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Comida

Una de las mejores comidas del mundo está en Dinamarca y no es 'noma'

Las mejores comidas muchas veces están en la calle. Por eso exploramos los puestos callejeros del mundo, buscando dónde comer rico. Aquí los mejores restaurantes cuando no puedes ir a noma.
Photo by Lars Eriksen

Después de haber sido nombrado el mejor restaurante del mundo por 4 años, noma ahora es el tercero. Eso es válido solo si crees en la lista de la revista Restaurant y S. Pellegrino; sino, obviamente el ranking no tiene sentido. Sin embargo, es curioso que éste, uno de los más aclamados restaurantes en todo el planeta Tierra, ubicado en Dinamarca, es visitado por todo tipo de personas excepto daneses. Quizás eso se deba a que para muchos de nosotros, comensales entusiastas, no existe tal cosa como «el mejor restaurante», sino «los lugares donde se come más rico».

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Los lugares que realmente vale la pena visitar en Copenhague son joyas de comida rápida, donde cualquier cosa que comas te obstruirá una arteria, pero te dejará buen sabor de boca.

Photo by Lars Eriksen

Foto cortesía de John Jensen.

Hot dogs.

Si visitas uno de los muchos puestos de hot dogs de Copenhague, nadie moverá ni una pestaña si pides un «indio muerto en una canoa», o sea: una salchicha roja y hervida envuelta en un pan. Este tipo de argot callejero de comida, que parece algo esotérico, es parte de la experiencia. Los hot dogs son fórmulas probadas y eso es lo maravilloso de este platillo global que aquí se sirve con buenos pepinillos encurditos y salsa Remoulade, pariente lejana de la francesa Rémoulade, pero en Dinamarca es color amarillo fosforescente y adictiva como el crack.

Uno de los puestos de hot dogs por el que vale la pena viajar es Harry's Place en el noroeste de Copenhague, donde el hot dog asado (el Børge) es servido con salsa de chile casera conocida como krudt (pólvora en danés). Mucho más central es el Deli de Hot Dogs de John, que aparece cada dos semanas en la estación de trenes de la ciudad. John, un chico medio punk, se da el lujo de acompañar sus hot dogs con cebollas caramelizadas con cerveza, mayonesa miso y mostaza hecha con la cerveza negra imperial de la mico-cervecería Mikkeller.

Photo by Lars Eriksen

Foto de Lars Eriksen.

Isted Grill.

La salsa Remoulade no es un manjar exclusivo de los puestecitos de hot dogs, Isted Grill, en la calles Istedgade, normalmente la sirve con sus sándwiches de cerdo desde tempranas horas del día. Este puesto ha estado en ese lugar desde hace 40 años y, junto con las papas fritas, el chop suey y los sándwiches de cerdo, se ha mantenido intacto durante todo ese tiempo, mientras el barrio Vesterbro pasó de ser «zona roja» a una colonia burguesa.

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El cerdo precocido descansando junto a la gran freidora puede lucir seco y desolado, pero luego de un par de vueltas en la plancha, la carne vuelve a la vida, untuosa y un poco crujiente. Luego se mezcla con pepinillos encurtidos y col morada y se introduce dentro de dos rebanadas de pan de ajonjolí, que tiene una perfecta y suave textura.

Para las almas aventureras recomiendo el pølse i kimono («salchicha en kimono»), que es sublime. Se trata de una salchicha envuelta en un panqué que se avienta a la freidora y se acompaña con, —¿qué más?— Remoulade. Es tan incongruente como una Lady Gaga envuelta en carne cruda.

Photo by Lars Eriksen

Foto de Lars Eriksen.

Falafel en Christiania.

Drogas, bicis de reparto y falafels. Éstas deben ser las piedras angulares de la vida si se le pregunta a la gente que creció en Christania, la comuna hippie autogobernada de Copenhague. En la calle Pusher, donde se venden enormes bloques de hash y porros armados en tubos de plástico con la misma facilidad con la que se venden dulces, está el mejor falafel de la ciudad, en Christiania Falafel.

Entre los puestos que venden equipos deportivos de Bob Marley y pipas, está un quiosco blanco casi en ruinas, que ha estado ahí durante 30 años. Por el aspecto no te imaginas que ahí está el muy barato (25 kr o alrededor de 4.50 dólares) y más delicioso falafel de Dinamarca. Las bolas de falafel son suaves por dentro y crujientes por fuera, están repletas de aromáticas hierbas y un poco de ajo, y son fritas en un wok. El resto de los ingredientes son un secreto.

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Photo by Lars Eriksen

Foto de Lars Eriksen.

Copenhague no es exactamente Chinatown

Esta ciudad es desesperadamente escasa en comida asiática, pero hay un triángulo dorado de restaurantes detrás de la estación central de Copenhague donde se puede ordenar, Sichuan, dim sums y fideos baratos. Noodle House es tan ambicioso en su decoración como la oficina de un portero y hay faltas de ortografía en el cartel que anuncia, con fotos quemadas por el sol, las baratijas chinas que vende. Pero eso sí, la comida es en serio buena. El extenso menú incluye tripas picantes, patas de cerdo, sopa de arroz y, lo mejor, fideos de huevo en caldo especiado con… sepa Dios con qué.

Photo via Wiki Commons

Foto de Lars Eriksen.

El cinturón Shawarma.

Al norte de Copenhague está lleno de arte avant-garde, casas hechas por reconocidos diseñadores y gente muy sofisticada, pero el Cinturón Shawarna, en el barrio bohemio Nørrebro, tiene algo mucho más rico: la cantidad más generosa de puestos de kebabs que puedas encontrar en Dinamarca. Algunos locales prefieren el pan casero en Dürüm Bar, mientras que otros aman el shawarma de cordero de Kebabistan, servido en un pan sin plato con papas fritas y ensalada. El hermano de Kebabistan en Vesterboro es también un lugar inmensamente popular y cuenta con luminarias gastronómicas como los Franks de Sputino's entre sus leales fans.

Así que, ya sabes. Si no alcanzas reservación para comer en noma, camina y come en la calle. Comerás incómodo, pero tu estómago será feliz.