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Nunca antes un crucero tan inmenso había surcado las aguas del Ártico

El derretimiento de las banquisas de hielo, la amenaza al oso polar y las emisiones de gases causantes del efecto invernadero no han sido razones suficientes para impedir que un enorme crucero de lujo inaugure las rutas de pasajeros en el Ártico.
Photo via Municipality of Cambridge Bay

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La culpa es del cambio climático. O del calentamiento global. El caso es que gracias a ambos, estos días un inmenso crucero está atravesando unas aguas que en su día solo podían navegarse a través del Paso del Noroeste. Y no sin dificultad. Hoy, sin embargo, el derretimiento de los hielos ha posibilitado que una delegación de turistas se acerque por primera vez al perímetro de las remotas comunidades que todavía viven en la zona.

Después de deslizarse por el estrecho del Delfín — un canal peligroso y estrecho que tan solo ha sido fondeado en las últimas décadas — el crucero Crystal Serenity amarró este lunes en la bahía de Cambridge, una recóndita aldea del territorio Nunavut del Canadá en la que viven alrededor de 1.500 personas; es decir, menos residentes de los que forman la tripulación y los pasajeros del Crystal Serenity sumados. Los pasajeros fueron remolcados en lanchas hasta la orilla ávidos de reivindicarse como pioneros en un suelo jamás pisado por crucero alguno.

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A lo largo del día el pequeño pueblo fue invadido por los sucesivos desembarcos de turistas, que llegaron en formaciones de a 200 a cada hora, durante todo el día. Según contaba una de las estresadas trabajadoras del centro de Visitantes de la Costa Ártica, los pasajeros habrían tomado fotos, hecho infinidad de preguntas, observado danzas tradicionales interpretadas al son de los tambores, y comprando souvenirs. Los pasajeros del crucero habrían pagado entre 22.000 y 120.000 dólares por sus camarotes para embarcarse en el exclusivo periplo del que son pioneros.

Si bien la embarcación sobre la que flota el Crystal Serenity — ya convertido en el barco más grande que jamás haya cruzado el traicionero estrecho del Delfín — ha sido saludada y celebrada por los políticos locales por la cantidad de dinero que va a dejar en la zona, el auténtico drama de su presencia en un lugar tan inhóspito y fundamental para el equilibrio climático sigue siendo silenciado. Tal y como han denunciado los científicos climáticos y los grupos de protección del medioambiente, la poderosa embarcación contribuirá estrepitosamente a abundar en el rápido derretimiento del Ártico. Y lo que es peor: se espera que sea la primera de muchas en trazar el recorrido.

El despiadado Paso del Noroeste no tuvo misericordia alguna de la pionera expedición al Ártico, liderada por el explorador británico sir John Franklin en 1845. Los dos barcos capitaneados por el inglés sucumbieron a las tormentas y a la imposibilidad de avanzar a través del hielo. Ambas embarcaciones naufragaron, aunque es algo que solo se supo hace unos pocos años, cuando, después de más de un siglo, se localizaron los restos del naufragio.

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Aquel hundimiento terminó provocando la muerte de 129 hombres, entre ellos el capitán Franklin. Hoy, sin embargo, el Paso del Noroeste se ha convertido en un atajo de lo más transitado para los barcos que buscan cruzar el norte Norteamérica. Se da la circunstancia que en 2007 se registró el primer verano sin hielo en la historia del lugar. Desde entonces, cruceros de todo el mundo han puesto el ojo en el remoto paisaje, que saben que será un inmejorable reclamo para pasajeros dispuestos a derrochar.

Laverna Klengbenber, alcaldesa de Ulukhaktok, la aldea que acaba de visitar el crucero, estaba encantada con la visita del crucero. "Es maravilloso", declaró a la emisora CBC. "La gente ha bailado música tradicional al ritmo de los bongos, se han puesto sus ropas igualmente tradicionales, han sacado sus artesanías y hasta han tomado clases para convertirse en guías turísticos. Así que ha sido trepidante, y estamos encantado de que haya sucedido".

