Esta semana nos sentimos abatidos cuando supimos que el Purrari dejó de existir. Ferrari mandó una carta que como tal no es una demanda, donde lo invitaban a regresar el vehículo a su estado original y de no hacerlo, entonces sí lo iban a demandar. Aunque se trató de un capricho de los ejecutivos de la marca, por sentirse fastitiados y asqueados por este vehículo, tomaron como excusa perfecta que él había alterado el logo de la compañía y cambiarlo.
Este vehículo fue un buen compañero de experiencias y anécdotas para Joel Zimmerman. Incluso tuvo oportunidad de llevar al Alcalde Rob Ford, de Toronto, a uno de sus famosos Coffee Run por la ciudad.
Así fue el proceso de cómo le pusieron la capa de pintura (que era removible desde un principio) y después cómo regresó a su estado natural:

(Foto vía)
(Foto vía)
(Foto vía)
(Foto vía)
(Foto vía)
(Foto vía)
(Foto vía)


Incluso ganó el premio a la peor envoltura de vinyl:
Y después… volvió a la realidad:
Te extrañaremos, Purrari.