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VICE News

La batalla de Consolación

La que es considerada la metrópoli más importante de Brasil despertó de un largo sueño. Y aún despierto, no puede acabar con esta pesadilla. Ni con la dictadura.

Durante la protesta convocada por el MPL el 13 de junio, la multitud fue atacada cobardemente por la policía en la calle Consolación, en el centro de la ciudad; y la historia parecía repetirse frente a nosotros. En 1968, unas manzanas más adelante, en la calle María Antonia, los estudiantes de las principales universidades brasileñas se enfrentaron por diferentes ideologías políticas durante la dictadura militar. Por un lado, la Universidad Presbiteriana Mackenzie derechista, los partidarios de la represión. Por otro, los estudiantes de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (USP-FFLCH). Ambos campus ubicados en la misma calle. Se desató una lluvia de mamporros. Había soldados armados. Palos, piedras, vidrio. Un enfrentamiento que duró cuatro horas. Con la intervención de la policía, la batalla de Rua Maria Antonia, como llegó a conocerse, terminó en sangre. Un estudiante murió de un tiro en la cabeza. No formaba parte de ninguna de las dos universidades.

Ahora, en 2013, fotógrafos, periodistas, estudiantes, profesores y ciudadanos experimentaron una escena similar. Pero como adjuntos. Los protagonistas de la noche, quienes llegaron en una lluvia de humo y violencia innecesaria, fueron la policía militar y los antidisturbios. El acto de manifestarse en la vía pública es un derecho constitucional. Sin embargo, muchas personas fueron detenidas por el simple hecho de participar en una manifestación.

Las protestas que se llevaron en la ciudad de São Paulo en los últimos días no sólo se guían por el aumento de las tarifas. La lucha ahora también tiene otros aspectos. El derecho a expresarse, a ocupar la vía pública pacíficamente exigiendo el diálogo con las autoridades sin recurrir a los golpes también es parte de la libertad de expresión. Los policías, armados con porras, spray pimienta, balas de goma y gases lacrimógenos (muchos caducados en 2010) contra los manifestantes reavivaron el deseo de los jóvenes por salir a las calles. Cada protesta, más y más gente. Incluso los medios de comunicación brasileños, los primeros en tratar de distorsionar las anteriores manifestaciones, están cambiando de opinión. Sobre todo después de que periodistas fueran arrestados y golpeados por balas de goma.

La que es considerada la metrópoli más importante de Brasil despertó de un largo sueño. Y aún despierto, no puede acabar con esta pesadilla. Ni con la dictadura.