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Comida

El calentamiento global le está dando un sabor horrible a nuestra comida

Un equipo de científicos australianos advierte que los efectos del cambio climático alterarán el sabor y la textura de algunas comidas, desde las almendras hasta las calabazas.
Photo via Flickr user CraneStation

Si te gusta comer jugosos y gruesos bisteces, un tazón de guacamole cremoso o un puñado de arándanos en tu granola matutina, tu vida se va volver mucho más deprimente en las próximas décadas.

Un equipo de científicos del clima australianos está advirtiendo que para mediados de siglo los efectos del cambio climático causarán estragos en algunas comidas, desde las almendras hasta las berenjenas. Su sabor, su textura y los niveles de productividad se verán alterados. Recientemente el equipo, basado en la Universidad de Melbourne, dio a conocer un reporte titulado Apetito por el Cambio. El altamente detallado documento concluye con una lista de puntos de las 55 comidas que los científicos dicen que serán las más afectadas por las temperaturas cada vez más altas y la lluvia reducida. Aunque este estudio se enfoca en los cultivos y el ganado australianos, sus conclusiones pueden ser aplicadas a otras regiones productivas del mundo.

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"Es definitivamente una llamada de atención si escuchas que la tostada con mermelada de arándanos que te comes en el desayuno, por ejemplo, puede no estar disponible dentro de 50 años", dijo Richard Eckard, uno de los autores del estudio en un comunicado de prensa. "O que puede que existan cambios en el costo y el sabor de los alimentos que nos gustan y que tomamos por sentado, como los aguacates, el espagueti boloñesa y hasta la cerveza, el vino y el chocolate. Te hace apreciar el hecho de que el calentamiento global no es un fenómeno distante, sino algo muy real que ya está afectando las cosas que disfrutamos en nuestra vida diaria, incluyendo los alimentos comunes que consumimos en el desayuno, el almuerzo y la cena", dijo.

El reporte predice temperaturas crecientes y un significativo aumento de olas de calor en Australia en las próximas décadas. Esto afectará al ganado del país de muchas formas. De acuerdo con sus autores: las vacas lecheras afectadas por el estrés del calor producirán 40 por ciento menos leche; los productores de carne posiblemente cambien a razas más tolerantes al calor —cuya calidad de carne es menor—; y los pollos posiblemente tendrán cada vez menos peso, lo que provocará carne más seca.

Las frutas, los vegetales y los granos también sufrirán los efectos del cambio climático, dicen los científicos. Las tasas decrecientes de lluvia son una amenaza para la industria del arroz —de un millón de toneladas por año en Australia— y para el trigo, cuyas concentraciones de zinc y hierro podrían bajar hasta un 10 por ciento para mediados de siglo. Las crecientes temperaturas harán que las zanahorias sean menos dulces y pulposas, causará que los betabeles sean prematuros y que las papas se pudran con mayor rapidez. La temporada de cosecha de invierno será más corta, lo que llevará a la escasez de cultivos de col, de nueces y de otros productos que necesitan un largo periodo de frío para poder producir frutos en primavera. Los árboles de arce, por ejemplo, que no crecen en Australia pero si en Nueva Inglaterra, ya están produciendo un jarabe que es menos dulce que en los años previos.

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Es una tendencia de la que los agricultores en el continente son ya muy conscientes. El año pasado el productor de durazno John Pettigrew escribió un artículo de opinión para The Age, explicando su decisión de arrasar con el huerto de su familia de más de 10 mil durazneros debido a las condiciones inmanejables.

"Tan dolorosa fue esa decisión para mí y mi familia como lo ha sido para muchos productores como yo", escribió Pettigrew. "El problema es la frecuencia y la severidad del clima extremo que solemos ver. No es nada comparado con lo que hemos visto en la pasada década. Desde olas de calor que la irrigación no puede controlar por sus altos niveles de evaporación, hasta las heladas despiadadas y las inundaciones".

"Estamos enfrentándonos a más lluvias de verano que están destruyendo sistemáticamente el ciclo de crecimiento y producción", continuó el granjero. "Aún dejando las condiciones del clima de lado, es importante el costo del exceso de sol —los trabajadores que no soportan el calor— en conjunto con simplemente mantener la calidad de la fruta. El hecho es que ya no tenemos los mismos patrones de crecimiento que antes".

Los cataclismos predichos por los científicos de Melbourne son particularmente amenazadores para Australia, que actualmente es muy independiente, produciendo 93 por ciento de sus propios alimentos de acuerdo al reporte. Pero para finales de siglo, el país importará más de lo que produce, con el fin de cubrir sus necesidades de consumo.

Así que en los años próximos –especialmente si vives en Australia– querrás saborear esas zanahorias dulces, patatas fritas crocantes y tiernos pollos asados como si fueran los últimos que probarás jamás.