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Pelotero cubano de Grandes Ligas confesó haber comido su pasaporte falso para poder entrar a Estados Unidos

José Abreu, primera base de los White Sox de Chicago, declaró en el juicio por el tráfico de beisbolistas cubanos.
© Jeffrey Becker-USA TODAY Sports

Perdido entre el júbilo de los campamentos de entrenamiento de primavera y el regreso del beisbol, se desenvuelve un juicio criminal en Miami. En la sala de la corte, el gobierno federal de los Estados Unidos acusa al representante Bartolo Hernández y al entrenador Julio Estrada de contrabando de personas y conspiración. El juicio y el caso tienen el propósito de desenmarañar las desastrosas y horribles formas empleadas para llevar a los peloteros cubanos a los Estados Unidos con tal de firmar contratos millonarios.

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Varios jugadores de grandes ligas ya han dado su testimonio en el caso. José Abreu, quien recibió un contrato de 68 millones de dólares por parte de los White Sox cuando llegó a la Unión Americana en 2013, tomó la palabra este miércoles y detalló algunas de las cosas que hizo para ingresar a los Estados Unidos. Leonys Martín y Adeiny Hechavarría también testificaron.

Después de escapar de Cuba en un bote motorizado con rumbo a Haití, Abreu llegó a los Estados Unidos en un vuelo de Air France, el cual abordó con un pasaporte falso. En el traslado a Miami, Abreu masticó un pedazo del pasaporte y ordenó una cerveza Heineken para poder tragar la página.

"Poco a poco tragué la primera página del pasaporte", dijo Abreu en el estrado. "No podía llegar a los Estados Unidos con un pasaporte falso".

Abreu dijo que la idea de usar un pasaporte falso para tomar el vuelo fue suya, pero que Amin Latouff, el traficante, le consiguió el boleto y le dijo que tenía que deshacerse del documento antes del aterrizaje. Abreu necesitaba estar en Chicago inmediatamente o corría el riesgo de perder su contrato.

"Si no hubiese estado ahí ese día en particular, la fecha límite, entonces el contrato no habría entrado en vigor y no sería válido", comentó.

En el contexto de su juicio, y en el panorama de la economía de los peloteros cubanos, la anécdota de Abreu masticando su pasaporte no es nada comparada con otras historias. Fue una historia ilegal, es cierto, pero no es una de las historias de terror que hemos escuchado en otras ocasiones. Por ejemplo, Martín dijo que cruzó la frontera entre México y Estados Unidos sin documentación luego de que ingresara ilegalmente a Cancún desde Cuba en un bote motorizado. Martín confesó que mintió al agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense para poder entrar, desesperado porque creía que su vida corría peligro en México.

"Tenía miedo y estaba listo para decir lo que tenía que decir", dijo Martín. "Teníamos miedo de que nos secuestraran, y por eso decidimos cruzar la frontera".

Se espera que el juicio contra Hernández, quien negoció el contrato de Abreu, y Estrada, quien lo entrenó, continué hasta finales de marzo. Ambos recibieron altas sumas de dinero por sus servicios y por trasladar a Abreu a los Estados Unidos. Hernández recibió cinco por ciento del contrato como cuota, y Estrada obtuvo el 20 por ciento.