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Comida

Por qué tan sólo el olor del alcohol nos puede hacer perder el control

De acuerdo a una nueva investigación de la Universidad Edge Hill en el Reino Unido, el mero olor del alcohol puede complicarle a la gente controlar su comportamiento.
Phoebe Hurst
London, GB

Tenías tantas esperanzas para la noche. Una cerveza rápida en el bar antes de ir a casa a descargar podcasts y comer sobras de pasta. Pero esa única cerveza rápidamente se transformó en dos. Luego en tres. Después viajes en Uber y rondas salvajemente irresponsables de té helado Long Island entre semana.

Aquí tienes algo para pensar mientras ahogas tu cruda con queso derretido: puede que no sea la influencia de tus amigos incitadores o esas ofertas de 2x1 en cocktails lo que te provocan perder tu voluntad cerca del alcohol. Podría ser el olor.

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De acuerdo a una nueva investigación de la Universidad Edge Hill en el Reino Unido, el mero olor del alcohol puede complicarle a la gente controlar su comportamiento.

Publicado en el diario Psychopharmacology, el estudio por computadora observó a participantes que usaron una máscara mezclada con una solución alcohólica y otra no alcohólica. Luego se les pidió que presionaran un botón cuando la letra "K" o una imagen de una botella de cerveza apareciera en la pantalla.

Los investigadores, entonces, midieron el número de veces que los participantes presionaron el botón en el momento equivocado, llamando a estas fallas "falsa alarma." De acuerdo al estudio, las falsas alarmas indican una reducción en la habilidad de la persona para inhibir el comportamiento esperado. El típico movimiento de borracho, pues.

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El número de "falsas alarmas" fue más alto entre los participantes que usaron las máscaras mezcladas con alcohol. Los investigadores dicen que esto es interesante, porque estudios previos se enfocaban en cómo el consumo de alcohol se moldea a través de señales visuales, el ambiente o con quién estamos cuando bebemos. Ahora, parece que el olor también tiene que ver con la frecuencia con que te tomas esos gin and tonics.

La Dra. Rebecca Monk, Catedrática de Psicología en la Universidad Edge Hill explicó: "Esta investigación es el primer intento de explorar otros detonantes, como el olor, que pueden interferir con la habilidad de detener un comportamiento en particular. Por ejemplo, durante el experimento parecía que sólo el olor del alcohol era lo que dificultaba a los participantes el control para no presionar el botón."

Monk y su equipo también esperan que los descubrimientos del estudio puedan ser usados para ayudar a tratar la adicción al alcohol. El investigador Derek Heim añadió: "Esta investigación es un primer esfuerzo de laboratorio, si bien prometedor, que necesita ser repetido en el marco del mundo real para conseguir mayor validez. Nuestra esperanza es que al incrementar nuestro entendimiento de cómo el contexto moldea el comportamiento del uso de sustancias, seremos capaces de hacer intervenciones más sensibles en las diferentes situaciones en las que las personas consumen sustancias."

Si tu objetivo es tener una noche tranquila, puede que valga la pena llevar una pinza en la nariz cuando vayas al bar.