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el derbi de la isla

Inglaterra vs. Gales: Una añeja rivalidad en busca de relevancia

Gales vs. Inglaterra podría parecer un encuentro subido de tono, al menos en términos futbolísticos, pero su falta de sucesos en la historia reciente dicta otro panorama.
PA Images

Los encuentros a nivel selección entre Gales e Inglaterra solían ser eventos de lo más comunes en el mundo del futbol. Durante el Home Nations Championship —activo desde 1884 hasta 1984, suspendido durante las dos Guerras Mundiales— ambas escuadras se enfrentaban todos los años.

En la actualidad, la relación entre ambos equipos es muy diferente. Mientras que en el pasado el público habría sido indiferente ante un Inglaterra-Gales, dicho partido es ahora uno de los juegos más esperados en la fase de grupos de la Eurocopa 2016. Si había un equipo al que Gales querría evitar era Inglaterra. El entrenador de Gales, Chris Coleman, dijo lo siguiente un día antes del sorteo: "Es una distracción que podemos ignorar", dijo a talkSPORT, al creer que la atención puesta sobre una rivalidad tan inmediata le quitaría la atención a sus jugadores. Los reflectores públicos sólo sirvieron para aumentar la tensión en la sala de prensa cuando lo inevitable sucedió y ambos conjuntos terminaron en el grupo B.

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Ha habido cierto pique entre las dos escuadras desde la semana pasada por las declaraciones de algunos jugadores. El comentario de Gareth Bale de que ningún jugador inglés podría estar al nivel para jugar en la selección de Gales puede que no sea totalmente verdadera, pero al menos avivó más la tensión.

Por supuesto, no podían encontrarse de otra forma. Después de 58 años en la maleza internacional, Gales no podía darse el lujo de no aprovechar un grupo inofensivo. Sólo podría ser apabullado por el gigantesco equipo inglés aproximándose hacia ellos, con el toque de guerra, y con la cruz de San Jorge ondeando por el viento. A veces nos da la impresión de que Gales no puede hacer algo, o estar en alguna parte sin la presencia de Inglaterra. Por fin Gales estaba sobresaliendo por sí misma, madura y confiada, sólo para que padrastro hiciera acto de presencia y le recordara al mundo que siguen ocupando el mismo espacio.

El encuentro de mañana será el más anticipado para ambos, aunque no hay que negar que lo será más para Gales por su larga ausencia en torneos internacionales, y por lo tanto es mucho menos experimentada. Inglaterra se ha medido ante naciones vecinas en el pasado —Escocia en la Euro 96 y aquel gol de Gazza— y disputado una gran cantidad de partidos importantes en las fases más avanzadas de los torneos.

Dada la proximidad entre ambas naciones, es fácil asumir que será un juego de ajuste de cuentas y que ambos son rivales cuyos fans se odian hasta la muerte. Pero aunque Gales vs. Inglaterra es una de las rivalidades más intensas en el deporte, el futbol no es el más indicado para ello. Es la rivalidad en el rugby la que despierta más pasiones, particularmente del lado galés. Cuando Kelly Jones del grupo musical Stereophonics entonó la frase "Mientras derrotemos a los ingleses no nos importa", logró capturar el sentir de sus compatriotas. Para Gales el rugby es una religión e Inglaterra los demonios que deben ser expulsados.

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La rivalidad entre Gales e Inglaterra es más intensa de lo que se cree // PA Images

Las raíces de esta rivalidad no se limitan al deporte. Un juego con tanto fervor requiere de un trasfondo basado en la clase socioeconómica y nacionalista, lo cual puede encontrarse, hasta cierto punto, en el futbol. Pero también nace del simple hecho de que ambos equipos se ven las caras, mínimo, todos los años, donde cada encuentro añade algo al historial de batallas. Para los vencedores los trofeos; para los perdedores una ronda más de bebidas y el reconocimiento de que habrá una oportunidad para vengar la derrota en un período de 12 meses.

No existe tal frecuencia en the beautiful game. La palabra "Wales" (Gales) en inglés antiguo significa "tierra de extranjeros" y, aplicado al futbol internacional, esto sigue siendo verdadero incluso en el 2016. Podría alegar que la rivalidad entre Inglaterra y Gales se reduce a términos geográficos.

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Gales ganó el último partido del Home Nations ante los ingleses —1-0 en el Racecourse en mayo del 84— pero no ha derrotado al equipo de la rosa en 32 años. Parte de ello se debe a la falta de oportunidades: sólo ha habido cuatro encuentros entre ambos desde que el gol de Mark Hughes los seperó en Wrexham.

