Relaciones

Vivir el Alzheimer de mi abuela me enseñó lo que es el amor puro

Conocí el amor puro gracias a la enfermedad de mi abuela.
alzheimer abuela
Imagen cortesía de la autora

Los que hemos podido vivir y disfrutar de nuestros abuelos somos unos afortunados. El amor y la complicidad que llegas a tener con tus abuelos son tan únicos y especiales que pasarán los años y solo podrás recordarlos con una sonrisa y un lagrimón en la cara. Pero más allá de este amor habitual de abuelos a nietos y viceversa, yo tuve la oportunidad de descubrir un amor mucho más puro a partir de que mi abuela fue diagnosticada de Alzheimer.

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Todo empezó cuando yo estaba en la ESO y no lo acababa de entender. “Tu abuela va a vivir un proceso de cambio. Lo que conoces ahora de ella irá cambiando hacia un lugar que desconocemos. Tomará estos medicamentos para frenarlo, lo que se pueda frenar, pero el proceso es imparable”, me dijeron.

A cada persona le afecta de manera diferente, a mi abuela le afectó el habla y se volvió totalmente dependiente. Eso fue un proceso muy lento, fueron años y años de enfermedad. Mi abuela vivió toda esa enfermedad en su casa, con la ayuda de su marido y su familia. La cuidamos mucho. Hice todo lo que hubo que hacer. Situaciones que quizá otra persona no podría haber encarado como lo hice yo a esa edad. Pero darle todo lo que le podía dar, como ella hizo conmigo cuando yo era pequeña, era la única manera que tenía de darle las gracias.

Por suerte mi abuela nunca se olvidó de nosotros. Nos quería, se veía en los ojos. Su amor era puro y el nuestro hacia ella también. La única manera de comunicarnos era queriéndola, abrazándola, dándole amor. El amor era la única vía que tenía para sentirme unida a mi abuela. La conexión que llegué a tener con ella creo que nunca hubiera sido tan fuerte e intensa si no hubiera tenido Alzheimer. No estoy contenta de haber vivido eso, ni me gustaría volver a pasar por una experiencia así, pero agradezco el momento en que mi familia adoptó la filosofía de mi abuelo de tirar para adelante con todo, con una sonrisa y con humor. Nos reíamos de todo, éramos felices. Todos juntos. Y es ahí donde encontré lo que yo creo que será el amor más puro que recibiré y podré dar, cuando no hay ni intereses, ni egoísmo por ninguna de las partes porque el Alzheimer anula completamente tu ego.

Cada día que pasaba, ella se iba apagando un poco más y mi amor hacia ella iba creciendo. Cuanto más se alejaba mi abuela, más la tenía que querer yo para llegar a donde estaba. Aún pienso en mi yaya María, en todo lo que viví y lo que aprendí cuidandola junto con mi familia, en que el amor puro existe y yo lo he conocido gracias a ella.

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