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Un ejército gigante de ratas africanas está limpiando los campos minados de Mozambique

Apopo, una ONG belga, entrena ratas para que olfateen y desactiven minas terrestres. Hasta el momento han desactivado 6.693 minas en zonas rurales de Mozambique.

Apopo recluta y entrena ratas desminadoras para comunidades afectadas. Todas las fotos son cortesía de Apopo.

Las minas terrestres, los proyectiles de artillería sin explotar y las municiones, son igual de efectivas tanto en los tiempos de guerra como en los tiempos de paz. Cerca de 72 países alrededor del mundo se siguen perjudicando por estos elementos, y su proliferación en países azotados por la guerra ha generado terribles consecuencias en comunidades rurales que van desde el Sudeste de Asia hasta Angola.

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“El impacto socioeconómico de las minas terrestres y las municiones sin explotar es inmensa. Este tipo de elementos bloquean el desarrollo económico; la población de escasos recursos es la más afectada debido a esto”, afirmó Tekimiti Gilbert, jefe de la acción contra las minas de la ONG Apopo.

“La sospecha de una sola mina basta para que los habitantes dejen de frecuentar el lugar por miedo”. La mayoría de estas comunidades sobreviven de la agricultura, es decir, dependen de esa tierra para cultivar, para sus ganados, hasta incluso para recolectar leña. Y entre más se alejen los habitantes de sus territorios, más va a crecer el problema de las minas.

Fortuitamente, el budista zen y fundador de Apopo, Bart Weetjens fue pionero en lograr un nuevo enfoque para la detección y erradicación de las minas terrestres; está utilizando ratas de tamaño descomunal capaces de recorrer locas distancias por una rebanada de aguacate. Junto con las ONG empeñadas en desminar territorios y el Gobierno británico, está tratando de lograr que Mozambique se vuelva un país libre de minas para finales de este año.

“Algunas personas piensan que esta idea es loca”, dice en un acento británico. “Pero para mí, unir puntos entre las ratas y la acción contra las minas fue una alineación de las constelaciones”.

La misión de Weetjens de convertir roedores en un gremio especializado comenzó cuando le regalaron a Goldie, su primer hámster, a los nueve años. Luego de esto, Weetjens empezó a criar una mezcla de razas entre roedores en su cuarto y a venderlos a tiendas de mascotas locales para ganar algo de dinero.

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La mayoría de su familia vivía y trabajaba en África, y Weetjens desarrolló un lazo muy fuerte con este territorio. Mientras investigaba sobre el problema de las minas en el continente, le dieron un dossier de investigaciones realizado por Inne Ten Have, quien trabajaba en la universidad de Antwerp, en Bélgica. En este dossier descubrió un estudio de Biedermann y Weistein, en el que criaban jerbos para que detectaran explosivos por su olor, usando tratamientos de electrochoques. “Esto me hizo pensar, ‘Hey, ¡Las ratas pueden hacer esto!”.

Una rata descubriendo una mina en Mozambique.

En 1999, trabajando en conjunto con la Universidad de Tanzania, Weetjens empezó a reclutar un ejército de ratas africanas gigantes, testeándolas a través de la universidad y dándoles de recompensa comida cada vez que lograban detectar una muestra de explosivos con su olfato, primero en ambientes de laboratorio, y luego en campos abiertos, llenos de minas de verdad. Increíblemente, la teoría de Weetjens era cierta, y las ratas parecían ser animales perfectos para la detección de minas.

“Las ratas son oportunistas en extremo. Irían tras lo que fuera, con tal de recibir comida. Y les encantan las tareas que son repetitivas. Biológicamente, están preparadas para este trabajo, básicamente porque están casi ciegas. También son animales nocturnos, entonces su mayor guía es su olfato, y este sentido puede potenciarse increíblemente durante el proceso de entrenamiento”.

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Las ratas son recompensadas con comida tras un día de entrenamiento. 

