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igualdad para los atletas gay

Los atletas gays también están sujetos a los resultados | ES | Translation

Independientemente de lo que lograron al convertirse en los primeros jugadores abiertamente gays en sus respectivos deportes , Michael Sam y David Denson serán juzgados por la que se desenvuelven en el campo.
Photo courtesy of the Helena Brewers

Hace apenas tres años, el entonces shortstop de los Toronto Blue Jays, Yunel Escobar, escribió "tú ere maricón" sobre los adhesivos negros debajo de sus ojos previo a salir al campo de juego. Se disculpó y posteriormente fue suspendido, pero su lógica —basada completamente bajo el lema "porqué tanto escándalo, no es como si hubiera ofendido a alguien en el vestidor"— apenas lo exoneró de su culpa.

Para algunos, las payasadas de Escobar eran señal de que pasaría mucho tiempo para que un jugador se declarara abiertamente gay en alguno de los cuatro deportes más importantes de EE.UU. Sin embargo, desde entonces Michael Sam se convirtió en el primer jugador abiertamente gay en ser seleccionado por un equipo de la NFL, y la semana pasada David Denson, de los Milwaukee Brewers de las ligas menores, se convirtió en el primer jugador gay de un equipo afiliado a la MLB.

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Vamos progresando. Como ex jugador profesional de béisbol, estoy orgulloso de Denson. Se necesitan muchas agallas para decirles a tus compañeros que eres gay, especialmente en un ambiente masculino y heterocéntrico como lo es un vestidor de béisbol profesional. No quiero imaginarme cuántas veces escuchó insultos sobre gays por parte de sus compañeros de equipo.

Sin embargo, si están esperando con ansia que Sam lidere un evento del orgullo gay en algún estadio de la NFL, o esperanzados de ver un juego de revancha entre él y Escobar, no se emocionen. Sam acaba de anunciar que se tomará un descanso del futbol americano, y Denson es un bateador con promedio de .236 sin cuadrangulares.

Dichos resultados importan. No deberían, pero la cruda realidad del mundo de los deportes profesionales dicta que todo lo que hagas —todo— está conectado a tu desempeño. Si bien hoy en día Denson puedo hablar libremente sobre su preferencia sexual, de ahora en adelante, todo lo referente a él será sobre sus números en la línea de bateo, el total de home runs, y su clasificación como jugador prospecto. Tal es la complicada situación de la vida en los deportes.

Esto no es único para Denson y Sam. Todo jugador forma parte de este contrato infernal. El precio de perseguir la grandeza es el proceso deshumanizante de ser clasificado y comparado, escogido y analizado, de ser rebajado a simples números.

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Todos los atletas pasan por lo mismo, pero no todos llevan sobre sus hombros el peso de lo que significa ser el primer jugador gay en sus respectivas disciplinas. Si puedes entender la cruel dualidad de esto, entonces puedes entender cómo, en una atrevida declaración, Sam y Denson rompieron los viejos candados, pero al mismo tiempo se pusieron otros, "Felicidades por salir del clóset, pero ¿qué tan bueno eres?"

Es una pena porque cambia el rumbo de la narrativa. Me gustaría creer que vivimos en un mundo donde apreciamos el inconmensurable estrés que los atletas homosexuales experimentan, un mundo donde valoramos los parteaguas históricos más que los resultados atléticos. Temo que no somos tan altruistas.

Michael Sam es un ejemplo perfecto. Su historia parece sacada de Hollywood: un jugador gay de futbol americano talentoso seleccionado por la NFL, el bastión estadounidense de la heterosexualidad. ¿Acaso podría existir una persona más iconoclasta?

Pero Sam ha sufrido. Ha sido sacado de la lista dos veces por equipos de la NFL y no jugó para los Montreal Alouttes sino hasta el sexto partido de la temporada. Recientemente anunció que se tomará un descanso del futbol americano para cuidar su salud mental.

Después de lidiar con mis propios problemas mentales como atleta profesional puedo atestiguar qué tan difícil puede llegar a ser el hecho de que te juzguen por los números que acumulas. Si Sam es algo parecido a mí, o a cualquiera de los atletas que conozco, estoy seguro que pasó un buen rato preocupándose sobre el futuro de su carrera, aparte del impacto que su preferencia sexual pueda tener sobre ésta.

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Para muchos, la carrera de Sam habría sido una decepción, no por lo que hizo sino por lo que pudo hacer. Esta es la agridulce realidad de los deportes profesionales: la misma plataforma que te inspira a hacer un cambio tan poderoso también puede usar tu desempeño en contra para trivializarlo.

¿Qué tan escandalosa habría sido la noticia sobre Denson si tuviera un promedio de bateo de .300, con rumbo a las mayores en el equipo de los Yankees?

Recientemente, Michael Sam tomó un descanso del futbol americano como resultado de lidiar con la presión de ser un atleta profesional abiertamente gay. Foto por Mark J. Rebilas-USA TODAY Sports

No hace mucho en 2009 las encuestas de opinión arrojaron que la gran mayoría de EE.UU se proclamaba en contra del matrimonio gay. Este verano, la Suprema Corte lo declaró un derecho constitucional. Con cambios como éste en todo el país, Denson es tanto un personaje subversivo, como un producto de un empuje poderoso. Ya que la sociedad y los deportes se vuelven cada vez más inclusivos, definitivamente veremos a más atletas salir del clóset. Sin embargo, hasta que no haya un atleta gay que llegue a la cima de su deporte, las comparaciones entre atletas hetero y homosexuales seguirán existiendo, junto con la duda de saber si su disciplina deportiva está siendo lo suficientemente inclusiva para que puedan progresar.

Una consecuencia de la inhabilidad de Denson y Sam para sobresalir en el campo de juego puede ser que los cazatalentos sean más renuentes a la hora de seleccionar jugadores homosexuales. Las directivas son conocidas por utilizar desempeños pasados como predicciones para riesgos a futuro. Tarde o temprano, los estigmas dejaran de existir, y no por una iniciativa de inclusión bien intencionada. Dejaran de existir porque lo que importa en los deportes —lo que siempre ha importado— es lo que sucede en el campo de juego.