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Comida

Los personajes gordos de caricaturas están transformando a tus hijos en bolas de grasa

De acuerdo a un nuevo estudio científico, que los niños vean caricaturas con personajes gordos puede provocar que coman de más.

Garfield. Fat Albert. Esa malvada Reina de Corazones.

Todos ellos son rellenitos, y al parecer, también están transformando a nuestros niños en pequeñas bolas de grasa.

Por lo menos esa es la conclusión de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Colorado State University en el que se descubrió que la exposición de los niños a personajes de dibujos animados con sobrepeso puede conducir a comer en exceso. Sus hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Journal of Consumer Psychology.

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LEE: Culpa a tu cerebro por no poder parar de comer.

Espera, seguro estás pensando: ¿no es importante para la salud mental de nuestros niños que los dibujos animados representen una variedad de formas del cuerpo humano? ¿Realmente las caricaturas deben seguir la ruta de las revistas de moda y perpetuar el mito de que las clavículas afiladas son lo último que deben tener para el otoño? (Sin mencionar el panteón de las princesas de Disney de talla cero).

Bueno, eso es parte del problema. Los cerebros de los niños son como plastilina, y cualquier extremo puede ser perjudicial.

Investigaciones anteriores han demostrado que los hábitos alimenticios de los niños tienden a ser influenciados por las formas del cuerpo de las personas que los rodean. Los investigadores se propusieron comprobar si los personajes de caricatura —o de cualquier otro personaje de ficción que se encuentran en programas de televisión, películas, anuncios, o video juegos— podrían tener la misma influencia.

Los investigadores entrevistaron a niños de 6 a 14 años y los dividieron en tres grupos: a uno se le mostró una imagen de un personaje de caricatura con un "peso normal"; a otro se le mostró el mismo personaje representado con sobrepeso, mientras que el tercer grupo vio la "imagen de control neutral". Después, se les ofrecieron dulces para darles las gracias por su participación.

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¿El resultado? Los niños que vieron al personaje más gordo comieron más del doble de dulces que el resto de los niños, esos pequeños glotones.

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Con esto en mente, los investigadores llevaron a cabo un segundo experimento en el que le mostraban a los niños al mismo tiempo tanto a los personajes de peso normal como a los personajes con sobrepeso. Una vez más, los niños tomaron más dulces después de ver al personaje con sobrepeso estuviera o no acompañado por el de peso normal.

Sí, la mera presencia de un personaje de caricatura gordo —incluso a lado de uno flaco— les daban ganas de atascarse de comida.

Los investigadores decidieron llevar a cabo un tercer experimento, pero esta vez le dieron a los niños una encuesta acerca de las opciones de alimentación saludables, ya fuera antes o después de ser expuestos a los personajes con sobrepeso y a los de peso normal, con una recompensa final de galletas. Por fin, ¡una buena noticia! Los niños que se vieron obligados a pensar en la alimentación saludable tomaron el mismo número de galletas, independientemente del personaje que hubieran visto.

No es por fomentar el cliché, pero es importante considerarlo. Si bien los niños deben entender que el cuerpo humano es hermoso en todas sus formas —esbelto, lumpen, carnoso, musculoso, con forma de pera, ¡como sea!— vale la pena recordar que los dibujos animados ovoides pueden hacer que tus niños tomen, babeando, un paquete extra de galletas Famous Amos.

Los investigadores incitan a que también los vendedores recuerden eso. Después de todo, ¿qué genio siniestro decidió que era una gran idea venderle a los niños papas fritas con Grimace, ese tótem obeso color púrpura?

Además, los autores del estudio señalan que "[los padres], educadores y personas interesadas en las políticas públicas deben ser conscientes del hecho de que los personajes en la vida de los niños, ya sea en un videojuego, en un libro, en un programa de televisión o en una película, probablemente influyan en su comportamiento. Los padres y otras personas deben estar atentos a lo que ven los niños y deben considerar separar la comida del entretenimiento".

Los investigadores sugieren también que "los juegos o concursos sobre opciones saludables justo antes del almuerzo se utilicen para reducir el número de decisiones pobres de alimentos que toman los niños". Claro, la educación es clave, pero siempre puedes alejar las galletas y los caramelos de esos nenes chillones.