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“Levántate All Stars”: ridículo, decadencia y Toño Sanchís convertido en rock star

"Levántate All Stars" lo tiene todo para convertirse en uno de los programas de culto de la temporada. Si antes querían que lloráramos ahora quieren hacernos reír lanzándose a los brazos de lo kitsch.

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"Levántate All Stars" lo tiene todo para convertirse en uno de los programas de culto de la temporada. A diferencia de su versión anónima, que era un producto hecho por y para el derrame de lágrimas y la emoción de brocha gorda, esta adaptación con VIPS huye, en parte, del sentimentalismo de novela rosa para abrazar sin disimulo ni vergüenza alguna un concepto kitsch de incuestionable fuerza decadente.

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Algún momento sensiblero hubo, pero no fue el detonante ni el modus operandi habitual. De hecho, si antes querían que lloráramos ahora quieren hacernos reír. Y de un modo u otro, quizás no como estaba previsto, lo consiguen. Estas son las claves del espacio que llenará de caspa y delirio los sábados en Telecinco.

Toño Sanchís y "el de Inhumanos"

Imagen vía Telecinco.com

Salió el ex manager de Belén Esteban a última hora de la noche, como si fuera el cabeza de cartel de un festival de renombre. En casa tuvimos esa vieja sensación de estar tragándonos a teloneros absurdos e intrascendentes con el único afán de ver a la estrella de la noche. Como cuando los promotores de turno te metían a grupos locales infectos para calentar motores antes de un bolo de Slayer o Pantera. Y en este sentido Toño no defraudó.

El tipo salió al escenario acompañado por el cantante de Los Inhumanos. La jugada es magistral, épica, inigualable: el enemigo público número 1 de una de las caras más populares de la cadena, convertido en improvisada leyenda del rock, encantado de revivir sus años de gloria al frente de La Banda del Capitán Canalla.

La pareja es insuperable: imposible cantar peor, imposible tener mayor sensación de vergüenza ajena desde el sofá de casa, imposible ser más tuercebotas encima de un escenario. Imposible mejorar esa primera actuación, así de claro.

Vasile lo ha conseguido: ha convertido los hasta ahora anodinos sábados por la noche en la cita televisiva más esperada de la semana. Y todo gracias a Toño.

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"All stars"… venidas a menos

Imagen vía Twitter

Llamarle All Stars a este programa es otra genialidad. Muy a favor de la ironía y el sarcasmo que se gasta la productora: son conscientes de que tienen un casting penoso que habría pasado ni como tercer equipo reserva de "Supervivientes", pero aun así han decidido tirar para adelante.

A la mitad de participantes no los reconocen ni en su barrio; y a la otra mitad los conocemos… demasiado bien. No sé, las actuales Azúcar Moreno no entrarían precisamente en mi definición de estrellas. ¿Y Rafa Carpena, qué? Con decir que todo el mundo habla de él como "el heavy de La Voz" nos hacemos una idea aproximada de su grado de celebridad y fama en la actual escena musical española. Y así hasta el infinito.

Que Los Chunguitos sea el nombre más reconocido y famoso de todo el elenco a mí me parece un síntoma inequívoco de que el título del programa surgió en una apuesta nocturna y al final ha pasado el corte.

Vuelven los 90

Lo que nunca han conseguido grandes éxitos televisivos como "La Voz", "La Voz Kids", "Pequeños Gigantes" o "Got Talent" lo consiguió "Levántate All Stars" el sábado: ¡Jesús Vázquez volvió a cantar! Somos muchos lo que aún no hemos olvidado "Y yo te besé", hit mayúsculo de aquella aberración discográfica llamada "A dos milímetros escasos de tu boca". Desde aquel intento fallido de convertirse en estrella del pop, el presentador había obviado cualquier referencia a sus deseos de convertirse en cantante. Pero el sábado alguien del programa consiguió engañarle para que volviera a cantar.

Ok, era una canción de Alaska y la cantó en playback. Milagros, los justos. Pero ese recordatorio al Vázquez que aspiraba a ser un cruce de George Michael y Morrissey, las referencias a Los Inhumanos, el universo Azúcar Moreno o la presencia del cantante de Camela nos regalaron un inenarrable viaje a los 90 del que todavía no nos hemos recuperado.

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Modernas de pueblo

Hay otro factor encomiable de "Levántate All Stars" que despierta grandes dosis de ternura y fascinación. Es esa idea caduca, apolillada y totalmente superada de modernidad que acaba generando un efecto contrario en el espectador. Alaska, Mario Vaquerizo, Bimba Bosé o Silvia Superstar son algunas de las principales estrellas de su plantilla… Personajes que aún se creen símbolos de la España moderna, descarada y rupturista pero que, en realidad, representan una estética y unas maneras que andan más cerca de un capítulo de "Cuéntame" que del siglo XXI.

Entiendo la rabia que puede llegar a provocar una actuación musical de Bimba Bosé en según qué parte de la audiencia, pero a mí me genera una indescriptible sensación de alivio y placer: ver en qué se han acabado convirtiendo todas las aspiraciones de estrella del pop de Bimba no tiene precio ni parangón. Mi agradecimiento efusivo y entregado a los creadores del programa por someter a la Bosé a una humillación mucho más dolorosa, punzante e incontestable de lo que nunca hubiera imaginado.

Pantojismo ilustrado

Por último, aplaudir con toda sinceridad la brillantez del equipo de casting: al margen de la ya comentada inclusión de Toño Sanchís, la elección de Anabel Pantoja y el hijo de Raquel Bollo se me antoja uno de los aciertos más incontestables de "Levántate All Stars".

Básicamente porque la presencia de Anabel Pantoja, personaje del universo Mediaset al que no le conocemos oficio ni beneficio, te garantiza la indispensable cuota Pantoja que tanto necesita Telecinco. Continuidad garantizada en otros espacios como "Sálvame" o "El programa de Ana Rosa", donde los desastres perpetrados por Anabel o Bollo Jr. permitirán hacer un poco más de escarnio público de la tonadillera y su universo familiar.

Pensadlo bien: entre "Supervivientes", con Dulce como gran punta de lanza, y "Levántate All Stars", con todo este excedente de pantojos de segunda fila, Telecinco tiene plenamente cubiertas las espaldas. Las suyas y las nuestras.