Foto de Isaac Anis.
Hoy estrenamos su primer LP, editado por El Genio Equivocado, y hablamos con Miguel sobre sus primeros pasos musicales, explicar historias, vivir en Barcelona y escapar como buenamente se pueda.
Estuviste durante una época tocando en Los Claveles. ¿Qué nos puedes contar de esa temporada?Buf… Con Los Claveles empecé cuando nacieron. Por aquella época yo tenía 16 años. Mi hermano Marcos era el alma del grupo y los dos siempre hemos estado muy unidos. Recuerdo que él empezó a tocar con Santos, que tocó el bajo hasta después del disco Mesetario. Coincidió con una época en que Marcos bajaba mucho a Sonseca, mi pueblo, los fines de semana. Allí nos íbamos con Papeles (luego Miguelito Nubesnegras) a una casa de campo que tienen mis padres cerca de los Montes de Toledo. Marcos y Papeles estaban todo el día tocando la guitarra. Yo los veía, y un día Papeles compró la batería más cutre que había en Thomann y me dijeron que empezase a hacer unos ritmos, aunque no supiera ni darle al bombo. Luego se sumó Jordi, que después montó Coraje, y los cinco grabamos una maqueta con el multipistas de Manu Bang. Ahí se fue Papeles y se quedó la formación con la que grabamos la maqueta Tanatorio durante un ensayo. Yo di los primeros conciertos con el grupo, y después de dar un bolo en Barcelona decidí venir a estudiar aquí cuando terminase el bachillerato, y así se lo dije a los demás. La verdad es que a mi no me gustaba tocar la batería. Estaba en el grupo porque me lo pasaba de puta madre con ellos y quería salir a toda costa de mi pueblo. Mi marcha supuso un salto de nivel. Entró Sergio Grulla a la batería, que sin su persona ni manera de tocar Los Claveles no hubiesen sido lo mismo. Pese a que han pasado siete u ocho años de aquello, lo recuerdo ya con mucha nostalgia. Todo lo que ha rodeado a Los Claveles ha sido muy intenso. Aprendí mucho de todos, y sobre todo de mi hermano, que me ha enseñado tantas cosas que siempre ha sido un referente para mí.
Publicidad
Publicidad
Publicidad