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el hombre más rápido del mundo

El año en que Bolt se adueñó del mundo

¿Quién se atreverá a desbancarlo? ¿Cuántos años pasarán para el relevo en la cima?

Solo Bolt y su equipo podían aproximar el momento histórico, su nombre era desconocido todavía y Jamaica, a pesar de los importantes esfuerzos por posicionar a sus sprinters, no era la referencia al dominio de la velocidad. Ese último día de mayo en 2008, una fuerte tormenta hizo estremecer a los aficionados y los obligó a buscar cubierta, la carrera de los 100 metros se retrasó en el Gran Premio de Nueva York, una de las estaciones en el tour anual de los corredores; debieron esperar 45 minutos por el hombre más veloz del mundo y ni siquiera lo sabían.

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La distancia de Bolt no era esa, utilizaba la prueba como preparación para los 200 metros y solo la había corrido a nivel senior en cuatro ocasiones anteriores. Los pronósticos le colgaron la medalla al estadounidense Tyson Gay, quien había perseguido el récord desde su preparación, a la sombra del jamaicano que a principios de año, sin mayor interés en la competencia, cronometró 10,08 segundos. Otro contratiempo se sumó, uno que Bolt terminó por agradecer, una salida en falso forzó la repetición y entonces estuvo listo para la historia: 9,72 segundos. Hizo suyos los 100 metros, ese día se convirtió en el hombre más rápido del mundo.

Celebró sin modestia, como ahora ya es común, extendió los brazos, gesticuló frente a las cámaras y se colgó a la espalda la bandera de Jamaica. En el Gran Premio de Nueva York dejó atrás el récord que recién había establecido su compatriota Asafa Powell, dos centésimas fueron la diferencia y alertaron al resto de la competencia en la víspera de los Juegos Olímpicos de Beijing. Si no lo habían considerado, ahora Bolt era el favorito para quedarse con la medalla dorada.

Recién había corrido los 100 metros como nadie antes y bailaba relajado ante el asombro de quienes empezaban a conocer su personalidad, Bolt se dejó querer, pero su objetivo, en segundos, fue reposicionado: "Mañana, si alguien llega y corre más rápido que yo, no seré más el hombre más rápido del mundo. Si eres el campeón olímpico, tienen que esperar cuatro años más para alcanzarte de nuevo. Los Olímpicos son lo más grande y es lo que estoy buscando". Esa prueba demostró al equipo de entrenamiento de Bolt un argumento que él había expuesto para priorizar sobre los 400 metros; esta era su distancia.

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Para el mundo fue novedad, no así en su natal Trelawny, una región rural al norte de Jamaica, en donde creció y descubrió el poder de su zancada. Los deportes fueron parte de su vida desde la infancia, pero su motivación estaba en el cricket y adoraba el futbol, los entrenadores dicen que era muy bueno, pero notaron su potencial como sprinter y no hubo marcha atrás, a pesar de que le costó desprenderse de esa afición y ajustarse a la exigencia de los entrenamientos en la pista. Bolt era el de las bromas y de las quejas por la disciplina.

"A veces me fijaba en ese cronómetro y pensaba 'Hay algo mal con este reloj. Ningún niño puede correr tan rápido", confesó uno de sus primeros entrenadores a The Guardian, cuando Usain comenzó a sacudir el planeta. Los ojos estaban sobre él y los Olímpicos marcaron definitivamente la era del atleta al que ahora comparan con Pelé y Muhammad Ali por su impacto en la historia del deporte mundial.

Atenas 2004 significó el fracaso, lo intentó, pero no consiguió avanzar a las semifinales. El momento pertenecía a los estadounidenses -especialmente a Justin Gatlin, ganador de la presea dorada en esa edición- quien tras ese episodio de gloria, permaneció marginado debido a una suspensión por doping y ha luchado por recuperar la credibilidad en su trayectoria. Ahí irrumpió Usain Bolt, también para conquistar a los aficionados decepcionados del atletismo y la legalidad de las hazañas. Su gran presentación fue Beijing 2008, sus primeras tres medallas y récords mundiales en 100m, 200m y 4x100 (aunque años más tarde perdió esa última debido a la sanción que recibió su compañero Nesta Carter por dopaje).

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El récord que marcó en Nueva York duró solo once semanas y lo destruyó al detener el reloj en 9.69 en el Estadio Nacional de Beijing. Usain salió del carril cuatro, Thompson y Dix lo separaron de Powell, Gay no alcanzó la final debido a una lesión. Todos esperaban al favorito. Al silencio previo al disparo le siguió el bullicio hasta la meta; en dos décadas nadie había visto una carrera como la que hizo Bolt. Su rostro nunca demostró tensión, se ubicó en los tacos con una sonrisa y al cruzar, se dio el lujo de bajar la velocidad y mostrar los dientes a la cámara con sobrada confianza, como si lo supiera desde hace años.

Su personalidad comenzó a incomodar, Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, lo expresó: "Esa no es la forma en la que percibimos a un campeón. No tengo problema con el show que hace, pero creo que debería mostrar más respeto a sus rivales y extenderles la mano, darles un golpe en el hombro a los otros…" El jamaicano no ha dejado de celebrar como si llevara la fiesta en la sangre.

Jamaica también se apropió de triunfo, el premio a sus incesantes esfuerzos por destacar en la velocidad, expresados en sus competencias anuales que buscan a los futuros ganadores en sus primeros años, como lo hicieron con Bolt. Habían aspirado durante décadas a conquistar los 100 metros y en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, Herb Mckenley se quedó muy cerca de entregarles la gloria en una de las carreras más cerradas de la historia. Desde entonces, los intentos se habían quedado en eso y las celebraciones en el país dejaron clara la importancia del nuevo ídolo. Usain fue recibido con un pasillo de honor de varios kilómetros desde el aeropuerto y hasta su hotel. Las banderas de Jamaica ondearon a su paso y la gente quería acercarse para tocar al hombre de la hazaña calificada como sobrehumana.

En Londres 2012, cuando Bolt volvió a retar a sus rivales olímpicos, Jacques Rogge todavía ponía en duda su condición de leyenda. "La carrera de Usain tiene que ser juzgada hasta el final". En esa edición y en Río 2016, que significó su retiro, sumó los tripletes dorados. Este sábado, correrá por última vez los 100 metros y a pesar de haber sido derrotado ya en esa distancia, no han podido hacerlo en el tiempo. Partirá de los tacos con once títulos mundiales encima y un récord de 9,58 segundos que, desde agosto del 2009 en Berlín, es intocable.

Si es ahora cuando se juzga la carrera de Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo desde el 2008, no hay cómo rechazar su sitio entre las leyendas. ¿Quién se atreverá a desbancarlo? ¿Cuántos años pasarán para el relevo en la cima?