Steve Aoki hizo escala en la Ciudad de México este viernes en su gira Neon Future — decepcionando a decenas de personas. Entre ellos, los vendedores de mercancía pirata que erróneamente invirtieron en fijar el rostro de Aoki sobre cientos de artículos invalorables.Vi a un joven batallando para vender camisas de Aoki afuera de la Arena Ciudad de México, quien dijo llamarse Alberto, me contó que según él los chavos que van a ver a Aoki son de esa gente que le llaman rave a lo que no saben que no es un rave.
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"Osea, puro chavo pendejo," dijo. "Estamos en la Arena, que no mamen.""A mi me dicen rave y digo 'No mames, que Dios me cuide.' Pero según yo, aquí llegó un cabrón que dijo: de aquí puedo hacer mucho dinero. Entonces les dicen a los morros que esto es un rave y que están en la onda y ahí van de ovejas todos," dijo.Pero Alberto, quien vino a aprovecharse de la ignorancia de unos cuantos pre-adultos fresónes, quedó decepcionado el viernes."Está bien flojo hoy," dijo Alberto. "Algunos días se vende bien, pero hoy si me lleva a la quiebra."
Alberto dijo que él vive de evento en evento, vendiendo mercancía pirata afuera de los shows grandes de México.El jueves antepasado, le tocó vender mercancía de Blur, que él mismo diseño un día antes. El siguiente día se lanzó a Guadalajara a vender camisas de Café Tacuba que le sobraron de un evento previo. Se vendieron todas.Lo mismo sucedió el día siguiente con las playeras y sudaderas de Ariana Grande en el DF.
Pero este viernes le tocó por fin la presentación de Steve Aoki, que llevaba meses apuntado en su calendario de eventos. El jueves, dijo, invirtió todo el día en buscar las imágenes de Aoki en Internet, diseñar las camisas, y planchar los iconos sobre la tela. "Ahí metí toda mi lana," dijo.Pero el viernes, a horas de haber comenzado su venta, la colección de Alberto — sobre todo camisas eléctricas con la cara de Aoki brillando en la oscuridad, bajo una lámpara de luz negra (mismo que tenían todos los puestos aledaños) — seguía intacta.
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Hablé con varios vendedores de piratería de Aoki y todos dijeron lo mismo: "Nadie está comprando esta mierda."
Pensé que la falta de venta igual se atribuía a algún factor como la baja calidad de los productos piratas que ofrecían. Pero luego encontré algunos artículos que sí parecían cumplir con una función 100% esencial para los jóvenes asistiendo, quienes supongo esperaban ansiosamente recibir con sus caras un pastel húmedo, lanzado desde el escenario por Aoki.Teniendo un propósito bastante útil, se encontraron los siguientes objetos indispensables en las afueras del concierto: neon trucker hats con frases de arrepentimiento — para cuando las bocas de los hijos de los padres decepcionados están demasiados trabados para verbalizar su remordimiento por sus acciones este sábado por la madrugada."Sorry," para tu jefa y tu jefe — si no es demasiado tarde para arreglar lo que hayas hecho; frases mixtas para enamorar; y para cuando ya de plano te vale tu futuro… nada lo dice mejor que un simple "YOLO."
Alberto asumió que "las ovejas se quedaron en casa." Pero para la sorpresa de los vendedores, al parecer muchos de los que nó, se ganaron camisas de Aoki (100% originales) antes de llegar al evento, al cual acudieron amontonados en un camión.Como si hubieran sido convocados por una especie de PRI, todos se bajaron del autobús con sus camisas bien puestos, portando como escudo la imagen del cabello facial de Steve Aoki — un icono para los chavos disque-reiveros del EDM suburbano.
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(No sabemos si recibieron tortas o tachas a cambio de su reverencia.)
"Nos venimos en el party bus," dijo uno de los simpatizantes. "Ganamos boletos en Twitter y nos tocó un meet-and-greet y subirnos al camión con Él.""Es súper buena onda," agregó. "Venía así tranquilo, pero pues buena onda, medio hablando con la gente y así. Bien chido Aoki.""Me firmó el pecho," dijo el otro — con una sonrisa rechinadora.Sigue a Andrea Noel está en Twitter.