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Porno

Por qué no triunfó el porno en 3D

Hablamos con Pol Milander, el director de la primera peli erótica tridimensional.

Arriba: Una escena de X1, la primera película europea de porno en tres dimensiones.

Claro, claro, tiene todo el sentido del mundo: unas tetas gigantescas sobre el patio de butacas, un cipote en primer plano atravesando la pantalla y un chorro de lefa regando a los que se han sentado entre las filas 3 y 7. El resto de espectadores agitan las manos en el aire, intentando agarrar la imagen en tres dimensiones de ese culo y aquel pezón.

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Tras el melocotonazo de Avatar (2009) a más de uno se le encendió la bombilla: pongamos a esos bicharracos azules a fornicar, hagamos pelis porno en 3D. Y, manos a la obra, en 2010 toda la industria ya estaba hablando del tema. En el MipTV de Cannes, la feria del audiovisual más importante del mundo, la productora francesa Marc Dorcel hizo las primeras demostraciones de porno tridimensional. Según cuentan las crónicas, el stand de la productora fue de los más concurridos.

Y solo un año después llegó Sex and Zen (2011), la autoproclamada primera peli porno del mundo en 3D. El problema es que eso es mentira, no lo era. Un año antes un español había estrenado en el cine Cervantes de Madrid X1, el primer largometraje guarro en tres dimensiones de la historia.

Pero su director, Pol Milander, es más cauto. Para no pillarse los dedos dice que es la "primera peli europea porno en 3D", producida en 2010 junto a Magenta Producciones, con Isabel Siquier y Omar Amor, y el colectivo Z Vision.

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VICE: Hay mucho lío con este tema. ¿Fue X1 la primera peli porno en 3D?
Pol Milander: En Europa seguro. En Estados Unidos se habían hecho escenas sueltas, pero no un largometraje como el nuestro. También Tinto Brass anunció en su momento que iba a hacer la primera porno en tres dimensiones. Pero nosotros ya la teníamos casi terminada y nos adelantamos. Luego hasta hicimos un grupo en Facebook llamado " X1, la primera película porno en 3D aunque le moleste a Tinto Brass".

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¿Qué os llevó a hacer esta película?
El proyecto surge en 2008 en un momento en el que se estaba empezando hablar del 3D como una forma de explorar nuevas fronteras en el mundo del porno. Así que decidimos meternos en esta locura. Empezamos a investigar cómo se podía hacer, porque no había ningún manual, y mucho menos cámaras con doble objetivo. Solo teníamos dos cámaras, una puesta al lado de la otra, y mucho trabajo por delante. Hicimos pruebas y nos equivocamos mucho, pero al final quedamos bastante contentos con el resultado. Una peli de dos horas.

¿Una peli porno con argumento?
Sí, era una de esas pelis con argumento en un momento en el que ya casi no se hacían. De hecho tiene un argumento parecido a la película Strange Days (1995). Nuestra idea era introducir el 3D en la historia. X1 es un escáner cerebral que recrea escenas sexuales en la mente de quien lo usa. Cuando ese objeto llega a la población empieza la historia. Lo que queríamos hacer era reflexionar sobre la tecnología y el sexo, sobre poder tener experiencias sexuales sin otra persona, sólo con este aparato.

Supongo que hubo muchos problemas técnicos.
Echando la vista atrás te das cuenta de que hubo como una maldición del 3D en el porno, porque hubo muchos intentos de hacer lo que nosotros hicimos pero que no salieron bien. Había problemas a la hora de rodar y con el resultado de la imagen. En nuestro caso nos dimos cuenta de que no podíamos grabar la acción a la misma velocidad de siempre, porque cuanto más rápida es la imagen menos sensación de 3D tienes. Si te acuerdas de Avatar, hay escenas de montaje muy rápido en la que tu visión no se acostumbra a lo que estás viendo. Por eso tuvimos que ralentizar muchos movimientos, alargar ciertas partes. Y, claro, en el porno los movimientos rápidos son bastante importantes… Eso nos condicionó mucho en el rodaje. Pero a la vez esa era la parte bonita, porque estábamos haciendo algo nuevo que nadie había hecho.

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Ahora nadie ve pelis porno en 3D.
Para empezar nadie ve pelis porno. Ya no te digo pelis porno en 3D. Ahora solo se ven escenas. Aparte de eso, el problema tiene más que ver con el tema comercial y de las marcas, que apuestan cada una por un formato, normalmente cerrado. Y cuando algo no funciona se van a otro formato. Nosotros apostamos por el sistema anaglifo, las gafas con una lente azul y otra roja. Este es el sistema más democrático, es el 3D del pueblo, porque puedes ponerlo en cualquier pantalla o cualquier sistema y lo vas a ver. Y evidentemente las marcas sacaron sus propios formatos, como por ejemplo las gafas polarizadas y otros intentos. Y del 3D se ha pasado a las gafas de realidad virtual y realidad aumentada o los 360º. Ahora se está trabajando, por ejemplo, en la holografía. Y, de hecho, yo creo que todo va a ir encaminado a la holografía, combinándola con sensores repartidos por nuestro cuerpo con los que podremos experimentar también y reaccionar ante lo que estamos viendo. Ese el futuro del porno, aunque lejano.

Si el 3D no funcionó ¿por qué tendrían que hacerlo la Realidad Virtual o los hologramas?
La tecnología al servicio de nuestras necesidades es una realidad y obviamente en el sexo también. Yo creo que siempre van a ir de la mano. El porno siempre se tiene que nutrir de novedades, porque en realidad las temáticas siempre son las mismas: gente teniendo sexo. Por eso hacen falta novedades visuales y tecnológicas que le den un extra. Cada vez que sale alguna tecnología nueva hay alguien pensando en su aplicación en el porno y en el sexo.

Precisamente de la relación entre porno y tecnología hablaremos el miércoles 15 de febrero a las 00:05h en DIARIO VICE de  #0, el canal exclusivo de Movistar+ (dial 7).  .