las FARC en La Habana. Muchos colombianos acudieron a Twitter para mostrar su descontento, algo que hicieron a través del hashtag #KerryConTerroristasNo.

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Sucede que las FARC están incluidas en el listado de organizaciones terroristas extranjeras elaborado por Estados Unidos desde 1997. De tal forma, la mayoría de los tuits publicados arremetían contra Kerry por haberse sentado a negociar con "terroristas". Algunos, de hecho, sugerían que lo siguiente que haría el secretario de Estado estadounidense será sentarse a departir con los combatientes yihadistas de Estado Islámico. La vehemencia de la reacción es una buena muestra de la oposición a las negociaciones de paz de gran parte de la población colombiana. De hecho, se está preparando una manifestación a escala nacional para el mes que viene en contra del proceso.

Las razones por las que el 32 por ciento de los colombianos rechaza la paz. Leer más aquí.

La manifestación ha sido convocada por el ala más dura de la política del país caribeño, que está liderada por el incombustible expresidente Álvaro Uribe, quien entre 2002 y 2010 estuvo al frente de una de las administraciones más duras e implacables en su enfrentamiento contra las FARC. El mandato de Uribe se vio empañado por las acusaciones que señalaban que el expresidente habría combatido a los rebeldes con la ayuda de un grupo paramilitar ultraderechista de élite, que habría cometido las atrocidades más escabrosas para debilitar las filas de las FARC.

"Muchos colombianos se sienten ofendidos por la reunión entre el gobierno de Estados Unidos y las FARC", escribió Uribe en su perfil de Twitter el lunes pasado. Uribe también se refirió a la guerrilla de inspiración marxista como "la organización de narcotraficantes y de terroristas más grande del mundo".

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Las conversaciones de paz en Colombia se han propuesto poner fin a una guerra civil de facto que se ha cobrado ya 220.000 muertos y que ha desplazado, al menos, a 6 millones de personas.

Los paramilitares afines al gobierno y los carteles de la droga han contribuido en gran medida a engrosar la obscenidad de las cifras. Aunque lo cierto es que no hay ningún bando que se libre de la sangría: a lo largo de los últimos 50 años todos han tenido tiempo de sobra para cometer toda clase de atrocidades. Lo que ahora se quiere proponer es una fecha final para el conflicto. Se había propuesto que fuera el 23 de marzo, tal día como hoy, aunque todo apunta a que el acuerdo se suscribirá más adelante, en algún momento de este año.

En caso de que ambas partes logren suscribir un acuerdo de paz, este deberá de ser refrendado por el pueblo colombiano a través de un plebiscito. Y lo cierto es que no todo han sido reacciones de indignación. El encuentro de Kerry con las FARC también ha desatado una oleada de comentarios favorables al proceso de paz. En ellos la palabra más empleada ha sido "irreversible" en el mejor sentido de la acepción.

"El encuentro de John Kerry con las FARC es un claro indicador de que la paz es irreversible. De que vencerá", escribió en su perfil de Twitter la defensora de los DDHH y exsenadora colombiana Piedad Córdoba. Los medios de comunicación locales también han mostrado su apoyo incondicional al papel cada vez más activo de Estados Unidos en las negociaciones.

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A día de hoy ya se han alcanzado grandes acuerdos en materia de reformas agrarias, de lucha contra el narcotráfico, de compensación a las víctimas de la violencia, e incluso acuerdos para posibilitar que los antiguos rebeldes puedan concurrir a la política una vez hayan entregado las armas. Otros acuerdos incluyen planes para que los proverbiales enemigos puedan trabajar en común, como, por ejemplo, localizando y desarticulando los miles de campos de minas que siembran la geografía del interior del país. Ambas partes también se habrían comprometido a emprender las labores de rastreo y de localización de las más de 45.000 personas que desaparecieron a lo largo del medio siglo de enfrentamientos.

¿Por qué Colombia corre el peligro de firmar una paz a medias? Nos lo cuenta un exguerrillero. Leer más aquí.

El apoyo de la cúpula administrativa de Estados Unidos al proceso de paz en Colombia llega después de que la comunidad internacional también haya dado sus muestras de apoyo al mismo. Ahora que las negociaciones se aproximan a la recta final, parece que el proceso de paz colombiano empieza a recabar el apoyo de países de todo el mundo, además de los de Noruega y Cuba, que actuarán como garantes neutrales de las conversaciones.

El papa Francisco ha expresado, igualmente, que ni siquiera contempla el fracaso de las negociaciones, mientras que Naciones Unidas ha aprobado la configuración de una misión para desmovilizar a las guerrillas y garantizar el alto el fuego. Apenas ha trascendido qué es lo que Kerry habría discutido con ambos bandos en sus encuentros a puerta cerrada de La Habana.

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El máximo emisario del gobierno colombiano en la negociación, el abogado y político Humberto de la Calle, reveló uno de los pocos asuntos que se habrían abordado en la reunión. De la Calle anunció que Estados Unidos jugará un papel activo para garantizar la seguridad de las guerrillas una vez estas hayan depuesto sus armas. Claro que el diplomático no dijo de qué manera pensaba hacerlo.

Los guerrilleros hace tiempo que han expresado sus temores a las represalias violentas de las que podrían ser víctimas una vez entreguen sus fusiles. Se trata de un miedo inspirado por una memoria infausta, la del proceso de paz que se derrumbó en 1980, después de que de 5.000 rebeldes y líderes de izquierdas fueran brutal y masivamente asesinados tras haber entregado las armas y haberse sumado a la vida política. Los rebeldes, por su parte, se han referido al proceso de paz con su proverbial retórica antiimperialista, la misma que en su día trufó todos sus comunicados.

"No nos podemos permitir dejar pasar el tren de la paz", escribió Iván Márquez, el máximo representante de las FARC en la mesa de negociaciones, a través de su perfil de Twitter poco después del encuentro. "Eso es lo que nos ha dicho Kerry hoy, y estamos de acuerdo con él".

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