En realidad, ambos conjuntos se desconocen. No ha existido una oportunidad para una genuina rivalidad en la era moderna. Las verdaderas rivalidades —donde existen viejos marcadores y se escriben canciones acerca del contrario— necesitan tiempo para desarrollarse. Se dan por una serie de disputas a muerte —por ello Inglaterra tiene una mayor enemistad con Alemania y Portugal que con sus vecinos. Han jugado más partidos contra San Marino que contra Gales en la última década.

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Todo esto añade un argumento secundario a este partido. Para las audiencias en toda Europa y América, puede parecerles que el Gales vs. Inglaterra será el encuentro más subido de tono de la fase de grupos. Pero ahora vivimos en un mundo mucho más grande donde la rivalidades no nacen simplemente por estar juntos sobre un mapa.

Ryan Giggs en uno de sus dos juegos ante Inglaterra // PA Images

Por supuesto, existen otros factores que generarán tensión para este partido. Gales e Inglaterra comparten una relación complicada. Si la analogía del padrastro es adecuada, entonces Inglaterra también ve a Gales como el hijastro no deseado: un niño que no muestra amor o afección, pero alegre por tomar algo de dinero mientras se niega a salirse de casa. La respuesta de los galeses sería algo así: "Nos gustaría mudarnos pero nos han mantenido cerca tanto tiempo que ya no sabemos cómo vivir solos".

Es cierto que Gales sigue dependiendo de Inglaterra económicamente. Aunque cuenta con algunos poderes políticos por medio de la Welsh Assembly, éste se encuentra a instancias de Westminster y en teoría puede ser retirada. En su mayoría Gales utiliza las leyes de Inglaterra y tiene una cabeza de estado inglesa, al igual que un príncipe de Gales cuyas vínculos con el país son cuestionables.

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Incluso Gales depende de Inglaterra en cuanto a jugadores, mientras que el nivel de la liga galesa apenas iguala el de las divisiones inglesas inferiores. No es coincidencia que el renacimiento del futbol galés a nivel internacional se dio por medio del ascenso del Swansea City a la Premier League.

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Todo esto se añade a un sentimiento de dependencia, o en términos más extremos, de opresión. Es fácil olvidarlo estando en el 2016 ya que Gales cuenta con una consciencia e identidad nacional, pero hasta mediados del siglo XX dicho país era visto poco más como una extensión de Inglaterra. Gales no contaba con una capital hasta 1955 —Londres ocupada ese lugar— y no adoptó su icónica bandera hasta 1959.

Con este telón de fondo, el deporte le ofrece a Gales su mejor oportunidad para sobreponerse ante sus viejos mandatarios, narrativa que se ha dado en varias ocasiones (Senegal venciendo a Francia en el Mundial de 2002, Ucrania derrotando a Rusia en 1998, entre otros). Cuando se trata de once personas sobre el campo —y una de ellas es Gareth Bale— siempre hay una chance de sorprender. A lo mejor una victoria galesa en Lens sería el mayor logro en la historia de la selección; para Inglaterra una victoria simplemente representaría un trámite esperado sobre un conjunto con cero experiencia en torneos de este tipo.

La presencia de Gareth Bale representa una esperanza para los galeses // PA Images

Mucho se ha hablado de la posibilidad de actos violentos entre ambas fanaticadas. No lo veo así. Sin duda habrá tensión, pero no más allá de la que se esperaría de dos grupos de fans que han estado bebiendo cerveza y viendo un partido juntos en el mismo torneo. La idea de que Gales e Inglaterra poseen una rivalidad lo suficientemente maligna como para declararse la guerra en las calles francesas es algo descabellado.

De hecho, todo lo que hemos visto hasta el momento es unión. El martes hubo reportes de que fans ingleses y galeses en Lille fueron atacados por hooligans rusos. Como respuesta un grupo de fans de ambas naciones se unieron y entonaron la frase "A la mierda Rusia, somos Inglaterra y Gales". A veces puedes encontrar cosas en común con tu padrastro; a veces el hijastro no es malo después de todo.

Mientras que ambas escuadras quieren "masacrarse" en la cancha, ninguna de las fanaticadas quieren herir físicamente al otro. Los dos países comparten un cultura en común; muchos apoyan los mismos clubes de futbol y estarían juntos si se tratara de un partido del Liverpool o Manchester United. El fanático inglés promedio tiene más cosas en común con un gales que con aquellos encargados de dirigir su país.

¿Rivales? Algo. ¿Enemigos? No en términos futbolísticos. En realidad, la rivalidad que supuestamente existe entre estos dos conjuntos está casi extinta en el 2016. De ninguna manera Gales e Inglaterra son una feliz pareja, pero tampoco necesitarán ser separados la tarde del jueves. Sin embargo, podría ser que su partido sea suficiente para reavivar la flama. Lo menos que puede suceder es darle nueva vida a una rivalidad que por el momento luce bastante tibia.

@Jimmy_Weeks