Las ratas y su olfato están presentes por todo el globo terráqueo, hasta la Antártida, lo cual quiere decir que se pueden aparear por un costo mínimo y que abundan en países de clima tropical y países afectados por las minas. Lo más importante es que no van a volar en pedazos cada vez que se paren en una mina, porque son muy livianas para activarlas.

El proceso de entrenamiento es riguroso y 100% acreditado para ser realizado en campos de entrenamiento por los Estándares Internacionales de Acción en Minas (IMAS). Toma seis meses y $5.900 dólares entrenar una Rata para Detección de Minas (RDM), pero algunas aprenden más rápido que otras.

“Ararat era una de mis favoritas”, me dijo Weetjens. “Esta rata era una maravilla, era muy ambiciosa. Muchas deben pasar por un proceso de aprendizaje, pero esta era algo increíble. Pasó cada etapa del entrenamiento sin un error”.

Las ratas de Apopo en entrenamiento.

En 2013, cuatro años después de que Apopo iniciara, obtuvieron el visto bueno del IMAS para empezar su trabajo en campos minados reales. Y después de recibir $4.4 millones de dólares de varios donantes, empezaron a  trabajar cerca a Mozambique, un país que quedó plagado de minas después de una guerra civil que tuvo entre 1977 y 1992.

Sin embargo, a pesar de que esta organización ha detectado y desactivado 6.693 minas terrestres en zonas rurales de Mozambique y ha liberado a la provincia de Maputo de minas (estimando que localidades como Manica, Sofala y Tete van a quedar libres de minas para finales de este año), los métodos de Apopo todavía generan controversia y Weetjens piensa que es por la fobia que generan las ratas en general.

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“Desde la Edad Media las ratas han tenido una mala imagen debido a las plagas”, afirma. “A donde quiera que vayas, es lo mismo. Al menos la población en China le da un enfoque provechoso, pero la imagen en general es que son sabandijas”.

De manera gradual, los habitantes afectados por las minas en Mozambique han aceptado a los roedores, pero solo después de que Apopo los convenciera de que no hacían parte de un programa para la erradicación de pestes, como todos creían al comienzo. “Eso nos daba mucha risa”, recuerda Weetjens. “Pero muy pronto, todo empezó a cobrar lógica. Y las ratas parecían ser más efectivas que cualquier máquina.

Rats are too light to trigger land mines, and are taught to scratch at them and wait for their trainers once they've discovered one.

Para 2013, las ratas ya habían limpiado de minas 8.8 millones de metros cuadrados en Mozambique, cerca de 1.260 canchas de fútbol, por un precio insignificante. “Un metro cuadrado limpio por el precio de una botella de gaseosa. Nadie puede lograr eso”, afirma orgulloso Weetjens.

Y las ratas ni se quejan. Una sola rata puede limpiar veinte metros cuadrados de tierra en una hora. Esta misma labor, realizada por un detector de metales, puede tomar hasta cincuenta horas. Las ratas de Apopo también son utilizadas para detectar la tuberculosis. El sueño de Weetjens es seguir desarrollando y potencializando las capacidades de este ejército de ratas.

“Tenemos una tecnología que le permite a las personas de la base de la pirámide asumir grandes retos de detección con una herramienta presente en su ambiente, en este caso, las ratas”. “África se ha vuelto el botadero de recursos tóxicos de Europa, y la OMS espera un aumento en el cáncer y la diabetes en los habitantes del tercer”.

Hay mucho trabajo por hacer con nuestro ejército de ratas, y a pesar del apoyo internacional que hemos recibido, las ratas han causado una impresión casi dramática entre los habitantes de las comunidades rurales africanas. “Es lógica de agricultor”, dice Weetjens. Si los agricultores piensan que esta técnica funciona y hace que las tierras que necesitan se vuelvan más seguras, entonces seguro la van a acoger. Y en vez de coger a las ratas para asados, las van a mandar a entrenamiento”.

Sigue a James Rippingale en Twitter.