Un político sobrevive ocho días perdido en el Ártico comiendo renos y construyendo iglús. Ver aquí.

Por su parte, la empresa responsable de los cruceros Crystal ha informado a VICE News a través de correo electrónico que las dos paradas realizadas por su embarcación en el pionero recorrido han sido todo un éxito. Además, han subrayado "la súper entusiasta reacción tanto de los pasajeros como de la comunidad inuit".

Los más de 900 pasajeros del Crystal Serenity harán su próxima escala en Pond Inlet, otro minúsculo poblado inuit de 1.500 personas en la isla de Baffin. Allí los pasajeros podrán contemplar los espectaculares fiordos que Dennis Nutarak otea cada día.

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Nutarak es un cazador local. Y tal y como comenta, él también arde en deseos de ver el barco.

"Me muerto de ganas de verlo, por supuesto", comenta el cazador a VICE News. Se estima que alrededor de 20 barcos llegan hasta orillas de Pond Inlet cada año. Pero este año nos visita el barco más grande jamás observado, lo que ha despertado la curiosidad de los vecinos", cuenta Nutarak.

Mientras, desde el crucero no se cansan de pregonar los inmensos beneficios económicos que su visita supondrá para los vecinos, Nutarak asegura que ni él ni los suyos esperan demasiado de los turistas. Y mucho menos creen que su presencia vaya a tener impacto económico alguno, puesto que los turistas, cuenta, raramente compran souvenirs — lo que sí que hacen es pagar para ver los bailes tradicionales.

El cazador asegura que saludará la llegada de cualquier crucero gigante que suceda al Crystal Serenity. Según él no cree que su presencia pueda dañar a los mamíferos que él mismo caza, como focas y narvales.

Nutarak también ha declarado que a él todavía no le preocupa en lo más mínimo el cambio climático porque aún no ha sido víctima de ningún cambio dramático. O sea, nada más allá del mal tiempo de vez en cuando, de que la humedad es mayor y de que los lagos se secan y deque el hielo es más fino de lo que era antes.

A diferencia de lo que piensa el cazador, sin embargo, los grupos de defensa del medioambiente han puesto el grito en el cielo contra la presencia del crucero. La fundación de la Flora y la Fauna Mundial, la World Wildlife Fund (WWF) ha descrito el nuevo recorrido como un trayecto de alto riesgo y completamente insostenible.

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"El único motivo por el que este crucero ha podido llegar ha sido porque el Ártico se está derritiendo", cuenta el responsable del programa polar de WWF, Rod Downie, quien así lo ha declarado a través de un comunicado. "Este año hemos observado como las banquisas de hielo han alcanzado un mínimo histórico en el mes de junio. Y a día de hoy siguen con su caída libre. La pérdida de las banquisas de hielo es una muy mala noticia para las especies árticas como los osos polares, las morsas, los narvales y también para la gente que vive en la zona".

"Este viaje simboliza el riesgo que entraña la presencia de cruceros de estas dimensiones surcando las aguas del Ártico. La única flora y fauna del lugar están siendo ya maltratadas por el calentamiento global y por la pérdida de las banquisas. En este contexto, la llegada de un megacrucero a este rincón del planeta, no es más que un nuevo empujoncito hacia el desastre".

Sin embargo, siguen sin existir datos oficiales sobre el impacto medioambiental del crucero. Los cruceros Crystal han formulado una solicitud de permiso a la Junta de Revisión del Impacto Medioambiental Nunavut para recibir la autorización pertinente para recorrer el trayecto. La semana pasada la junta dio luz verde tras valorar que "es improbable que resulte en adversidades medioambientales significativas o en consecuencias sociales negativas".

Claro que tal veredicto contraviene las múltiples preocupaciones por la presencia del crucero, que ya han expresado el gobierno federal del Canadá y el departamento de Medioambiente de la provincia de Nunavut. Ambas, han denunciado, de hecho, que les parece especialmente peligroso que la presencia del crucero pueda provocar accidentes y atropellos tanto de los osos polares como de sus hábitats; además de sus nefastas consecuencias para las banquisas.

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