Cortesía de la artista Josefina Jacquin
Las clases de español en la Universidad de Iowa se enseñan con un componente cultural. El último capítulo de Elemental I está dedicado a Colombia y decidí ir más allá de lo que señala el currículo. A lo largo del semestre vimos videos de humor de gringos probando comidas colombianas —Señales de que eres colombiano, Quién odia a quién en Latinoamérica, 9 cosas raras que sólo pasan en Estados Unidos (desde el punto de vista latino)— y otros de temas más formales sobre la guerra contra la guerrilla y la situación social del país.Alguno preguntó, creo que Mike, cuándo íbamos a ver más. "Hoy —le respondí—, pero es de los serios. Se titula 10 hechos sobre Pablo Escobar". Algunos sonrieron con malicia, todos se acomodaron en sus asientos mostrando interés.Nací y crecí en Barranquilla, en la costa norte de Colombia, alejado de las bombas, los sicarios, las redadas policiales y los enfrentamientos militares de otras regiones del país. Viví la muerte de narcos como Rodríguez Gacha y la novela completa de Pablo Escobar por televisión. Era apenas un niño pero entendía que algo no estaba bien, que la gente estaba muriendo en otras ciudades, todos los días. Es lo que llamamos dolor de patria —les intenté explicar a mis alumnos—, que sufres por lo malo que pasa en tu país, así no te afecte directamente.Inició el video e hice pausas para aclarar y ampliar la información. Discutimos sobre la época de la violencia política en Colombia, antes de que llegaran los narcotraficantes; de los inicios de Escobar en la droga; de cómo usaba la violencia y su dinero para hacerse más rico y poderoso; de las tendencias psicópatas y egocentristas del Patrón que le hacían creer que se podía hacer el bien a través del mal y verse así mismo como un Robin Hood moderno.
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