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138.75 mph

La historia del ciclista que logró alcanzar los 223km/h sobre la nieve

Un accidente en 2002 lesionó, asustó y casi arruinó al francés Éric Barone. Después de una década recuperándose, el ciclista galo vuelve a estar entre los más rápidos del mundo.
Photo by Richard Bord

Hace apenas un mes, un francés de 54 años batió su propio récord de velocidad en bicicleta de montaña sobre nieve. Éric Barone, también conocido como El Barón Rojo, alcanzó los 223,30km/h en la pista perfectamente cuidada de KL Chabrières, en los Alpes franceses. El pasado 28 de marzo, a una altura de 2.697 metros, con vientos de casi 70km/h y a -4ºC de temperatura, Barone logró conseguir lo que llevaba tres años intentando.

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Éric Barone sobre el prototipo de bicicleta SUNN F2.0. Foto de Richard Bord.

Un equipo de 23 ingenieros asistió al evento para medir la velocidad de Barone. El coste total del récord fue de 182.000 euros, una cantidad que incluyó el diseño y construcción del vehículo —un prototipo de bicicleta bautizado como SUNN F2.0— así como mejoras en la pista de nieve para adaptarla a las necesidades del acontecimiento. La SUNN F2.0 pesa 25 kilos y está formada un cuadro de acero asentado en horquillas de fibra de carbono con sistemas de suspensión en ambas ruedas. Durante el 'sprint', Barone vestía un traje de goma diseñado para que no perdiera la forma a altas velocidades y mantuviera junto el cuerpo del ciclista en caso de accidente. El casco, más propio de un astronauta que de un ciclista, le cubría completamente la cabeza y el cuello.

"El control y la paz mental son esenciales en mi disciplina", asegura Barone. "Arrancar desde la cima requiere que tu compromiso sea total. La parte que da más miedo es la frenada sobre hielo cuando el controlador de velocidad lo indica. En unas condiciones climatológicas así de extremas, te pones un poco nervioso".

En el año 2000, Barone estableció el récord de velocidad sobre nieve en 222,76km/h en el resort Les Arcs, también en los Alpes franceses. Dos años después, en las laderas de piedra pómez del volcán Cerro Negro en Nicaragua, Barone marcó otro récord, el de velocidad en bicicleta de montaña sobre grava; en esa ocasión, el ciclista francés alcanzó los 172,19km/h. Inmediatamente después, la horquilla delantera de su bicicleta se rompió. Barone cayó de cara contra el suelo, perdió el casco y rodó varios cientos de metros por la pendiente. A pesar de que por fortuna solo sufrió lesiones menores (seis costillas rotas, ambos hombros desgarrados), el accidente le apartó del circuito durante casi una década.

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"Necesité seis años para recuperarme física, mental y económicamente", dice Barone. "En 2012, mi bajada por la pista de velocidad de Les Arcs a unos 210km/h me liberó de mis antiguos demonios. Me sentí indestructible de nuevo, listo para un desafío real".

Barone empezó a dedicarse a la bicicleta de forma competitiva a los 34 años tras haber trabajado como socorrista de esquí y como especialista cinematográfico. El francés, de hecho, llegó a actuar como doble en escenas de riesgo para actores como Sylvester Stallone y Jean-Claude Van Damme, entre otros. Su primer récord de velocidad en bicicleta llegó en 1994, y desde entonces hasta su accidente en 2002 no dejó de marcarse nuevos retos. Barone estableció sus plusmarcas actuales (velocidad en descenso sobre nieve y sobre grava) montando prototipos de bicicleta, una categoría que los libros de récords diferencian de las bicicletas corrientes. El ciclista francés también ha ganado los Masters de Descenso MTB a nivel europeo y mundial —dos veces.

Barone es uno de los hombres más rápidos del mundo sobre la bicicleta de montaña, pero está lejos de ser el más joven. El francés, de 54 años, se mantiene en forma gracias a programas de entreno de Pilates y X-Fit, pero incluso para él puede que las bajadas a velocidad endiablada sean pronto un recuerdo del pasado. Sus planes para el futuro incluyen varias competiciones en los EEUU y alguna carrera nocturna con luces de LED, que a primera vista parecen bastante menos frenéticas pero que sin embargo probablemente sean de todo menos seguras.

"Aún tengo cosas por hacer", afirma Barone. "Aún siento el fuego dentro de mí".